Fiat 600e por el Cabo de Gata: por la costa más marciana de España

No es un territorio para los que les guste correr por sus curvas reviradas. Sin embargo, los que se adentren en los paisajes marcianos de Cabo de Gata deberían primar la belleza sobria sobre la idea de dejar marcadas las ruedas en las frenadas al entrar en las curvas.

La mejor manera de circular por un parque natural como el almeriense es hacerlo a bordo de un modelo que sea respetuoso con el medio ambiente, como es el Fiat 600e. Un modelo 100% eléctrico, que ofrece 400 kilómetros de autonomía, y que atesora los valores que invitan a proteger esos parajes.

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José Ramón Alonso Trigueros

Recorremos cerca de 250 kilómetros por autovía, a una media de velocidad por encima de los 100 km/h y llegamos al destino con un 15% de batería

Arrancamos desde la playa de Retamar, zona de veraneo llena de hoteles en la frontera del parque natural. La primera visita obligada es hacia el pequeño poblado de Cabo de Gata que está situado junto a las salinas a través de la carretera AL 3115 y que discurre pegada a la costa. Tras dejar las salinas enfilamos hacia el faro de Cabo de Gata, donde es parada obligada en su mirador para observar el arrecife de las sirenas.

Tras coronar el pequeño montículo hay que desandar el camino para regresar de nuevo a la zona de Retamar y buscar la carretera que de verdad nos va a sumergir en el parque natural, la AL 3201. En el cruce con la AL 3108 doblamos a la derecha en busca de San José, la población más grande de la zona. Un pueblo blanco que tiene aires ochenteros, pero en cuyo término se encuentran dos de las principales playas de Almería, Genoveses y Mónsul, arenales a los que se accede por una pista de tierra y que tiene limitado el acceso a un número de coches por día.

Hasta ese momento, el Fiat 600e ha demostrado que es un coche fiable, con muy buen agarre en curvas, a pesar de que el terreno de momento no es muy exigente. Su altura libre al suelo de 20 centímetros es más que suficiente sobre los caminos de tierra perfectamente compactados que nos llevan a las playas.

En el interior de San José, por sus calles estrechas, nos enfrentamos en un momento determinado a un desnivel significativo del 15%. Un reto que hace temer sobre la capacidad del vehículo, sobre todo por partir prácticamente desde parado. El Fiat 600e pesa 1.600 kilos en vacío y en el interior viajamos tres adultos, pero los 156 CV (115 kW) de potencia son más que suficiente para ascender sin problemas. En esta respuesta tiene mucho que ver el hecho de ser un vehículo eléctrico, que tiene una respuesta instantánea al acelerar.

Desde San José enfilamos hacia la AL 4200 en dirección a Rodalquilar. Dejamos a la derecha el desvío hacia la Isleta del Moro, una pequeña población con mucho encanto, y ascendemos hacia el mirador de La Amatista. Un punto elevado situado al borde del mar desde donde se puede contemplar prácticamente toda la costa del Cabo de Gata.

El descenso hacia Rodalquilar es quizás por uno de los paisajes más bonitos del recorrido por el parque natural. Nada más dejar la población a la izquierda sale el desvío del camino hacia el Playazo de Rodalquilar, un inmenso arenal en forma de herradura al que se llega a través de un palmeral que parece un oasis en mitad del desierto. A la izquierda de la playa se levanta la Batería de San Ramón, una fortificación del siglo XVIII.

Continuamos el recorrido hasta el cruce con la AL 3106 que tras un descenso pronunciado nos lleva hacia Las Negras. Aprovechamos la pendiente de bajada para pulsar el botón de 'brake' que aumenta la retención del coche y recarga la batería.

La población de Las Negras está a la sombra impresionante del Cerro Negro, cuyo perfil recuerda remotamente la cara de una persona. Su centro urbano no es muy extenso, aunque a su alrededor se ha construido bastante, pero siempre de una manera controlada.

El camino hacia Aguamarga, quizás la población más 'chic' de la zona, es por carreteras muy similares a las que habíamos transitado hasta ese momento. El Fiat 600e circula de forma suave y nos adentra en el pueblo, donde los restaurantes y chiringuitos copan la primera línea de playa. Frente al mar, a la derecha, se vislumbra la playa más bonita de la zona, cala de Enmedio.