Andalucía, de cine
Humanidad
«¿Qué clase de persona es capaz de pasar sorteando un cuerpo boqueante sin tan siquiera llamar al 112?
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Iniciar sesiónCuando lo peor de la pandemia, fue lugar común la frasecita aquella de que saldríamos más fuertes. Mejores. Es cierto que la oscuridad de aquellos meses hizo aflorar inusitadas muestras de solidaridad. El vecino que le hacía la compra a los abuelitos del quinto A, ... escalera izquierda. El restaurante de carretera que ofrecía comida gratis a los transportistas. Los cartelitos en el portal de gente ofreciéndose a hacer para los demás lo que mejor supieran. Otro mundo parecía posible. Pronto, a medida que fue avanzando la llamada desescalada, supimos que recuperar la normalidad no iba a ser sólo poder acodarse en la barra de un bar.
El domingo pasado, un exconcejal socialista de Granada murió por las terribles lesiones que le provocó el brutal puñetazo que le propinó un atracador. Primera hora de la mañana, en pleno centro de la ciudad. Imaginen cómo sería el golpe que José Miguel Castillo terminó feneciendo en el hospital. Las cámaras de seguridad han revelado que hubo viandantes que presenciaron el atraco. No hicieron nada. El miedo es libre y esto, lamentablemente, podría ser hasta razonable. Ya saben. No te metas en peleas.
Pero es que no fue sólo eso. Castillo estuvo media hora agonizando tirado en el suelo sin que ninguna de las personas que por allí pasó diese la voz de alarma. ¿Qué clase de persona es capaz de sortear un cuerpo boqueante sin siquiera coger el teléfono y llamar al 112? No es fenómeno patrio. En plena calle de París, también ha muerto esta semana el fotógrafo de 84 años René Robert. Congelado porque nadie tuvo el ánimo de atenderle tras haber sufrido una caída que le dejó inconsciente.
Hemos conseguido, albricias, que los animales sean considerados seres sintientes. El maltrato al perrete es ya anatema y puede ser castigado. Se nos ponen las carnes de gallina escuchando a las greta thunberg de turno. Qué daño le estamos haciendo al planeta. Ay los pedos de las vacas. Todo fenomenal. Pero uno no puede dejar de preguntarse para qué, si antes de que se extinga ninguna especie, incluso antes de que demos por desaparecido cualquier ecosistema, parecemos empeñados en exterminar la humanidad. Más fuertes. Mejores. Je.
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