Carlos Mazón: «Reduciremos 600 millones de euros en grasa inservible del Gobierno de Ximo Puig»
El próximo presidente de la Generalitat Valenciana, que será investido el jueves tras pactar con Vox, considera que «lo mejor que le puede pasar a España» es un gobierno en solitario de Alberto Núñez Feijóo
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Mazón, el chico que será presidente
Toni Jiménez y Alberto Caparrós
VALENCIA
Carlos Mazón Guixot (Alicante,1974) concede a ABC su primera entrevista en un medio impreso tras ganar las elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana y firmar un pacto de gobierno con Vox que le permitirá ser investido como presidente de la Generalitat el ... próximo jueves. Pese a ello, ante la nueva cita con las urnas del 23 de julio, tiene claro que «lo mejor que le puede pasar a España es un Gobierno en solitario de Feijóo».
Mazón defiende que lejos de asumir las tesis de Vox respecto a la violencia machista, bajo su mandato «habrá pasos adelante en defensa de la mujer». También anuncia que reducirá 600 millones en gastos superfluos en forma de «grasa» administrativa que hereda de Ximo Puig.
—Su investidura gracias a un acuerdo de gobierno con Vox, en plena campaña de las generales, ¿puede interferir o tener algún efecto positivo o negativo para las posibilidades de Alberto Núñez Feijóo?
—Poner en marcha el cambio es siempre positivo. En la Comunidad Valenciana se ha establecido como crucial y voy a trabajar para que el protagonismo que nos ha dado no sea solamente mediático o electoral, sino de influencia real. El cambio es muy positivo para el Partido Popular y para España. Solo va a traer cosas buenas, se lo puedo garantizar.
—¿Cree que el modelo de coalición puesto en marcha en la Comunidad Valenciana puede ser extrapolable en el caso de que Feijoo necesite a Vox para llegar a la Moncloa?
—Son casos distintos. Las elecciones autonómicas son elecciones autonómicas. Aquí ha habido un resultado muy claro, pero a nadie le cabe duda que yo en todo momento buscaba un gobierno en solitario del PP, que es lo mismo que deseo, quiero y trabajo para que ocurra en las elecciones generales. Sigo diciendo que lo mejor que le puede pasar a España es un gobierno en solitario de Alberto Núñez Feijóo. Los españoles serán los que tengan la última palabra. Yo lo perseguí, incluso después del 28 de mayo. Mi primera llamada fue a Ximo Puig, que decidió no acudir a una entrevista. Después hablé con Compromís, que nos dio una respuesta parecida, pero al menos Joan Baldoví vino a la reunión. Y luego hablamos con Vox, a quienes quiero agradecer que hayan puesto mucho de su parte para que el cambio sea posible, porque es lo que mayoritariamente ha votado la gente.
—¿Está previsto que Feijoo le acompañe en la investidura o la toma de posesión?
—Se ha encargado tanto Pedro Sánchez en tratar de alterarnos esta campaña, que las agendas van a ser muy complicadas. Estaría encantado. En cualquier caso, la dirección nacional del PP estará presente. Ahora el objetivo fundamental no es un acto protocolario, la prioridad de Feijóo es hacer extensible el cambio a toda España y tiene mi apoyo.
Violencia intrafamiliar
«No hemos asumido ninguna tesis ajena sobre la violencia machista. Vamos a dar pasos adelante en la defensa de las mujeres»
—¿Fue un error asumir la tesis de la violencia intrafamiliar de Vox en el acuerdo de gobierno sin hablar expresamente de la machista? ¿Entiende la reacción que generó? ¿Se puede modificar ese punto?
—No hay ningún error y no hay ninguna asunción de ninguna tesis o teoría ajena de ningún otro partido. El programa, la actitud y la trayectoria del PP están muy claras. Vox quiso hacer mención expresa a la violencia intrafamiliar y a mí me pareció bien porque también existe. No tengo necesidad de recordar lo obvio, como tampoco tengo necesidad de recordar que una de mis prioridades va a ser la mejora de las condiciones de vida de las personas con discapacidad. No está en esas cincuenta medidas. Tampoco hemos hablado de otras prioridades como es el trasvase Júcar-Vinalopó, el pantano de Alarcón o los Presupuestos Generales del Estado.
