Las sobrinas de Carmen Sevilla aclaran la polémica generada a raíz de las cenizas de la artista

Fue el pasado 27 de junio cuando el corazón de la actriz y presentadora dejó de latir y desde entonces, son muchos los compañeros y amigos que han querido homenajear a una de las 'grandes de España'. La última, este 16 de octubre, una misa funeral organizada por las sobrinas de la actriz en el que sería su 93 cumpleaños.

Elena y Carmen, hijas de Pepe Galisteo, el hermano de Carmen Sevilla, organizaron este lunes una ceremonia en la parroquia San Francisco de Borja (Madrid) para homenajear a su tía junto a algunas de las personas más cercanas de la intérprete. A su llegada al templo se pudieron ver algunas de las caras más conocidas del panorama nacional como Marili Coll, Pablo Sebastian o María Rosa, quienes no han dudado en dedicar a la prensa allí reunida unas bonitas palabras en recuerdo de su gran amiga.

Aunque sin duda, la ausencia más notable ha sido la del hijo de la artista, Augusto Algueró, dejando claro una vez más que no le gusta prodigarse en este tipo de actos. Cabe recordar que tras su fallecimiento, su hijo informó a través de un comunicado público que «A lo largo de este proceso largo y doloroso para todas y todos nosotros y, especialmente, para mí, habéis respetado la privacidad que desde la familia os hemos pedido. Ahora ha llegado el final y nos toca despedirnos de ella. Lo haremos de una manera estrictamente íntima y familiar. Sé que vais a respetar nuestra voluntad, tal y como habéis hecho hasta el momento. Agradecemos muchísimo vuestra comprensión y todo vuestro cariño».

Por su parte, las sobrinas de Carmen Sevilla han explicado que han querido hacer esta misa en homenaje a su tía como un regalo de despedida hacia ella. Sobre la polémica con las cenizas de su tía. Hasta el momento, se supone que la parte principal de las mismas continuaban en el tanatorio hasta hace poco menos de una semana, cuando una de ellas recogió la otra parte. Elena y Carmen explicaron que le pidieron a su primor poder recoger parte de las cenizas para poder guardárselas y hacerse un relicario y que éste «me dio la oportunidad de recogerlas, las recogí y esa es la historia». Aunque en la recogida, al parecer, uno de los operarios les habría contado que la urna principal aún no habñia sido recogida por su hijo, la única persona autorizada para ello.