Andalucía, de cine
Terminator en el Ministerio
«Hay quien sigue empeñado en discriminar buenos y malos en función de la ideología»
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Iniciar sesiónUn año después de que se iniciara la pandemia, las administraciones públicas comenzaron a dar salida al fin a los primeros paquetes de ayudas para insuflar oxígeno a los empresarios golpeados por el Covid-19. Iba siendo hora.
Se produjo entonces una situación singular. O ... al menos así podría calificarla cualquiera que no conociera la surrealista realidad territorial que padece este país. Ocurrió que mientras que las ayudas de instituciones como las de la Junta iban llegando paulatinamente a las cuentas corrientes de los solicitantes, percibir las anunciadas por el Estado era cuestión más complicada que montar el Lego que sus majestades de Oriente dejaron el otro día en el salón para su niño. Y para usted.
De un lado, por la enmarañada redacción con que el Gobierno había planteado su dotación para pymes y autónomos. Un 'laberinto' burocrático con el que parecía incluso que pretendía que los fondos prometidos volvieran a sus arcas luego de demostrarse la imposibilidad de que fueran cobrados.
Pero de otro, la Junta acertó al poner a trabajar a un 'ejército' de robots informáticos (tecnología RPA, se llamaba la cosa) con los que evitar el colapso y agilizar la tramitación de los abonos justo en el momento que más urgente era que llegaran a sus destinatarios. Aquel contrato suscitó no pocas críticas e incluso alguna risita aviesa. Pero funcionó. Pregunte si no se lo cree a cualquier hostelero.
Casi un año después de aquello, acabamos de conocer que el proceso de reparto de los fondos europeos del Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia (el maná con el que deberíamos salir de ésta) está atascado por falta de personal. Que el organismo ministerial que debe garantizar la agilidad en los trámites funciona con poco más de la mitad de los recursos humanos que se estimaron en su día para garantizar su operativa. Un desastre.
Pese a todo, hay quien sigue empeñado en discriminar buenos y malos en función de la ideología. Cuando se está demostrando, incluso, que al frente de ciertos puestos de relumbrón, léase el Ministerio de Consumo, sería mejor contar con un robot. Ni Terminator lo haría peor.
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