Cardo máximo
Como siempre
Lástima que enfrente no hayan tenido ni el Ministerio ni Adif a un alcalde dispuesto a batirse el cobre por sus conciudadanos
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLa noticia desvelada ayer sobre el maltrato del Ministerio de Fomento a Sevilla con la reordenación de los suelos aledaños a la estación de Santa Justa no es nueva. Me atrevería a decir que no es ni siquiera noticia puesto que no interrumpe o altera ... el orden natural de los acontecimientos, como nos enseñaban en la escuela de periodismo: lo normal es que Sevilla se convierta en caladero donde pescar plusvalías urbanísticas por parte de los grandes tenedores de suelo, a los que nunca les ha importado lo más mínimo la ciudad que dejaban tras de sí. Eso es la ciudad inevitable, la única posible que se abre paso entre los intereses particulares de espaldas al bien común. Esta voracidad por el aprovechamiento de los desarrollos urbanísticos no distingue ni a derecha ni a izquierda, pero tiene un elemento común en el desprecio con que desde Madrid se mira a la ciudad.
La historia de los suelos de Renfe (ahora Adif, desde que se separaron las empresas de infraestructura ferroviaria y la operadora de trenes) da para un libro. Literal. Lo tiene escrito bajo un título esclarecedor, 'Los suelos ferroviarios de Sevilla. Saqueo de la ciudad', Antonio Martín, que con parsimonia propia de amanuense se dedicó a rastrear en el catastro todas las operaciones con los terrenos ociosos conforme se iban levantado las vías. Y en todas ellas descubrió un denominador común: la insaciable ansia por hacer líquido el patrimonio inmobiliario que la ciudad había puesto a disposición de las compañías ferroviarias. Aquello dio hasta para una demanda en los tribunales que el pleno municipal elevó basándose en las investigaciones de Martín, quien cifró en 359.989 metros cuadrados la bolsa de suelo de la que se sirvió la entonces Gerencia de Infraestructuras de Renfe, de infausta memoria en aquellos finales de los 80 en puertas de la Exposición Universal de 1992 en que España era el país donde resultaba más fácil hacerse rico. Aquello salió por 443 millones de euros, según sus cálculos. La ciudad regala el suelo y otros se lo cobran, así ha sido siempre.
Así que una operación de 25 millones de euros sobre los terrenos de Santa Justa es apenas una bagatela. Lástima que enfrente no hayan tenido a un alcalde dispuesto a batirse el cobre por sus conciudadanos peleando hasta el último céntimo en beneficio de Sevilla en vez de favorecer los pelotazos diseñados en Madrid. Argumentar un supuesto criterio estético para tumbar la ordenación de Cruz y Ortiz porque había que ir a un proyecto de más rápida materialización para llenar las arcas de Adif es lo último que quedaba por escuchar en este bochornoso episodio del saqueo de los suelos ferroviarios que Sevilla viene escribiendo desde mediados del siglo XIX. Tristemente, todavía no se ha escrito el último capítulo. Continuará… como siempre.
Noticias relacionadas
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete