La estrategia Rusia con el grano para dejar fuera de juego a Ucrania
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Putin, en un comunicado del domingo 23 de julio, afirmaba sin género de duda que Rusia continuaría con sus esfuerzos energéticos para proveer suministros de grano, productos alimenticios, fertilizantes y otros bienes hacia África. Y añadía: «quiero dar garantías de que nuestro país es ... capaz de reemplazar el grano ucraniano tanto de forma comercial como gratuita, especialmente porque esperamos otra cosecha récord este año».
Al tiempo que criticaba el «acuerdo de granos», cuyo propósito inicial era garantizar la seguridad alimentaria mundial, reducir la amenaza del hambre y ayudar a los países más pobres. Pero apuntó que «se ha utilizado descaradamente ara el enriquecimiento de grandes empresas estadounidenses y europeas que exportaban y revendían cereales de Ucrania».
Emplear la seguridad alimentaria como moneda de cambio global no es algo nuevo, Putin anteriormente llegaba a un acuerdo en julio de 2022, con Turquía y las Naciones Unidas, que permitía desactivar el bloqueo de los puertos ucranianos en el Mar Negro para realizar envíos cruciales de grano.
En ese sentido, Martín Varsavsky, profesor de emprendimiento en la Universidad de Columbia , apostillaba a ABC que «una de cada ocho calorías que se consumen en todo el mundo salen por el mar Negro. Es decir, es un cuello de botella enorme». Y la cantidad de recursos que se mueven en la región no es desdeñable.
Una zona que como apuntaba José Manuel Sanjurjo, vicealmirante retirado y vicepresidente de la Real Academia de Ingeniería, es casi el ombligo de Europa. Subrayando con ello su importancia crucial para el espacio euroasiático.
Sin embargo, el 17 de julio de 2023 el Kremlin manisfestaba un cambio de rumbo y establecía 'de facto' el fin del acuerdo, alegando que no se había cumplido el pacto para la exportación de fertilizantes y alimentos rusos relacionados con la exención de sanciones. Y advertía que consideraría los buques de carga con destino a Ucrania como objetivos militares.
Rusia atacaba así con aviones no tripulados los puertos marítimos de Odesa. Y esta semana entraban en su punto de mira las infraestructuras a lo largo del Danubio, dado que Kiev, después de la interrupción del acuerdo, tenía una vía de exportación alternativa vital para conseguir sacar el grano. Antes de eso, el volumen de cultivos transportados a lo largo del río había alcanzado los 2,2 millones de toneladas en mayo , un aumento de casi 900.000 toneladas desde finales del año pasado, según Bloomberg.
Esta interrupción rusa hizo que Korir Sing'Oei, ministro de Relaciones Exteriores de Kenia, llegase a calificar la decisión de Putin como «una puñalada en la espalda de la seguridad alimentaria mundial» que puede desatar revueltas y una hambruna sin precedentes en lugares ya castigados del Cuerno de África como Eritrea, Djibouti, Somalia o Etiopía.
Un plan de largo recorrido
Sin embargo, 'The Financial Times' (FT) informa que Rusia tras retirarse del acuerdo comenzó a impulsar un nuevo plan para enviar su grano a África y dejar fuera a Ucrania. Una propuesta informal que hizo a Ankara(Turquía) y Doha(Qatar), por el que los qataríes pagarían por la entrega de grano ruso a los turcos, y de allí iría a distintos países de África.
Ya en otoño de 2022, Moscú puso por primera vez esta opción sobre la mesa, coincidiendo con que el Kremlin suspendía brevemente su participación en el acuerdo de grano. La idea era el suministro de un millón de toneladas de cereales a través de Turquía, sin embargo esa opción fue rechazada.
Ahora, una de las fuentes de 'The Financial Times' señala que ve como poco probable que Qatar apruebe la propuesta de Moscú. Mientras que los diplomáticos occidentales, aclaran al periódico que lo más probable es que se trate de grano ucraniano que los rusos han conseguido de los territorios ocupados. Además, las fuentes de FT aclaran que esperan que Putin anuncie formalmente este proyecto en la cumbre Rusia-África en San Petersburgo que se celebra el 27 y 28 de julio, y durante una visita a Turquía en agosto. Todos estos movimientos como un efecto dominó ponen en riesgo arrasan un status quo ya baqueteado por la prolongación del conflicto.