Cuando uno pacta, pone en común algunas de las cosas en las que se está de acuerdo. Eso no significa renunciar a nada. Se ha mentido mucho y no se ha cambiado ninguna denominación. He llegado a escuchar que íbamos a suprimir las políticas de igualdad o que renunciábamos a la lucha contra la violencia machista. En uno de los puntos se habla especialmente, de forma genérica pero clara y directa, de la prioridad de la lucha contra la violencia sobre la mujer. Estamos en campaña y comprendo que algunos hayan querido hiperventilar y transformar las palabras.
Hay muchas mujeres que, afortunadamente, van a dejar de tener miedo. Porque los partidos del Botànic –PSPV, Compromís y Unides Podem– han votado a favor de la ley del 'solo sí es sí' que está excarcelando a violadores; han clausurado juzgados de violencia de género; han tenido una política con las menores –tuteladas– que hasta el Síndic de Greuges –el equivalente al defensor del pueblo valenciano– ha dicho que le da miedo no saber lo que está ocurriendo; y han llegado a eliminar el segundo chequeo de las mamografías.
No habrá pasos atrás, sino adelante en defensa de la mujer. Y si hay algún partido que lo quiere conceptuar de una manera o de otra es su problema. No voy a estar dando explicaciones todos los días sobre cosas que son obvias. No voy a entrar en la trampa de la izquierda. Nunca y jamás.
—¿Asumirá usted las políticas de igualdad en el nuevo Gobierno autonómico?
—Como presidente, asumiré las políticas de todo el Gobierno, no solo de las áreas que gobiernan personas del Partido Popular. Esto ya ha ocurrido y ha fracasado. Dicho esto, dentro de las áreas más directamente vinculadas al PP, las políticas de igualdad tendrán un protagonismo y una prioridad especial antes, durante y después del pacto con Vox. Eso estaba claro desde el principio. Anunciaré medidas muy importantes en el avance en la lucha por los derechos de la mujer. Tenemos que avanzar porque se ha retrocedido con el Botànic ya marchito.
—¿Que el candidato a la Generalitat de Vox Carlos Flores no fuera su vicepresidente por su condena por violencia psíquica fue una línea roja para alcanzar el pacto?
—Yo le agradezco mucho a Carlos Flores el gesto que tuvo. Sé que no fue sencillo para él y facilitó las cosas.
—Como presidente de la Generalitat, ¿defenderá los derechos del colectivo LGTBI?
—Los derechos civiles siempre han sido una prioridad para mí. Hace 24 años era director general del Instituto Valenciano de la Juventud y fuimos los primeros en poner ayudar y en impulsar una ley para las parejas de hecho, cuando todavía no se hablaba del matrimonio homosexual. La duda, que solo puede ser artificial o electoralista, me ofende. Creo que he atesorado y he acreditado una trayectoria muy clara en este sentido. Quizás otros se dan muchos golpes en el pecho y solo han traído frustraciones o engaños, pero no es mi caso, ni lo va a ser.
Pacto con Vox
«Mi objetivo es agotar la mejor legislatura posible porque tenemos muchos deberes y mucho que recuperar»
—El mundo de la cultura está denunciando la cancelación de obras de teatro o proyecciones de películas infantiles por parte de ayuntamientos de PP y Vox en distintos puntos del país. En su gobierno, será su vicepresidente de Vox Vicente Barrera quien asuma esas competencias. ¿Puede garantizar que no se censurará ningún tipo de manifestación artística?
—No necesito garantizar lo que va de suyo, es más que evidente. No he visto muchas quejas al respecto, pero también les puedo garantizar que no tendrán a un director del Centre del Carme condenado por delito contra el patrimonio cultural y cobrando de todos nosotros.
—¿Cuáles son los límites que se marca respecto a su socio de gobierno para disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas?
