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La fiebre de la oficina compartida
La crisis ha creado nuevas formas de emprender y entender el mercado laboral y se han creado nuevos lugares, como las áreas de «coworking», cada vez más extendidas
Un arquitecto técnico, un periodista, un licenciado en Administración y Dirección de Empresas y una contable... ¿Qué hacen juntos en una habitación? Aunque hay quien pueda pensar que detrás de esta frase esconde un chiste, en realidad se trata de algo tan serio como una sala en la que conviven diferentes empresarios y trabajadores autónomos que normalmente desarrollan actividades que poco tienen que ver entre sí. Una especie de «oficina compartida» que se está convirtiendo en la opción de muchos emprendedores por resultar más económico que comprar o alquilar un local propio y una alternativa a trabajar desde casa. Es la «fiebre» del coworking.
En España cada vez más proliferan este tipo de espacios y Guadalajara no es una excepción. Existen cuatro centros de coworking, entre ellos el del Centro Europeo de Empresas e Innovación (CEEI) de Guadalajara, un espacio que puede albergar hasta 17 emprendedores y que está ocupado en la actualidad por 14. Por unos 60 euros al mes, los usuarios pueden disfrutar, además de un escritorio, de un equipo informático completo, acceso a internet, asesoramiento desde su inicio, cursos de formación e incluso la limpieza de la sala que comparten todos los «coworkers» o empresarios que trabajan en ese espacio.
«Mi socio y yo nos planteamos alquilar o comprar un local, pero nos enteramos de la posibilidad del coworking y nos pareció una buena idea y que se ajustaba a nuestro modelo de negocio», explica Santiago. Su empresa, el diario digital Guadalajara Diario, cumple un año de «residencia» en el CEEI, siendo uno de los más veteranos, tanto en edad como en permanencia en la sala. A su alrededor hay una decena de emprendedores de sectores tan dispares como el catering, nuevas tecnologías, asesoría de empresas o energías renovables y gente de todas las edades que tiene en común su afán por emprender desde Guadalajara.
Con el pijama
«Si trabajas desde casa es muy difícil separar la actividad personal y laboral y muchas veces pasa que no te quitas el pijama en todo el día. El coworking te obliga un poco a tener un horario», comenta Esteban, quien ahora mismo se encuentra lanzando dos proyectos: CommentApps (una agencia de marketing para aplicaciones móviles) y Mobile Friendly Certified (analizan y certifican la adaptación de las páginas web a la navegación en dispositivos móviles).
Sin embargo, ese horario puede ser todo lo flexible que los coworkers quieran, ya que son ellos los que deciden cuándo acuden a la sala a trabajar o si se quedan en casa. «Yo llevo desde octubre y he venido poquito, pero a mí me gusta venir y siempre encontrarme a alguien», comenta Laura, de Imprentix.
Otro de los aspectos que destacan es precisamente esa relación entre compañeros que en realidad no lo son. «Si estás en casa, muchas veces parece que al único que le va mal a ti, y aquí, en contacto con los compañeros, te das cuenta de que todos hemos pasado por eso», dice mientras sus «colegas» asienten con la cabeza. Al contrario de lo que a priori pueda parecer, el hecho de convivir con diferentes personas para estos coworkers es más una ventaja que un inconveniente, sobre todo por las sinergias que se han creado entre ellos.
«Por ejemplo, yo llegué aquí y conocí a Verónica, que tiene una asesoría. Me pareció una chica competente y seria por eso decidí contratarla para que llevase mis cuentas». Verónica dirige Professional Nica, que asesora a microempresas como la de Esteban, además de solucionar las dudas fiscales de muchos de sus compañeros de sala. O Gema, de Energya Eficiente, una empresa dedicada al estudio y propuesta de ahorro en las tarifas de electricidad y de gas, ha colaborado con la empresa de Juan Carlos, ADM Reformas y proyectos. Y a su vez, Juan Carlos trabaja muchas veces codo con codo con Ángel, de Administración de Fincas Guadalajara.
Y así podría seguir la lista. «Cuando podemos colaborar entre nosotros, lo hacemos», asegura Gema. Es otra de las «consecuencias» de trabajar en un coworking.
Uno de los puntos clave para que un espacio de coworking funcione es la convivencia. Estos usuarios del CEEI afirman que, en su caso, no ha sido un problema, y que no han existido choques o roces. «Todos entendemos que hay que tener unas normas lógicas de convivencia. Solemos salirnos fuera a hablar por teléfono o hablar en tono bajo, para que esto no se convierta en un gallinero. Son cosas básicas», dice Gema.

