Sexo, movilidad y roles de género: así conducimos los españoles

Estas cifras de la Encuesta de Movilidad en Día Laborable de 2017 de Barcelona, sitúan cómo se desplazan mujeres y hombres . Y otros como el Observatorio de Movilidad Metropolitana 2017 lo confirman. Este reunió datos de veinte ciudades españolas y en todas la mujer destaca como usuaria de transporte público. En Madrid superan a los varones en un 9%; en Barcelona, un 4%; y, en Málaga o A Coruña (33% varones-67% mujeres), los duplican. Y la Encuesta de Movilidad en la Comunidad de Madrid de 2014 apunta la «mayor proporción de mujeres» en medios no mecanizados, mientras que en vehículo privado hay «mayor representación de hombres» .

Quizás, porque, como dice Cristina Valdés («La Movilidad en la Comunidad de Madrid. ¿Una cuestión de género?»), «la mujer es más cautiva del transporte público debido a la menor disponibilidad de carné de conducir y porque, en hogares con un solo vehículo, el hombre dispone de él en primer lugar».

La Encuesta de Movilidad en Día Laborable también halla diferencias por sexo en el motivo del viaje. Los hombres viajan más por trabajo (21% ellos-16% ellas). Pero en compras cotidianas las mujeres (9,2) duplican a los varones (5,9), igual que si se analiza el acompañamiento y/o cuidado de personas, que motiva el 10,3% de los viajes de mujeres y el 6,7% de los hombres. Y en Bilbao, su Plan de Movilidad Urbana Sostenible 2015-2030 también detecta que, en viajes internos por trabajo «con origen y destino similar, los bilbaínos utilizan el vehículo privado en un 40% de los casos mientras las bilbaínas solo en el 10%».

Así, los datos confirman la diferente movilidad de mujeres y hombres. Pero, ¿por qué esas diferencias? Para Begoña Pecharromán , consultora de Antropología Social, en su ponencia «Movilidad y género», «hombres y mujeres realizan un número similar de desplazamientos, pero los de las mujeres son más cortos; se desplazan menos por trabajo y más por compras y tareas asociadas al cuidado, más andando y como pasajeras y utilizan más el transporte público».

Aunque «existen importantes variaciones en la forma de desplazarse de los diversos colectivos de mujeres: la edad, la maternidad, la situación laboral, el lugar de residencia (zona urbana o rural)…».

En los accidentes, tanto de un vehículo como de dos, la lesividad es más alta cuando conducen hombres. En los de un solo vehículo si conduce un varón, el número de víctimas mortales es el doble y el de heridos graves, un 44% superior. ¿Y con dos? «El número de muertos por ocupante, cuando ambos conductores son varones es el doble que cuando son mujeres y un 37,5 superior si la colisión implica a un conductor varón y a una mujer».

¿La razón? Ellos están implicados «con mayor frecuencia que las mujeres en accidentes de mayor severidad». Y el mayor número de infractores varones por velocidad, «es un indicador de circulación a mayor velocidad y de la probabilidad de sufrir accidentes y colisiones de mayor severidad que los experimentados por las mujeres».

Begoña Pecharromán pronosticaba que «los patrones de movilidad entre mujeres y hombres se van aproximando, pero de manera muy lenta». Por desgracia, lo hacen en accidentes laborales de tráfico. Según Fremap («Accidentes laborales de tráfico enero 2015-agosto 2016») «la siniestralidad se ha incrementado más en las mujeres (13,7%) que en los hombres (8,5%)» in itinere (ida o vuelta al trabajo) y porcentaje similares (12,6% y 8,3%) se dan en los accidentes en misión (durante la jornada).