Suscribete a
ABC Premium

Kiko Matamoros tiene biblioteca, y cabaré

Peor es ponerse a hablar de las miserias de la vida de los otros. Que, por cierto, tanto se aplaude en los platós de corrala que él domina

Joaquín Prat arremte sin piedad contra Kiko Matamoros

Kiko Matamoros GTRES
Ángel Antonio Herrera

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Lunes

Kiko Matamoros reside ahora en las lejanías de esa isla del concurso, pero está muy cerca, porque Kiko habla con más crudeza confesional que un poeta de la generación 'beat'. Lo último son unas palabras de osadía, contra sí mismo, por el trato ... que a veces dio a su familia, y por la larga caminata de consumidor de droga. A Kiko le han dicho de todo, menos temerario, y naturalmente le han replicado que hace apología de la droga. Yo creo que Matamoros es un temerario, pero no por decir ahora lo que ha dicho, sino por su afán de riesgos, en general, por su empleo de alegre pirómano, por su arte de chulerías. Al señalarse cocainómano, Kiko no ha hecho sino orear ante un público lo que otros mantienen en secreto, a menudo toda una vida. Allá cada cual. No animo yo a que el famoso vaya por ahí contando si le pega mucho o poco al agua mineral, o bien a otros frascos, pero obviamente cada uno es dueño de narrar las confidencias más recónditas, porque se trata de revelar o no revelar las deshoras de la propia vida. Kiko sabe que la droga encierra un daño, a veces incurable, porque ha frecuentado los límites, y también sabe que no hay veneno sino dosis, que dijo un día un clásico de los que a veces él lee. Tiene biblioteca, y cabaré, y probó los venenos. Sabe Kiko las reglas del fuego. Peor es ponerse a hablar de las miserias de la vida de los otros. Que, por cierto, tanto se aplaude en los platós de corrala que él domina.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia