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puntadas sin hilo

En mi cama mando yo

El intervencionismo genital del Ministerio de Irene Montero deja en pañales al adoctrinamiento social del franquismo

Manuel Contreras

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Después de los esfuerzos del Gobierno por controlar nuestra economía, nuestro vocabulario, nuestra memoria, nuestra dieta o nuestro género, parece que le toca el turno ahora a nuestra intimidad. No me refiero a cualquier intimidad —el momento de la evacuación intestinal, por ejemplo, no han ... intentado regularlo todavía, aunque todo llegará—, sino a la del dormitorio. Al roce, al amancebamiento, al concubinato, al refregoteo, ya saben de lo que hablo. Ha asegurado la ministra Irene Montero que «va a tocar hablar de tener relaciones sexuales con la regla», y su asesora conocida como Pam —esa chica gordita o de morfología diferente, como dicen ahora, que cobra más de 100.000 euros al año— ha considerado «un escándalo» que el 75 por ciento de las mujeres españolas heterosexuales prefiera el sexo en compañía masculina y con todos sus avíos antes que en solitario. Para el Gobierno el escándalo no es que salgan a la calle violadores y pederastas por el dislate jurídico que ha cometido, sino que las féminas prefieran el chocolate con churros en lugar de solo.

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