La Parrilla de la Reina, una parada secreta en Gran Vía

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El local ofrece tapas y raciones castizas para amenizar un paseo por la calle más famosa de Madrid

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El cono de patatas hojaldradas de La Parrilla de la Reina

Encontrar en la misma Gran Vía de Madrid un lugar donde comer comida española sin caer en una franquicia o en las paellas enlatadas para turistas no es tarea fácil. La Parrilla de la Reina abrió a finales de 2020 y su estrecha ... entrada, aunque pintada de rojo intenso y con grandes carteles, puede pasar desapercibida para quienes transitan la céntrica calle admirando su imponente arquitectura y su trasiego. Pero no debería. Dentro se esconde un local muy animado, de carácter cañí e informal, en el que la cocina castiza y las brasas resuelven la cita con solvencia.

Los cocineros Daniel Larios y Moisés Fernández están continuamente buscando propuestas para retomar platos y usos tradicionales dándoles un punto actual. Si hace un tiempo jugaron con la recuperación del bocadillo de panceta, en su caso ahumada y acompañada de pimiento verde asado y mayonesa de jugo de carne y lima, esta temporada han decidido ofrecer un menú de mediodía que, entre semana, hace muy bien el apaño (tiene dos versiones, Combinado y Especial, a 13,50 ó 15,50 euros, ambas con pan y postre o café).

La Parrilla de la Reina

  • Qué pedir: Sus patatas fritas, sus croquetas, su hamburguesa.
  • Perfecto para: Una parada técnica en un paseo por el centro.
  • Precio caña: 2,50 euros.
  • Precio croqueta: 2,10 euros.
  • Dirección: Gran Vía, 10.

Como su nombre indica, este restaurante de carta breve tiene una importante parrilla, que está a la vista en medio del local y de la que salen sus mejores productos, como sus carnes de ternera, pollo (este con un toque latinoamericano, presente en otras recetas) o hamburguesas. También su exitosa patata asada con su 'crema secreta', que se cocina envuelta en papel de aluminio entre las brasas (5,50).

Arriba, la barra de La Parrilla de la Reina. Abajo, sus croquetas y su plato combinado.

Si lo que se busca es hacer un alto reparador en medio de una ruta céntrica, y solo picar algo en su larga barra de la entrada acompañando un vino, refresco, vermú o caña, triunfan su empanadas de carne de ternera a la argentina (5,50), su ensaladilla rusa de atún y langostinos (12,50), sus croquetas de jamón o de boletus (2,10 la unidad; 6,00 media ración; 10,50 ración) y, sobre todo, su cono de patatas bravas hojaldradas (10,50).

Aunque joven en la nada fácil Gran Vía, este restaurante de estridente decoración -en las paredes hay desde cerdos pastando hasta coloridos azulejos, carteles y murales- se apoya en la experiencia de sus hermanos mayores, que están a solo unos pasos: Mercado de la Reina y Museo Chicote, y hasta de sus primos, la Terraza de la Reina y Diurno, todos del mismo grupo.

La Parrilla de la Reina tiene un ambiente animado de taberna de toda la vida (así se llamó primero, de hecho, antes de rendirse a las brasas), algo que allí, tanto foráneos como locales, agradecen.

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