Gustavo Gutiérrez y la Teología de la Liberación

Los impugnadores de la teología de la liberación han entronizado la persuasión de que se trata del lobo marxista camuflado con la piel del cordero del evangelio; pero no es así. Gustavo Gutiérrez dialogó con el marxismo, debatió con partidarios de la violencia revolucionaria y recuperó para la Iglesia católica banderas que el marxismo consideraba exclusivamente suyas, como arrogarse la representación «oficial» de los más pobres y desfavorecidos. ¿Cómo habría sido la recepción de la teología de la liberación sin el contexto de la guerra fría? ¿Sin las guerrillas latinoamericanas de los años 60? ¿Sin la ejecución del «Che» Guevara en 1967? ¿Sin la «guerra sucia» y los desaparecidos en Chile y Argentina? La teología de la liberación nació al mismo tiempo que la Revolución Cubana y el «Boom» latinoamericano, mas no como resultado de una operación sincronizada diseñada desde Moscú.

Más bien, la teología de la liberación debería ser considerada como la máxima elaboración epistemológica en lengua española, pues supuso la apertura de un campo de pensamiento dentro de una disciplina humanista donde la hegemonía la tenían teólogos como Karl Rahner, Hans Küng, Karl Barth, Romano Guardini o Edward Schillebeeckx. Así, en aquella especialidad dominada por la lengua alemana se colaron un teólogo peruano —Gustavo Gutiérrez— y un teólogo brasileño —Leonardo Boff—, quienes nunca hablaron en nombre de la desigualdad, porque ellos ya eran desiguales. El anticomunismo y el propio miedo al comunismo penalizaron a un movimiento que ahora mismo es reprimido y combatido por regímenes autoritarios como los de Daniel Ortega en Nicaragua y Nicolás Maduro en Venezuela, ambos populistas de extrema izquierda.

Gustavo Gutiérrez fue investido doctor 'honoris causa' por más de 15 universidades de todo el mundo, recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2003, y entre sus más de 20 libros deseo destacar 'Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente. Una reflexión sobre el Libro de Job' (1986) y 'Dios o el oro de las Indias' (1989), dos ensayos desconocidos en España y que podrían conjurar los prejuicios de unos cuantos detractores, pues Gustavo Gutiérrez jamás ha sido marxista y ninguno de sus libros hace apología del marxismo.

Recuerdo Gustavo Gutiérrez con cariño y admiración, pues fue mi profesor de teología en la universidad. Era lúcido, ejemplar y generoso. Gracias por tanto, padre.