Se busca una solución verdadera para Irak
La sucesión de errores desde el final de la guerra ha propiciado el momento de máximo riesgo que vive la región

Se ha repetido hasta la saciedad: el conflicto que siempre quiso cerrar Barack Obama se ha convertido en un punto de inflexión para su Gobierno. Con él, han surgido las críticas más feroces contra su política exterior, cuestionada incluso por miembros de su partido y considerada hasta «culpable» del actual feroz avance yihadista.
Lo que ha ocurrido en los últimos meses ha provocado que, de nuevo, todos los límites que se puso el presidente de Estados Unidos para evitar una intervención en terreno iraquí se hayan superado con creces. Las decapitaciones de los periodistas James Foley y Steven Sotloff han servido al autoproclamado Ejército Islámico para seguir desafiando a quien pretenda entrometerse en sus objetivos, objetivos que pretende alcanzar a base de asesinatos, secuestros y actos que ya han sido calificados de «crímenes de guerra» por la ONU .
Si las imágenes de los asesinatos de los periodistas occidentales han consternado al mundo, los testimonios de supervivientes de los actos del EI revelados el pasado miércoles por Amnistía Internacional han puesto voz a un país que se derrumba y para el que parece que la solución nunca llega. De hecho, en el informe de AI se denuncia que lo que están haciendo los yihadistas en el norte de Irak es una «campaña sistemática de limpieza étnica en el norte de Irak».
Frenar la crisis actual
«Desde que el Estado Islámico capturó Mosul , han huido 830.000 personas. Básicamente, la mayoría son no árabes y no suníes. Esa huida se da por la campaña de limpieza étnica en el norte de Irak, que incluye crímenes de guerra, ejecuciones sumarias, secuestros masivos y también la destrucción de lugares de culto de comunidades musulmanas no suníes», explica a ABC.es Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España.
Así, todo este contexto pone de manifiesto hasta qué punto se ha hecho algo mal en Irak y queda en el aire la posibilidad de una verdadera solución al conflicto.
A nivel interno, entre las minorías étnicas y religiosas atacadas en el norte iraquí figuran los cristianos asirios, los chiíes turcomanos, los chiíes shabak, los yazidíes, los kakai y los mandeos sabeos, tal y como expone AI en su texto. Unas minorías que, en palabras de Beltrán, «no han sido protegidas por el Gobierno del país». «Esto se ha dado en un contexto en el que el Ejército iraquí ha exacerbado esta limpieza étnica armando lo que serían las milicias chiíes que luchan contra el Estado Islámico y haciendo la vista gorda hacia milicias sectarias. Esto ha provocado también que haya aumentado ese sentimiento de descomposición de Irak bajo la religión», añade el director de AI.
«No se ha implantado una cultura de derechos humanos, sino una cultura de represalia» Ante esta situación, surge la duda evidente de cómo ha podido evolucionar la crisis hasta este punto después de una guerra que, en teoría, dejó un Gobierno listo para asumir la transición del país. «En Irak, claramente, a nivel gubernamental y a nivel institucional no todas las minorías y no todas las religiones están representadas. También se ha llegado a una situación en la que se da un poder judicial prácticamente inexistente, dependiente del poder Ejecutivo y no se ha implantado una cultura de derechos humanos en el país, sino una cultura de represalia y de represión. Estamos hablando, por ejemplo, de que Irak ha llegado a ser el tercer país del mundo donde más ejecuciones ha habido durante los últimos años, algunas de ellas sobre criterios puramente religiosos», apunta Beltrán.
Por otro lado, si miramos más allá del Gobierno iraquí, también existe una responsabilidad internacional. «La falta de apoyo institucional exterior se suma a un hecho evidente que lleva a lo actual: desde enero hasta junio, el Ejército iraquí se ha ido retirando de zonas del norte de Irak y ha permitido que el EI haya ido ganando terreno y avance en su gran objetivo: borrar todo rastro de población no árabe y musulmana no suní». Así, en opinión de Beltrán, el Gobierno iraquí «ha fallado a la hora de proteger a estas comunidades desde hace 13 años. Por su parte, en lo que respecta a la comunidad internacional, muchas de las armas que en la actualidad tiene el Ejército Islámico fueron dadas al Ejército iraquí sin ningún tipo de control y han acabado en manos del EI».
Un futuro para Irak
La duda reside en qué hacer ahora ante una amenaza de las dimensiones del EI y con los antecedentes de la fallida gestión anterior que ha llevado a que, tal y como informaba este mes de agosto The New York Times» , el Ejército Islámico cuente también en sus filas con ex oficiales de Saddam Hussein.
«Hay varias posibilidades inmediatas y a largo plazo. La más importante es proteger a la población civil, a los que han huido. La mayoría están en la región kurda, en el norte de Irak, pero también en las fronteras de Siria y Turquía. Creo que lo primero es darles protección, lo segundo es darles asistencia -en todo esto hay una responsabilidad internacional- y luego, más a largo plazo, sin duda, lo que tiene que haber es la obligación del Estado iraquí de liberar a poblaciones enteras que están cautivas para que se conviertan al Islam, esto es una responsabilidad del Gobierno que tiene que hacer con o sin ayuda internacional y luego, muy importante: no exacerbar la situación desde el punto de vista étnico y religioso», concluye el director de Amnistía Internacional en España.
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