TCA, trastorno de conducta alimentaria: «Los errores que no debes cometer y que alimentan la culpa en tu hijo»
Más allá de conseguir una buena relación con la comida, una verdadera recuperación de un TCA implica aprender a manejar las emociones sin recurrir a conductas propias del trastorno
Madrid
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Iniciar sesiónHoy, 30 de noviembre, se celebra el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), una jornada especialmente significativa puesto que, según datos de la Clínica López Ibor, los TCA han experimentado un incremento notable en España en los ... últimos años, «especialmente entre adolescentes y jóvenes adultos, un grupo especialmente vulnerable a la presión estética, al rendimiento académico y a la exposición constante a modelos irreales en redes sociales», asegura Belén Reguera, especialista en TCA de esta clínica.
Presión estética, exposición de cuerpos perfectos (irreales) en redes sociales... ¿Hay algo que puedan hacer los padres para luchar contra estas amenazas?
Los padres pueden acompañar desde un apoyo empático, evitando comentarios sobre peso, cuerpo o alimentos «buenos y malos». Es importante promover una comunicación abierta y revisar también la relación que la propia familia tiene con la comida, porque muchas creencias y hábitos nacen en el hogar. Escuchar sin juicio y fomentar una visión crítica sobre los estándares irreales que muestran las redes sociales ayuda a reducir su impacto.
¿Cómo se puede identificar que un supuesto «estilo de vida saludable» en un joven está empezando a convertirse en un comportamiento de riesgo?
Algunas señales de alerta incluyen una preocupación excesiva por comer 'sano', la demonización de ciertos alimentos, cambios bruscos en los hábitos alimentarios, comer en secreto o hacer ejercicio de forma rígida para compensar ingestas. Estos comportamientos, cuando dejan de tener un fin de autocuidado y se vuelven obsesivos, pueden indicar riesgo de TCA.
¿Por qué evitar comer en familia o hacerlo a escondidas puede ser una señal temprana de un TCA?
Porque es una forma de ocultar cambios en la relación con la comida y con el propio cuerpo. Evitar las comidas grupales o hacerlo en secreto suele aparecer cuando el joven siente ansiedad, culpa o miedo en torno a la alimentación, y puede ser una señal temprana de que está empezando a desarrollar un trastorno.
¿Qué indicadores emocionales deberían alertar a familias sobre un posible inicio de TCA?
Cambios emocionales como ansiedad, tristeza, irritabilidad, aislamiento o una preocupación creciente por el peso y la figura pueden ser señales de alerta. Hablar demasiado de comida o imagen corporal también puede indicar que algo está empezando a ocurrir.
Una vez que la sospecha pasa a ser una confirmación, ¿cómo deben actuar los padres? ¿Es cuestión de vigilar y obligarle a que ingiera toda la comida que hay en el plato?
No. La clave no es controlar ni obligar, sino acompañar desde la empatía. Forzar la ingesta puede aumentar la ansiedad y fortalecer el trastorno. Lo más adecuado es ofrecer un entorno seguro, escuchar sin juicios, evitar confrontaciones y buscar ayuda profesional especializada, porque los TCA requieren intervención clínica, no disciplina alimentaria.
¿Cómo pueden las familias evitar comentarios o actitudes que, sin querer, refuerzan el trastorno o la culpa?
Evitando frases que trivializan el problema o que se centran en el cuerpo o la cantidad de comida: «estás demasiado delgada», «come un poco más», «una comida no te va a engordar»… Estos comentarios, aunque bienintencionados, aumentan la culpa. Es fundamental no hacer distinciones entre alimentos «buenos o malos» y mantener conversaciones centradas en el bienestar emocional, no en el peso.
¿Qué cambios deberían realizar los hogares en su relación con la comida para prevenir TCA en jóvenes?
Revisar y mejorar la relación que los adultos tienen con la comida y con sus propios cuerpos, evitar discursos dietistas o restrictivos, no comentar sobre el peso y fomentar un ambiente donde la comida no sea un motivo de tensión ni de culpa. También ayuda promover una visión flexible y equilibrada de la alimentación.
¿Cuándo es inevitable pedir ayuda médica profesional?
Cuando aparecen comportamientos de riesgo sostenidos en el tiempo, cambios emocionales importantes o señales claras como evitar comidas, hacer ejercicio para compensar, demonizar alimentos, o cuando la familia siente que la situación supera su capacidad de acompañamiento. Los TCA son enfermedades complejas que requieren siempre intervención profesional.
¿Qué ayuda a estos jóvenes realmente a su verdadera recuperación?
La recuperación real implica mucho más que normalizar el peso. Incluye mejorar la relación con la comida y con el cuerpo, reducir conductas extremas como el ejercicio compulsivo o los atracones, y aprender a manejar las emociones sin recurrir a conductas propias del trastorno. El apoyo familiar, la empatía y la intervención profesional son claves.
¿Cómo viven estos jóvenes afectados la época navideña, especialmente marcada por comidas y cenas familiares?
La época navideña suele ser especialmente complicada para muchos jóvenes con una mala relación con la comida. Son fechas donde nos reunimos alrededor de la mesa y en un ambiente donde la comida es protagonista. Esto puede generar una enorme anticipación, ansiedad y miedo, porque para ellos no se trata solo de «comer» y compartir tiempo con personas allegadas, sino de enfrentarse a uno de los síntomas más sensibles de su problemática.
Además, las reuniones familiares pueden añadir presión: comentarios sobre la cantidad que comen, el aspecto físico o «lo bien que se les ve» pueden vivirse como muy intrusivos. Muchos jóvenes llegan a estas fechas agotados por la necesidad de planificar, evitar conflictos o aparentar normalidad, y pueden sentir más aislamiento o culpa si no logran ajustarse a las expectativas sociales. También es común que experimenten mayor rigidez, pensamientos obsesivos o conductas compensatorias por el miedo a «perder el control». Por eso, para muchos, la Navidad no es una celebración relajada, sino un periodo de alta vulnerabilidad emocional.
Acompañarles pasa por entender este sufrimiento, evitar comentarios sobre la comida o el cuerpo y aprender a poner límites asertivos si se produces, y ofrecerles apoyo y seguridad. Con un entorno sensible y una estructura flexible, estas fechas pueden vivirse de forma más llevadera.
Y en el entorno escolar, ¿a qué señales deben estar atentos los docentes?
Deben fijarse en cambios en los hábitos alimentarios, en si el estudiante evita el comedor o actividades relacionadas con comida, se muestra a la defensiva ante el tema de la imagen corporal, hace ejercicio excesivo o se aísla. También en cambios emocionales como ansiedad o tristeza. Si sospechan, deben hablar con el alumno desde la empatía y derivarlo a profesionales.
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¿Qué señales indican que un joven está avanzando hacia la recuperación emocional y no solo física?
La capacidad de comer sin ansiedad, la disminución de conductas extremas, una mejor aceptación de su imagen corporal y la posibilidad de gestionar emociones y situaciones difíciles sin recurrir a conductas del TCA. La evolución se ve cuando la relación con la comida y con el cuerpo se vuelve más flexible, tranquila y funcional.
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