La oposición bielorrusa en el exilio llama al levantamiento contra Lukashenko

El pasado fin de semana, cuando llegaron las primeras noticias sobre la inestabilidad política en Rusia, recuperó la esperanza. «Esta situación le permitirá a Bielorrusia intentar recuperar su libertad», confía, y asegura que «desde hace tiempo existe un plan llamado 'Victoria' que prevé un escenario como el que se da ahora en Moscú y que «se activará en Bielorrusia en breve» para derrocar el régimen de Lukashenko.

Según ha publicado el periódico polaco Gazeta Polska, el Gobierno bielorruso en exilio, un «gabinete de transición» presidido por Svetlana Tijanóvskaya, se reunió el sábado en sesión de urgencia apenas llegaron las primeras noticias del avance de Wagner. Latushko, que se presenta como embajador plenipotenciario de este gobierno, asegura que «estamos en comunicación con socios internacionales en Francia, Ucrania, Lituania, Letonia y otros países para desarrollar una estrategia conjunta con ellos». «Trabajamos muy activamente», insiste.

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Además del equipo de crisis, el sábado ser unieron con carácter de urgencia en Polonia alrededor de una docena de organizaciones democráticas bielorrusas que a su vez están conectadas con los voluntarios bielorrusos que combaten en el ejército ucraniano del regimiento de Kalinowski, un grupo de milicianos que, bajo el lema «primero Ucrania luego Bielorrusia», lucha junto a las filas ucranianas. «Somos conscientes de que son parte del ejército ucraniano», admite Latushko, «por lo que dependen de una decisión de sus comandantes (…) pero están listos para actuar cuando llegue el momento».

En un mensaje publicado en las redes sociales el sábado, el Regimiento Kastuś Kalinoŭski anunció que se estaba «preparando» para acciones en Bielorrusia, aprovechando la rebelión en Rusia. «Sólo están esperando nuestra señal», asegura Latushko. El general polaco retirado Waldemar Skrzypczak, excomandante del Ejército de tierra polaco, adelantó el pasado 26 de mayo que «debemos estar preparados para apoyar a las tropas que se levantarán contra Lukashenko, porque es algo que sucederá con toda seguridad». Latushko cree llegado el momento, aunque reconoce que el acuerdo al que Putin parece haber llegado con Yevgeny Prigozhin puede aplazar el levantamiento.

La oposición bielorrusa se atribuyó el pasado mes de febrero el ataque con drones sobre un avión militar ruso Beriev A-50 estacionado en la base aérea de Machulishchi, cerca de Minsk, como prueba de su operatividad militar. Alexander Azarov, líder de la antigubernamental Asociación de Fuerzas de Seguridad Bielorrusa (BYPOL), publicó en Telegram detalles del ataque y anunció que «los partisanos bielorrusos están comprometidos y dispuestos a la expulsión de los nazis de nuestra tierra». Tijanóvskaya, mientras tanto, reprocha a Occidente que su indiferencia hacia la dictadura de Lukashenko favorece a Putin y pide que se utilicen «todas las herramientas legales disponibles para ayudar a restaurar la democracia en mi país». Intenta recabar apoyo político internacional con el argumento de que «Bielorrusia es extremadamente importante para la seguridad de la región: una Bielorrusia libre e independiente de Putin es crucial porque nuestro destino está entrelazado con el de Ucrania». Asegura que cuenta también con apoyo de parte del ejército bielorruso.

Lukashenko, por su parte, no es ajeno a este ruido de sables, aunque achaca la operación a los servicios de inteligencia occidentales, que en su opinión están detrás de los planes de la oposición. Según las autoridades bielorrusas, los servicios secretos occidentales están organizando una intervención militar en el país y «entrenando elementos de combate« en Polonia, los países bálticos y Ucrania, que luego serían probados en el este de Ucrania, según el jefe adjunto de la División de Investigación del Comité de Seguridad del Estado de Bielorrusia, Konstantin Bychek. Asegura tener pruebas de que estos combatientes se entrenan en Polonia, los países bálticos y Ucrania, para ser probados después en el campo de batalla en el este de Ucrania y regresar para preparar ataques y planes para una invasión armada del territorio bielorruso.