Suscríbete a
ABC Premium

PÁSALO

Retrato adolescente

Nos lo pasamos de puto lujo. Y no teníamos más que el Torete

Félix Machuca

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Quiso ser un duro. Por eso le tocaba los timbales cuando le llamabas Tomalín. Un duro de película de Scorsese, con su rostro pugilístico, su melenita a lo Nick Nolte y su pose de jugador de rugby. Pero el duro era flan Dhul por dentro, ... dulce y tierno, que trataba de ocultar tras un escaparate tosco, hosco y bravo. A un tipo que le gustaba Janis Joplin, que usaba un tres cuarto cuartelero y el gañote lo calentaba con una pañoleta con varias temporadas en las ligas jipis, esas cuentas no le salían. Tomalín era Tomás Balbontín. Y lo que aquí les pinto aspira a ser el retrato de un periodista adolescente. Tres días después de inventada la imprenta nos conocimos en el periódico Sur/oeste, hasta donde llegó tras estar embarcado por no sé dónde. El caso es que compartíamos ambos el insultante salvoconducto de la juventud, pasaporte ese que hace creerte eterno y que no dura más de tres telediarios. Pero esos tres telediarios nos dieron para mucho. Para pasarnos libros de Anagrama, para hablar de Wolfe y su nuevo periodismo, para empaparnos el papo en las barras abiertas al amanecer, discutir sobre las letras de Silvio y, a escote, pagar un piso franco por San Jacinto para degustar la carne del amor impaciente… Qué carajo, nos lo pasamos de puto lujo. Y no teníamos más pegamoides en la cartera que el Torete…

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia