Un amigo íntimo de Bruce Willis afirma que el actor «ha perdido la alegría de vivir»

Una desoladola confesión que deja a sus seguidores y amigos muy preocupados

Talulah, la hija de Bruce Willis, da nuevos detalles sobre el estado de salud de su padre

Bruce Willis gtres

Fue a finales del pasado mes de febrero cuando la hija de Bruce Willis (68 años) escribió un comunicado en el que informaba que su padre sufría demencia frontotemporal, un trastorno cerebral que afecta principalmente al lóbulo frontal y al temporal del cerebro ... cuyos síntomas más evidentes son la pérdida progresiva de la memoria, trastornos de la conducta y poca empatía con el resto de personas.

Desde ese momento, las mujeres de su vida no se han separado de su lado ni un instante: su esposa Emma Hemming; sus dos hijas en común, Mabel y Evelyn; su ex Demi Moore; las tres hijas que tuvo a su lado, Rumer, Tallulah y Scout; y su madre, Marlene, de 87 años. Para todas ellas está siendo muy duro ver el deterioro del actor y están volcadas en sus cuidados.

Glenn Gordon Caron, quien fuese creador de la serie 'Luz de luna', interpretada por Bruce Willis en los años 80, y gran amigo del actor, ha estado muy pendiente de su colega en esta dura etapa que le ha apartado de su carrera en el cine, de su vida pública y también, según él, le ha quitado las ganas de continuar adelante.

En una entrevista concedida a 'New York Post' y tras haber visitado a Bruce Willis, como hace de forma habitual cada mes, reconocía no poder evitar mostrarse pesimista con la evolución que está teniendo su amigo: «Mi sensación es que durante los primeros uno a tres minutos sabe quién soy», reconoce Glenn, apenado por lo que ha visto recientemente: «Cualquiera que haya pasado tiempo con Bruce Willis sabe que no hay nadie que tuviera más alegría de vivir que él. Amaba la vida y adoraba levantarse cada mañana y vivirla al máximo». Pero esto ya no es así, porque asegura que «es como si ahora viera la vida a través de una mosquitera».

El director y guionista afirma que Willis ya «no se comunica verbalmente. Solía ser un lector voraz (aunque no quería que nadie lo supiera) y ya no lee. Todas esas habilidades lingüísticas ya no están disponibles para él; sin embargo, sigue siendo Bruce. Cuando estás con él sabes que es Bruce, y estás, agradecido de que aún esté ahí, pero la alegría de vivir se ha ido», reconoce entristecido.

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