Sí existe
No hay quien niegue que haya crímenes horrorosos como el de Jennifer; tampoco Soto Ivars, por más categórico que sea el título de su libro
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Iniciar sesiónVAYA por delante que no he leído el libro de Juan Soto Ivars, como no hice con el de Juan del Val, y que quizá por ello no deba pronunciarme sobre ninguno de sus contenidos. Tampoco he visto el mapping de San Francisco, así que ... no acierto a recomendar la espera y la bulla en este tiempo gozoso de comidas de empresa y visitas exprés al Centro de la ciudad para disfrutar de lo bonita que está, con sus luces y sus adornos, su largo itinerario de belenes y sus zambombas, con cualquiera actividad que nos haga salir a la calle a gastar suela y sueldo. Reconozco que no siento Fomo, el miedo a estar perdiéndome lo que otros ya me cuentan en sus stories de instagram. Ni tengo la necesidad de hablar de todo asunto que se ponga sobre la mesa de actualidad, cuanto más polémica, más imprescindible en un foro en el que, como en el parchís, opina uno que sabe y salen veinte a comérselo. El bulo ha superado a la crítica como deporte nacional. Y la falsedad campa a placer por las redes sociales, pero también en la esfera de lo público. No hay peor mentiroso que el que está convencido de la verdad de sus embustes. En este tablero desquiciado ya no hay más espacio para tanto jaque mate. Prefiero seguir siendo un cuadro de bifrontismo a lanzarme a la confrontación.
Pero como tengo el privilegio de contar con este espacio, quiero reflexionar sobre la polémica de la presentación del ensayo de Soto Ivars 'Esto no existe. Las denuncias falsas en violencia de género'. Lo hago en el día en que probablemente se confirme un nuevo crimen machista en la provincia de Sevilla, el tercero en apenas poco más de tres meses. Jennifer, una joven colombiana de 30 años madre de tres hijos que se vino a España en busca de una vida mejor, vio truncada la suya por culpa, sólo por culpa, de un hombre. No hay quien niegue que se produzcan estos horrorosos casos, mucho menos el escritor, por más categórico que parezca el título de su controvertido libro. Tanto, que llegó a Sevilla y le montaron el pitote con más energía que fundamento, dándole aún más publicidad a su obra y alejando más las posturas. Este juego de la cuerda está a punto de estallar.
Como no me lo he leído, quizá me meto en terreno pantanoso, pero dudo de que el autor, tan mediático, haya escrito alguna palabra que refleje un mínimo reproche de la causa no feminista, sino humanista. Sí he asistido al intento de boicot, a la petición de que se anulara el acto, alegando que se celebraba en un espacio público (¿qué es RTVE?). Y ante los intentos tan zafios de recortar libertades y usar la cultura como pretexto, sí me rebelo y opino: «Juan, yo sí te creo».
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