VISTO Y NO VISTO
Faltan ingenieros
Una Transición ahíta de novelistas que no saben hacer novelas, y ayuna de ingenieros que sepan hacer un túnel
La bicha del Régimen
Satirizar la idiotez
En Madrid nadie conoce a Otamendi, que hizo el primer Metro (el primer billete expedido, el del Rey, que antes de marcharse a París envió su importe al ingeniero, quince céntimos, «cuyas monedas las pondré en un cuadro, como primer ingreso que tuvo la ... Compañía»), y tampoco a Melis, que soterró la M-30, lo que le valió para un documental en 'National Geographic', mas no para seguir en el ayuntamiento: «Me fui porque lo que me ofreció Gallardón me hubiera parecido bien cuando acabé la carrera y estaba trabajando en el Cargadero de Aaiún». En Madrid, el único ingeniero que suena es Juan Benet, que para los ingenieros es escritor, y para los escritores, ingeniero. Su legado, un manojillo de novelistas de la Transición que nunca se enteraron de la Transición. Perla de un académico de Úbeda recogida por García Viñó en 'La cultura como negocio':
–…y Joyce engendró a Faulkner, y Faulkner engendró a Benet, y Benet engendró a Marías, a Azúa o a mí…
Las Transición está ahíta de novelistas que no saben hacer novelas, y ayuna de ingenieros que sepan hacer un túnel. Tenemos ministros que gastan como marineros borrachos, pero faltan ingenieros, y faltan ingenieros porque faltan vocaciones, como en los seminarios de los 60. Lo dicen en el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas: las matriculaciones han caído un tercio en veinte años. Si se ha de vivir de lo público, a los chavales del Régimen les tira más la politología que la ingeniería, Gonzalo Miró que Torres Quevedo. Y adiós a la productividad. La ingeniería, recuerda Todd, implica lo relacionado con la producción de bienes materiales. Todd, que predijo la caída de la URSS por las tasas de la mortalidad infantil en los 70, predice la caída de los USA por la merma en la producción de ingenieros tras el abandono del trabajo manual, que viene de los 60. Con una población tres veces menor, Rusia produce hoy más ingenieros que América. En 2020, entre las personas con estudios superiores, la proporción que optó por la ingeniería en Rusia fue del 23,4 por cien, frente al 7,2 de los EE.UU.
–Podemos hablar de una fuga social interna de cerebros: hacia el Derecho, Finanzas, Empresariales y escuelas de negocios, donde los ingresos son superiores a los de la ingeniería.
Los economistas, explica Todd, no se contentaron con ignorar el fenómeno, y urdieron una absurda interpretación de los salarios más altos. Al constatar que, a más estudios, mejores ingresos, «estos listillos» consideraron que esos ingresos medían una mejora del capital humano: «No se les ocurrió que los estudios superiores en Derecho, Finanzas o Empresariales, lejos de mejorar las capacidades productivas de los individuos en cuestión, les otorgaban, en virtud de su posición social, una mayor capacidad de 'depredación' de la riqueza producida por el sistema». En resumen: la multiplicación de diplomados genera una multitud de parásitos.