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Mi Pepe Oneto

Eras de La Isla y una isla de gracia en aquella España donde alboreaba ya este periodismo agrio y desabrido

Antonio Burgos

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Te conocí en la Redacción del diario «Madrid» de Antonio Fontán, donde andabas como de becario, simultaneando con no sé qué otro menester en la agencia France Press, ¿o era en Colpisa? Fíjate si hará tiempo de aquello, querido Flequi de Cai (como te llamábamos ... cariñosamente servidor y tu leal escudero Enrique Montiel, almirante de las letras cañaíllas), fíjate si hará tiempo de aquello, que igual que yo era el corresponsal en Sevilla del diario monárquico y antifranquista que luego volaron, el de Barcelona era Enric Sopena y aún se firmaba «Enrique», en español. Luego, en este ancho mundo del periodismo, nos vimos en mil redacciones en las que trabajaste, siempre con San Fernando y Cádiz al fondo, siempre con tu flequillo desmelenado por la amura de estribor para tapar las entradas del estadio Carranza; siempre con tus camisas a rayas con cuello blanco, lo que te daba como un almidón del tiempo, casi de antepasado de ti mismo, de fundador del «Diario de Cádiz», más que de cronista y testigo de la Transición y de todas sus esperanzas en «Diario 16», en ese «Tiempo» tan feliz que nunca olvidaré, o en Antena 3, donde como director de informativos me llevaste con las dos Rosas, Villacastín y Quintana, para que hablara desde la salita de casa, porque sabías que los platós no son plato de mi gusto.

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