Lo último contra el Alzheimer: Espacios de reminiscencia ambientados en los años 50 en las residencias

En muchas residencias de esta cadena cuentan ya con espacios específicos con mobiliario de los años 50 o 60 (televisor antiguo, cuadros de la época, un gramófono…) para trabajar esta reminiscencia.

Se emplea con todos los perfiles de residentes y, tal y como asegura la psicóloga Inmaculada Morcillo, de Orpea Santo Domingo, «en los mayores con Alzheimer notamos el cambio desde el primer momento. Al entrar en la sala recreada comienzan a rememorar recuerdos que en otro tipo de terapia no serían capaces de traer a la memoria. Sus familiares también notan que esta estimulación favorece el estado de ánimo y las ganas de conversar de los mayores».

Esta terapia forma parte de las Unidades Protegidas de Alzhéimer y otras Demencias (UPAD) de muchas residencias de la cadena. Estas unidades están adaptadas al perfil de estos mayores y tienen como objetivo ralentizar el avance de la enfermedad cuando es posible. ¿Cómo? Ofreciendo un entorno adaptado para los mayores que padecen esta enfermedad y les bridan terapias especializadas en lo cognitivo, lo físico y lo social .

La UPAD, explica Isabel Gesto, directora de la residencia de Orpea A Coruña, que cuenta con una de estas unidades, representa «un nuevo estadio en el cuidado de estas personas, al adaptarse el centro, sus horarios, profesionales y terapias a la situación y circunstancias de cada residente en base a las alteraciones conductuales que provoca la demencia».

Los residentes, continua Gesto, «participan, por ejemplo, en ejercicios con animales o videojuegos, musicoterapia, memorización o sesiones de estimulación sensorial. En este último ejemplo se emplean salas las salas Snoezelen, las cuales recrean atmósferas que proporcionan sensaciones agradables, con el fin de producir bienestar emocional e incentivar las capacidades físicas y cognitivas«.

En esta enfermedad los familiares sufren tanto o más que el mayor, al tener que ver desaparecer la memoria del ser querido que conocieron. Por eso, las residencias, aseguran ambas expertas de Orepa, «los tienen muy en cuenta dentro de su esquema de atención. Están involucrados en el día a día de los centros, pueden comer con los mayores o plantar verduras u hortalizas junto a ellos en los huertos terapéuticos de los centros tenemos por el territorio nacional».

Además, estos centros han desarrollado una iniciativa única llamara «Café Alzheimer». Se trata de encuentros mensuales que funcionan como grupos de apoyo que sientan a familiares con psicólogos y otros profesionales de los centros, con dos objetivos: ayudarles a comprender la enfermedad, su alcance y desarrollo, así como animarles a que expresen en público y compartan sus temores y preocupaciones.

Se trata de implicar a los familiares, darles apoyo y pautas para tratar al mayor con Alzhéimer. La socialización resulta vital a la hora de retrasar el deterioro cognitivo, y por eso es tan importante el papel de las familias en esta batalla. Una batalla en la que el trabajo conjunto de profesionales sociosanitarios y seres queridos es la máxima garantía de cuidado a estos mayores hasta que llegue la ansiada cura.