Como establecía José Matos, analista de Descifrando la Guerra en sus escritos , «definitivamente, la mundialización de la guerra se hará a través de los sistemas agrícolas y alimentarios... Y el poder alimentario , que es la capacidad que los países tienen de ganar influencia a través de los alimentos, será determinante y cambiante en los próximos años».
Grano, pero también fertilizantes
Desde 2022 se viene señalando que los rendimientos de Ucrania como granero del mundo serían suplidos por otros que buscan afianzar su producción como despensa global. Al fin y al cabo, está en juego un mercado del grano que Bloomberg valora en unos 120.000 millones de dólares. Ucrania y Rusia suman un tercio de las ventas mundiales del trigo, el 55% del aceite de girasol y el 17% del maíz y la cebada.
En conjunto, habrían exportado 16 y 14 millones de toneladas de maíz y trigo, respectivamente, solo en 2022, en cifras de la FAO. El verdadero problema no es solo la escasez de grano, sino de fertilizantes para producir grano. Y Rusia controla buena parte de la oferta de fertilizante mineral. «Es un problema geopolítico», afirmaba José María García de la UPV.
Su importancia se evidencia en las palabras del investigador canadiense Vaclav Smil: «Dos quintas partes de la humanidad están vivas gracias a los fertilizantes nitrogenados. Los fertilizantes químicos (nitrógeno, fósforo y potasio) triplicaron la producción mundial de cereales y eso se tradujo en el mayor crecimiento de la población humana que jamás haya visto el planeta».
En 2021, Moscú se situó como el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados y el segundo proveedor de fertilizantes potásicos y fosforados, según la FAO. Y en 2022 los precios de los fertilizantes se incrementaron un 40%. El problema es que este aumento se sumaba ya a una subida del 100% en 2021. Y a ello se une el cierre del mercado bielorruso, que exporta el 40% del potasio.
Suplentes
Eso hace inevitable la pregunta de cuáles son las alternativas actuales para el mercado. El informe Demeter ha hablado anteriormente de Siberia como una despensa a tener en cuenta en el futuro. En ese caso, Rusia tendría un peso geoestratégico aún mayor. «Ver a Siberia convertida en uno de los graneros del mundo no es una utopía», han afirmado los autores del informe.
Y en el informe señalan que en los próximos 60 años, si bien tendrán que enfrentarse a problemas climatológicos , el aumento de las temperaturas duplicará la superficie cultivable de Rusia, de 220 a 420 millones de hectáreas. y su producción cerealista pasaría de 150 millones de toneladas de grano al año a 1000 millones en 2080.
No obstante, más a corto plazo la búsqueda de candidatos ha colocado al Cono Sur en una buena posición de salida, concretamente a países como Brasil, Argentina o Paraguay. Suramérica responde por el 13 % de la producción agrícola global, el 16 % de las exportaciones del sector y atesora el 23% de las tierras cultivables disponibles del planeta , indicaba José Perdomo, presidente ejecutivo de CropLife Latin America, que lleva defendiendo desde 2019 que «la apuesta en tecnología consolidará a Suramérica como el granero del mundo».
Sin embargo, países como Brasil son altamente dependientes de los fertilizantes rusos para obtener su grano. Un círculo viciosos que llebva de nuevo a Rusia.
Este panorama es especialmente acusado en África, donde aún quedan millones de hectáreas de tierras en barbecho. El proyecto utópico de convertir el África subsahariana, históricamente uno de los lugares más hambrientos del planeta, en un nuevo granero del mundo ha desatado un apetito sin límite por parte de grandes corporaciones extranjeras.
Sin mencionar otros recursos en juego en los que también el continente es rico ha generado que «la apropiación de tierras por China o los países del Golfo sea creciente para asegurar las necesidades futuras de su población. Una suerte de neocolonialismo», comenta Jesús Gamero, colaborador de la Fundación Alternativas. Pero unas infraestructuras deficientes, mercados limitados, guerras civiles y la sequía obstaculizan este plan.
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Un círculo vicioso donde Rusia es sabedor de su peso en este tema. No en vano, en vísperas de la Cumbre Rusia-África, Putin manifestó estar trabajando para preparar un paquete impresionante de acuerdos y memorandos intergubernamentales e interinstitucionales con Estados individuales y asociaciones regionales del continente. Está por ver como retumbarán estas decisiones en el resto del mundo.
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