—Me parece una pregunta de ciencia ficción. Mi objetivo es agotar la mejor legislatura posible porque tenemos muchos deberes y mucho que recuperar. Entre otras cosas, derechos y prerrogativas de las mujeres que se han perdido en estos años. Soy un hombre profundamente institucional. Creo que a esta Comunitat le hace falta, no solamente aciertos, sino también estabilidad. Me voy a dejar la piel para que esto sea así. Quizás si fuera Puig, u otro, podría preguntarle si está mirando con el rabillo del ojo cómo desestabilizar la legislatura. Yo me voy a dedicar a hacerla cada día más sólida. En este momento me está hablando de otra galaxia para mí.
—Ha sido muy crítico con Pedro Sánchez por decisiones que han afectado a la Comunidad Valenciana como el recorte del trasvase Tajo Segura o la falta de un nuevo modelo de financiación. También ha sido muy beligerante con Ximo Puig,al que ha reprochado que no se plantara ante su líder nacional. ¿Qué es lo primero que le pediría a Feijóo si gobierna para atender las necesidades de la Comunidad Valenciana?
—La financiación autonómica, la compensación por estos años y rigor de una vez con el agua. Yo tenía un jefe cuando estaba la Cámara de Comercio que lloraba cuando decía: «Me he quedado con la razón, pero con nada más». En el asunto del agua y en la financiación hemos acreditado que tenemos razón, ya no solo falta que nos la den. Puig no la pedía, pero yo tengo la suerte de que espero tener un presidente del Gobierno en el marco de la igualdad, la equidad y la justicia. Sé que esta va a ser la legislatura del agua y de la financiación. No es un acto de fe. Lo tenemos hablado y no me cabe duda.
—Y a nivel autonómico, ¿cuál es la primera medida que tomará como presidente de la Generalitat? ¿Y la primera que derogará de las puestas en marcha por el Gobierno de Puig?
—No por ser la primera es más importante que las demás, pero en cuanto nombre Consell y lo reúna por primera vez daré instrucciones para eliminar de inmediato el impuesto de Sucesiones y Donaciones, con una profunda convicción de justicia y para acabar con uno de los muchos bochornos que todavía sufrimos. Todo el mundo sabe que voy a eliminar la tasa turística o la politización de la educación y voy a poner en marcha un plan especial para las listas de espera sanitarias de manera extraordinariamente rápida.
—¿Cómo van a articular el nuevo modelo educativo que derogará al actual plurilingüismo?
—No se trata de un nuevo modelo alternativo a lo que hay. Lo que quiero aplicar es el sentido común, la Constitución y la libertad. Lo que no puede ser es que se haya creado un ejército de asesores lingüísticos a dedo que estén suplantando a la inspección educativa, que es la que vela por la calidad.
No puede ser que el objetivo de Puig y Compromís en todos estos años haya sido tratar de sortear con trampas todas las sentencias que hemos conseguido. No puede ser que siga en marcha una Oficina de Derechos Lingüísticos, que todo el mundo conoce como la policía lingüística. Si miramos un poquito hacia el norte, es el calco prácticamente radiográfico de un modelo catalán que ha dividido a la sociedad. Y hay que revertirlo desde el diálogo. Si no fructifica, la ley de libertad educativa está preparada, pero es el plan B. A mí me gustaría que hubiera un pacto valenciano por la educación, porque creo que en este país ya ha ocurrido demasiadas veces que la alternancia trae modelos alternativos educativos y eso al final repercute negativamente.
—¿Se podría volver entonces a las líneas separadas de castellano y valenciano?
—Es el camino a recorrer, pero en este asunto hay muchos matices. Quiero que la gente aprenda valenciano porque es nuestra lengua y estoy muy orgulloso de ella. Como presidente de la Diputación de Alicante, hemos vuelto a aprobar ayudas a la promoción del valenciano en comarcas castellanohablantes. Las hemos doblado. La mejor manera de que la gente quiera el valenciano, si no lo habla o no lo conoce, es promocionándolo, pero el peor favor que se le puede hacer es imponerlo.
Radiotelevisión autonómica
«En À Punt creo que hay grandísimos profesionales mal dirigidos»
—¿Por qué van a recuperar la ley de señas de identidad que aprobó el PP y derogó el tripartito en 2016?
