Una nueva Catedral, mejor

Sin dejar de tener sus características espaciales, deben implementarse en el edificio usos mucho más lucrativos, tomando en consideración la cantidad ingente de personas que diariamente lo visitan. Estoy pensando en usos culturales, comerciales y, por qué no, incluso de hostelería, que resultarán mucho más lucrativos para la ciudad.

Por ello, estoy trabajando en mi estudio de arquitectura en un proyecto de adecuación de la edificación existente a estos usos que propongo. Así, por ejemplo, las vidrieras que cubren los ventanales góticos deben transformarse mediante su sustitución por otras que garanticen un confort térmico y acústico en los parámetros que manejamos en el tiempo presente. Ello simplemente las achicaría un poco, ya que será necesario implementar perfilería con rotura de puente térmico y dobles acristalamientos, pero su aspecto final será muy parecido al que estamos acostumbrados.

Respecto a los muros gruesos de piedra, evidentemente han de ser reemplazados. Carecen de aislamiento interior, por lo que se procederá a su demolición y reposición en los lugares actuales, con una gruesa capa de poliestireno extrusionado y dos aplacados exteriores de gres imitación piedra, que, respetando la estereotomía que tienen en estos momentos, resultarán muy parecidos a las fábricas existentes. Conseguiremos de paso cierto adelgazamiento de los paramentos verticales, liberados de su función portante por pilares metálicos embebidos en su interior, que dará como consecuencia algunos metros cuadrados útiles que también vendrán bien a las nuevas funciones. Dichos pilares nos asegurarán, además, una mejora en el comportamiento de todo el edificio ante cualquier eventualidad sísmica.

Y otro tema objeto del proyecto es la Giralda. Para las rampas, se propone sean cambiadas por tapices rodantes, por lo que el acceso al cuerpo de campanas será mucho más amigable y accesible para todas las personas, con independencia de su estado físico. El confort térmico y acústico quedará igualmente asegurado mediante la sustitución de los antiguos ladrillos musulmanes por generosas planchas aislantes con aplacados exteriores de ladrillos contemporáneos. Las campanas superan ampliamente los decibelios admisibles y son un peso muerto que pone en cuestión la solidez estructural de toda la fábrica. Por ello, serán renovadas por otras de material plástico, mucho más livianas y su sonido se reproducirá en altavoces que permitirán modular el volumen en función de las necesidades y del horario. Las reproducciones de este tipo de elementos que se realizan en la actualidad son tan fidedignas que sólo un ojo muy experimentado será capaz de distinguir los originales de las copias que ocuparán su lugar.

Ni que decir tiene que el Giraldillo, igualmente, será sustituido por una copia de cartón piedra que gire mucho más fácilmente con leves vientos y alivie el peso total que debe soportar la torre y los esfuerzos que, por tanto, sufre su estructura. Con ello, además, se consigue la liberación de la veleta original, que podrá ser musealizada, conservada adecuadamente y visitada por quien lo desee, previo pago de su entrada.

¿Qué les parece mi proyecto?

Espero que estén ahora mismo horrorizados ante la distopía que les estoy proponiendo. Pues sepan que exactamente esto es lo que los sevillanos estamos permitiendo que se cometa con el magnífico edificio de la Comisaría de la Gavidia.