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La nieta secreta de Putin que ha crecido en Alemania

Su hija Katerina ha tenido una hija fruto de su relación secreta con el exdirector del ballet de Múnich

Descubren el romance secreto de la hija de Putin con un director de ballet

Rosalía Sánchez

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El descubrimiento de que la pareja actual de la hija menor de Putin, Katerina Tikhonova, es el coreógrafo y exdirector de ballet de Múnich, Igor Zelenski, ha llevado a otro importante hallazgo sobre la familia del presidente ruso. Hasta su renuncia por «motivos privados familiares» y traslado a Moscú, a principios de abril, Zelenski ha estado compartiendo su vivienda en Múnich por largas temporadas con Katerina, que ha realizado más de 50 veces el vuelo de Moscú a Múnich en los últimos dos años y que no llegaba sola a la capital bávara.

El 9 de diciembre de 2019, por ejemplo, viajó con «una niñera, una profesora de piano y tres empleados del servicio secreto». La presencia de la niñera y la profesora ha permitido tirar del hilo a los investigadores de la plataforma ‘iStoies’ hasta confirmar que la pareja tiene una hija en común, que sería la tercera y desconocida nieta de Vladímir Putin.

Hasta ahora se conocía la existencia de dos nietos, hijos de la hija mayor María Vorotsova, pero la pista bávara ha llevado hasta el nacimiento, en diciembre de 2017, de una niña cuyo segundo nombre es Igorevna, que según la tradición rusa corresponde a la hija de Igor Zelenski. La niña ha crecido con un pie en Alemania y otro en Rusia, una infancia similar a la de su madre, que nació en Dresde en 1986, cuando Putin trabajaba para la KGB en la entonces RDA, la Alemania comunista. Katerina regresó con la familia Putin a Rusia tras la caída del Muro de Berlín y fue escolarizada en el Colegio Alemán de Moscú.

Amigos del ballet

Tikhonova estudió en Moscú Matemáticas y Física, antes de convertirse en la directora de Innopraktika, un proyecto de innovación multimillonario en la Universidad Estatal de Moscú, donde fue nombrada también jefa de un nuevo Instituto de Inteligencia Artificial en 2020.

En 2014, se casó con Kirill Shanalov, hijo de un oligarca afiliado a Putin, que se convirtió en accionista de la compañía petroquímica Sibur en ese momento y del que se divorció en 2017 sin haber tenido hijos. Solo un año después, Shanalov pasó a formar parte de la lista de sanciones de Estados Unidos. Se desconoce cuándo y cómo se conocieron Igor y Katerina, posiblemente a través de la afición de la hija de Putin por el baile del rock and roll, una disciplina en la que ha participado incluso en competición, lo que sí está claro es que ya eran amigos mucho antes del matrimonio de Katerina con Shanalov, al menos desde 2011, cuando Zelenski comenzó a dirigir el Teatro Musical Stanislavsky de Moscú.

Ocupó este puesto hasta 2016 y ahora se especula con la posibilidad de que buscase trabajo fuera de Rusia porque la pareja estaba ya pensando tener hijos y deseaba formar una familia algo más alejada de las intrigas del Kremlin. Su intención desde el principio, además, era mantener la existencia del núcleo familiar en secreto. Tanto Vorontsova, que estuvo casada con un holandés, como Tikhonova, que ha estado viviendo a caballo entre Múnich y Moscú, están ahora en la lista de sanciones europeas y ese sería el motivo por el que la pareja se ha trasladado con su hija a Rusia, a pesar de que aprecia enormemente la vida en Europa Occidental. Katerina Tikhonova posee una villa en el balneario de Biarritz, en el suroeste de Francia, donde ha estado disfrutando de fines de semana y vacaciones junto a su pareja y su hija hasta que los tres se han visto obligados a volver a Rusia.

Identidades falsas

Vorontsova, que se había instalado en Países Bajos, regresó a Moscú después de que el avión de pasajeros MH17 fuera derribado por un misil Buk ruso sobre el Donbass en 2014 y ha rehecho allí su vida. Zelenski, reconocido como un gran artista tanto en Alemania como en Rusia, podría estar destinado a dirigir el nuevo teatro musical en Sebastopol, un proyecto de prestigio iniciado por Putin, cuya construcción está aún en fase inicial. Putin rara vez ha hablado de sus dos nietos mayores y nunca sobre esta tercera. Solo en 2017, en las largas entrevistas con el director estadounidense Oliver Stone, transmitidas por el canal Showtime, reconoció que le había hecho «muy feliz» ser abuelo e insistió en que «no quiero que crezcan como príncipes, quiero que sean personas normales».

Por seguridad y anonimato, tanto en Rusia como en Alemania sus hijas y nietos viven bajo pseudónimos. Katerina ha estado entrando en Alemania con un pasaporte emitido por Rusia con el apellido falso Kuznetsova. Los servicios de inteligencia occidentales sospechan que tanto estas dos hijas como otros vástagos no reconocidos y cuya identidad se pierde en Suiza, ocultan propiedades de Putin en el extranjero, al igual que su actual pareja, Alina Kabaeva, la primera dama en secreto de Rusia.

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