—En las conversaciones con Vox nos costó explicarlo para que se entendiera bien y formara parte del pacto, porque ellos veían tintes nacionalistas. Pero les aclaramos que tenía un triple objetivo. El primero, la reversión de la colonización catalanista en todos sus ámbitos. Es indignante y abochornante que, en funciones, la Generalitat Valenciana haya hecho con las entidades pancatalanistas lo que está haciendo con nuestro dinero.
En segundo lugar, la promoción de nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestras fiestas, nuestras raíces y nuestra música es positiva, no va contra nadie. Y en tercer lugar, hablar de señas de identidad valencianas es hablar también de españolidad. En la calle, no en los despachos, la valencianía está totalmente enraizada y no encuentra conflicto con la españolidad. Como comunidad bilingüe, probablemente somos la que mejor mensaje de convivencia y de orgullo por lo propio traslada.
—Otro punto de conflicto con lo anunciado por Vox y con lo ejecutado en el último Gobierno del PP es la continuidad de À Punt. ¿Cuál es su apuesta de radiotelevisión autonómica?
—Quiero que quede claro que PP y Vox somos partidos distintos y para que un gobierno de coalición salga bien tiene que haber un respeto mutuo y generosidad. Vox ha entendido que la formación mayoritaria es el PP y ha hecho gestos en ese sentido. Nosotros apostamos por un modelo de televisión pública plural, de calidad y que la gente lo vea. Hay comarcas enteras que ni siquiera la sintonizan porque les parece alejada.
Lo primero que quiero recuperar es algo inventado hace 30 años: el sistema dual. No puede ser que una película francesa sólo se pueda ver en francés o en valenciano. Deje usted que la gente use la libertad de darle al botón y que la pueda ver también en español, porque estamos en España. Me parece un símbolo de muchas cosas que pasan en À Punt. Tengo un profundo respeto por los trabajadores, creo que hay grandísimos profesionales mal dirigidos. Hay una televisión que puede dar un buen servicio público y quiero avanzar en esa dirección.
—Sobre la anunciada reducción de la arquitectura de la Generalitat, ¿qué organismos considera innecesarios y, por tanto, suprimirá?
—No hace falta una Consellería de Transparencia, tantos altos cargos, asesores y directores generales para ser transparente. Tampoco necesito darle rango de vicepresidencia a un departamento para hacer cero viviendas. En la legislatura en la que en esta comunidad se han construido más viviendas de protección oficial había un director general y extraordinarios profesionales trabajando sabiendo lo que tenían que hacer.
El Botànic marchito ha incrementado un 80% el gasto político, estamos en 4.000 millones de euros al año en agencias, en oficinas y en sociedades públicas varias. Nos han dicho que se quiere crear una oficina de la digitalización cuando hay toda una Consellería de Innovación con tres direcciones generales y otra de las TIC en la de Hacienda.
Ya está bien de chiringuitos. Al corto plazo, son prescindibles más de 600 millones de manera rápida solo en el gasto corriente del sector público y en la reducción administrativa de asesores, entidades, etc. Estamos convencidos de que a lo largo de la legislatura podremos llegar a doblar esa cifra y hablar de más de 1.000 millones de reducción de grasa inservible en la Administración.
Inversiones
«Estamos dispuestos a mantener a cargos para que las negociaciones lleguen a buen puerto»
—Ha tendido puentes desde el primer momento con Compromís. Por ejemplo, en la Mesa de las Cortes. ¿Cree posible alcanzar acuerdos con la oposición?
—Por orden cronológico, al que primero llamé fue a Ximo Puig, pero él puso dinamita a ese puente y no quiso ni recibirme. Sin haber tomado posesión, el PP ha pactado un gobierno con Vox, una Mesa plural con Compromís y una agenda de traspaso de poderes y de defensa de las inversiones con el PSPV. Voy a terminar una legislatura en la Diputación de Alicante donde tres de los cuatro presupuestos los he pactado con Compromís y otro con los socialistas. No hay una sola de las grandes inversiones y de los grandes proyectos que no hayan salido por consenso, excepto la eliminación del Impuesto de Actividades Económicas.
