Arraigo: cocina de fuego lento en Posada de Llanera

Cocina de fuego lento que da protagonismo a los fondos. Y al sabor. Todo a partir de producto cercano, parte de él procedente de las huertas que Ángel y su mujer tienen en una aldea próxima. El cocinero bucea en la tradición, aunque sus platos son actuales, y bucea también en las raíces de su tierra, aunque no es la suya una cocina propiamente asturiana. Sumen las bonitas presentaciones de los platos que demuestran cuidado en los detalles.

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La dificultad de aparcar cerca y un comedor un tanto desangelado no ayudan demasiado, pero vale la pena acercarse hasta Posada para comer en esta casa. Omar García atiende la sala con profesionalidad y ofrece una carta de vinos más que razonable, con buena presencia de los asturianos.

Hay carta y hay un menú degustación (70 euros) que permite descubrir lo mejor de esa carta. Para empezar, unas delicadas cebollas rellenas de bonito (18) muy por encima de la media de las que se ofrecen en Asturias, tan tiernas que se deshacen. Como pega, un exceso de dulzor en la salsa, que es el de las propias cebollas pero que habría que intentar rebajar porque pesa demasiado.

Notables unos piquillos de la huerta del cocinero rellenos de brandada de bacalao con un potente jugo de pimiento asado (19). Gran plato la albóndiga de centollo (8,50 la unidad) en un caldo muy concentrado y con mucho sabor. Baja puntos el calamar de potera (23) con caldo de cocido y caviar cítrico, una combinación algo deslavazada a la que no ayuda tampoco la textura del calamar. Los pescados van cambiando en función del mercado.

Arraigo

• Dirección: Avenida de Oviedo, 19. Posada de Llanera (Asturias). Tel. 984 18 35 17. Cierra lunes, martes, miércoles y noches de jueves y domingo. www.arraigorestaurante.com
• Lo mejor: los fondos.
• Precio medio: 65 euros. Menú degustación: 70 euros.
• Calificación: 7.

El día de mi visita era rubiel (25), presentado sobre caldo de jamón y trompetas amarillas. Muy bueno. Para rematar, una costilla deshuesada del tan de moda gochu astur-celta (23). Ángel la acompaña con piña y hierbabuena, un acierto porque ambos ingredientes van muy bien con la costilla y la aligeran. El buen nivel de los platos salados no se mantiene en los postres. Se nota que el cocinero no es repostero.

Se salva el tradicional arroz con leche (6), que es la mejor opción, mientras que fallan otros más actuales como la panacota con frutas inyectadas y sorbete de mandarina (7). Las frutas anulan a la panacota, que además resulta demasiado entera. Pero prescindiendo de esta parte dulce, en Arraigo se come francamente bien.