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Tribuna Abierta

Pantonario estival: azul

Azul como las señales de la autovía, como una autopista hacia el cielo, como un viaje soñado, como un destino cuando el destino está cerca

Miguel Ángel Robles

Azul como un horizonte, como un océano, como una ruta de senderismo bordeando los acantilados de la costa vicentina, como el Atlántico desde el Pontal da Carrapateira, entre las playas de Bordeira y Amado, como una capilla al borde del mar. Azul como una piscina, ... como una toalla de baño de motivos marineros, como una tumbona y una sombrilla azules. Azul de puerto deportivo, de bermudas y zapatos náuticos, de lata de Nivea y pelotas inflables que siempre acaban extraviadas por el levante, por el poniente, o por el foreño, que es el viento que sopla en mi isla. Azul de vajilla de piso de playa, de vasos de vidrio azul y agua con mucho hielo, de frío de aire acondicionado a la hora de la siesta, de aparadores con tiradores azules, de puertas y contraventanas azules. Azul de azulejos y cerámica portuguesa, azul como Lisboa, como el mirador de Santa Lucía, como la Rua do Alecrim descendiendo a Cais do Sodré, como el paseo por la ribera del Tajo hasta llegar a la Torre de Belem, como las vistas desde cualquier calle empinada de la Alfama. Azul como el lago azul, como el primer baño con la primera novia, como la vida por delante cuando se es joven. Azul como esos muchachos que hacen surf, de torsos anchos y fuertes, y melenas onduladas. Azul como los ojos de las bronceadas rubias que los acompañan. Azul como la belleza despreocupada.

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