—Hace referencia a las conversaciones con multinacionales interesadas en instalarse en la Comunidad Valenciana. Una de ellas sería Tesla. ¿Cuál es su estrategia para blindar esas inversiones?
—Eso es política de Estado. En medio de unas profundas discrepancias, porque yo le estaba pidiendo a Puig que no se pegara el sillón, fuimos capaces de reunirnos para dar una imagen de unidad y desmilitarizar esta cuestión. Le llamé, me cogió el guante, me recibió y nos hicimos una foto real para disipar las posibles dudas que puedan surgir a inversores en esta etapa transitoria en la que nos estamos criticando todos los días. Salvo que se me oculte algo, se está siendo muy transparente y estamos hablando con las distintas consellerías para tratar de mantener la mayor seguridad posible. No quiero hablar de empresas o marcas, porque creo que ha sido un error del Gobierno en funciones filtrar algún nombre.
Estamos dispuestos a que algunos altos cargos del Consell que están especialmente vinculados en la gestión de esta atracción puedan seguir con nosotros para que estas inversiones lleguen a buen puerto. Algunos se lo están pensado. Hay cuestiones que tienen que estar por encima de las siglas, como la política turística. No voy a mirar carnets de partido, ni si pagan cuota o no. He puesto a candidatos que ahora son alcaldes porque eran las mejores personas para el cargo y no sé si están afiliados. El número 2 del PP por la provincia de Alicante para el 23J es el profesor Joaquín Melgarejo, un experto en agua, y nadie le ha pedido que pague la cuota.
La Comunidad Valenciana es lo primero. No vengo a mantenerme en ningún sillón, ni a durar el máximo tiempo posible. Vengo a desgastarme y a priorizar mi comunidad porque estoy en el momento profesional más bonito de mi vida.
—Uno de los primeros asuntos que tendrá que abordar es la gestión sanitaria. Los sindicatos denuncian hasta 75 horas de espera en hospitales como el Clínico de Valencia. ¿Tiene previsto algún plan de choque? ¿Cuál es su modelo? ¿Va a frenar alguna de las reversiones de la gestión privada a la pública directa?
—Estamos trabajando en un plan de choque y las personas que lo implantarán están previstas ya. Algunos todavía no lo saben, como el conseller, pero sé que tiene claro lo que hay que hacer, porque lo hemos trabajado mucho. Voy a correr el riesgo de que se me malinterprete. Tenemos muchos retos, pero en mi cabeza hay dos tipos de prioridades: la sanidad y las demás. Y no le voy a robar ni un minuto de mi tiempo al resto, pero es la primera obligación. Cuando una persona tiene cualquier problema sanitario, automáticamente se convierte en el principal y en mi Gobierno va a ser así.
En materia sanitaria tenemos que cambiar ese paradigma simplista. No se trata de reversión sí o reversión no. No se trata de colaboración público-privada, sí o no. Se trata de eficacia sí o eficacia no. Esa es la clave. Voy a respetar siempre la sanidad pública, gratuita y universal. Para mí no es importante a quién le encargamos prestar un servicio si lo hace bien, si a nadie se le pide la cartera en la puerta del hospital o del centro de salud. No se trata de ideología. El eje es que se te atienda en tiempo y forma. Por no entenderlo así, la sanidad valenciana está en el peor momento desde que se transfirieron las competencias hace treinta años.
—Se comprometió con los aficionados del Valencia CF y del Hércules CF a buscar una solución para ambos clubs. ¿Qué propone?
—Yo soy herculano. Probablemente este sea uno de los asuntos más complejos que haya. Dentro de la más estricta legalidad y sin utilizar electoralmente los sentimientos, que para mí sí que es una línea roja, abordaré esta cuestión y pediré ayuda a mucha gente porque es un tema muy difícil. Hay muchos compañeros políticos míos que me han dicho que no me meta ahí porque mezclar sentimientos y fútbol con política es uno de los asuntos más peligrosos y nunca se sale bien. Pero yo no puedo ser un presidente de la Generalitat que viva ajeno a sentimientos tan cercanos al corazón de la gente. Tengo que ser consecuente con eso y aunque salga mal parado, lo voy a intentar.
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