Shakira y Piqué: auge y decadencia dos años después de su divorcio

«Lamentamos confirmar que nos estamos separando. Por el bienestar de nuestros niños, que son nuestra máxima prioridad, pedimos respeto a la privacidad. Gracias por su comprensión», fue el breve texto con el que la pareja confirmaba su separación después de largos rumores sobre desavenencias y supuestos romances del jugador.

Pedían respeto por sus dos hijos, Milan y Sasha, de nueve y siete años, mientras Shakira se montaba de nuevo en la ola del éxito con el lanzamiento de su canción «Te felicito», el single de Shakira junto a Rauw Alejandro que tanto dio que hablar por su explícita letra: «Me lo advirtieron pero no hice caso, me di cuenta que lo tuyo es falso, fue la gota que rebaso el vaso».

En Barcelona decían que Shakira, de 47 años, habría pillado con otra a Piqué, de 37, y había testigos que aseguraban haberle visto de noche en los reservados de los clubs de moda de Barcelona. Ya no vivían juntos y el futbolista se había ido a su piso de soltero en el centro de la ciudad. Desde febrero no publicaban ninguna foto juntos. Lo siguiente fue un duro juicio por la custodia y negociaciones varias. Cosas que ocurren cuando se ha construido un patrimonio común cercano a los 350 millones de euros y la relación termina mal.

Además de la fortuna generada por su trabajo, Shakira posee a su nombre dos lujosas propiedades, una en Bahamas y otra en Miami, valoradas ambas en 15 millones de euros. Mientras, Piqué generó unos ingresos como futbolista de 75 millones, invertidos en varias empresas, y posee un ático en Barcelona valorado en cuatro millones y medio de euros.

Shakira volvió a Colombia, donde recibe a sus hijos tras el acuerdo de custodia al que llegó con su ex. «Paré mi carrera para que Piqué jugara al fútbol», diría. Pero desde allí retomó impulso y el 22 de marzo publicó su nuevo disco, con el explícito título (otra vez) de 'Las mujeres no lloran', qué básicamente va de la fortaleza con la que una mujer empoderada resurge tras una ruptura.

El álbum debutó en el número uno en Argentina y España, y entre los diez primeros en Austria, Portugal y Suiza. En Estados Unidos, alcanzó el primer lugar en Top Latin Albums y el número 13 en Billboard 200, y fue certificado siete veces platino por la Recording Industry Association of America (RIAA). Ahora prepara una apoteósica gira mundial y dicen que en 2025 se propone llenar cuatro veces el Santiago Bernabéu, el coliseo del Real Madrid, el equipo más odiado por su exmarido.

Piqué ha asistido al resurgimiento de su antigua mujer desde un curioso anonimato. Si habitualmente ha sido un hombre tremendamente expansivo que ha utilizado los medios, las redes y los canales de streaming para opinar de todo y dejar su marca polémica, en estos dos años ha ido desapareciendo del foco hasta alcanzar el casi absoluto anonimato. Lo que mejor parece ir es su relación con Clara Chía, de 24 años.

A finales del pasado mes, Piqué conoció que ha sido imputado en el marco de la investigación abierta por las presuntas irregularidades cometidas en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) durante la presidencia del controvertido Luis Rubiales. La magistrada ha imputado al ver indicios de delito en la comisión de 4 millones de euros al año que pactó por «intermediación» al llevarse la Supercopa de España a Arabia Saudí.

La jueza considera relevante el hecho de que Piqué fuese jugador activo del FC Barcelona, equipo de fútbol que participaba en la Supercopa, cuando se firmaron los acuerdos. Ya a finales de abril, la jueza había solicitado el bloqueo de las cuentas de Kosmos, empresa de Piqué investigada en el marco de la investigación. También ha requerido a cerca de 15 bancos información sobre 96 cuentas bancarias a nombre del exfutbolista.

Shakira y Piqué viven ahora a 8.500 kilómetros de distancia, pero la realidad dice que están todavía más separados, casi a años luz. Mientras la cantante recupera todo su brillo como superestrella de la canción, el exfutbolista contempla cómo la Justicia investiga sus negocios desde un anonimato absolutamente divergente a lo que siempre ha sido su naturaleza, la de un hombre tremendamente expansivo y provocador.