Andalucía, de cine

El trigo de Doñana

«De Espadas se dijo al principio que era un mero satélite de Pedro Sánchez. Aquí ha demostrado criterio propio. Otro se hubiera abrazado al discurso progre y dominante con tal de zurrar a Moreno»

El líder del PSOE-A, Juan Espadas, se ha enfrentado esta semana a su primer problema serio desde que fue señalado para la complicada tarea de devolver Andalucía al cortijo socialista, de donde algunos creen que no debió salir nunca.

Desde su propio partido lo ... han querido correr a gorrazos (con ecológica gorra de esparto) después de que su grupo parlamentario no se opusiera a la ordenación de los regadíos de Doñana promovida por el muy pepero y por ende enemigo de la naturaleza gobierno andaluz.

Es bien sabido desde el acertado aserto de Giulio Andreotti que no hay nada peor que un compañero de partido. Y Espadas se ha ha tenido que fajar duro para esquivar el linchamiento nacional al que ha sido sometido. Fuego amigo. Fiu.

Es lo que tienen estos tiempos líquidos en los que la política se gesta a golpe de tuit y eslogan facilón. ¡Cómo pueden los nuestros apoyar una medida tan manifiestamente antiecológica! El progresismo patrio, mientras deglutía fresas con nata, se tiraba de los pelos. Para qué ponerse a ahondar en el problema si lo sencillo es pintarse de verde. Sin más.

Ocurre que el Partido Sanchista, y por ende su correlato gubernativo, ni tiene memoria ni mucho menos vergüenza. Es cualidad fantástica que le favorece. Así estamos y así nos va. Pero esta vez se ha encontrado con la horma de su zapato, que como todo el mundo sabe es producto que elabora un Zapatero. Creyó haber encontrado un magnífico filón para atacar al Gobierno andaluz pero se estrelló con la dura realidad que procura uno de los refranes más viejos del mundo: no es lo mismo predicar que dar trigo. Incluso en Huelva. Ni que recoger frutos rojos.

Obligado por las circunstancias Espadas ha demostrado tener criterio propio. Se dijo al ser nombrado que era un mero satélite de Pedro Sánchez. Pero otro se hubiera abrazado al discurso progre y dominante, sin matices, con tal de zurrar a Moreno y su banda de hunos. Sólo faltaría que consiguiera convencer a los suyos para que se ejecuten las infraestructuras hídricas que hacen falta. Así hasta le invitan a fresas. Rojas, no verdes.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios