Más asesores, dinero y foco en el Congreso: la primera concesión concreta de Sánchez al secesionismo
Los independentistas gozarán de ventajas en la Cámara Baja que no les corresponden por el resultado electoral
El líder socialista y Yolanda Díaz siguen cumpliendo así las exigencias de sus aliados necesarios para seguir en el Gobierno
Miriam Nogueras y otros diputados de Junts en su llegada a la sesión constitutiva del Congreso
La designación por parte del Rey de Alberto Núñez Feijóo como candidato a la Presidencia del Gobierno, y la fecha fijada ayer por la presidenta del Congreso, Francina Armengol, para el debate de investidura, que comenzará el próximo 26 de septiembre, no detienen ni por ... un instante la agenda de acercamiento de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, líderes respectivos de PSOE y Sumar, para ganarse el favor de los grupos independentistas que les dieron la mayoría en la Mesa del Congreso y que les posibilitarían revalidar el Gobierno de coalición, siempre y cuando Feijóo fracase en su intento. Por eso ayer mismo, veinticuatro horas después de la designación del popular, fuentes socialistas y de Sumar confirmaron que ambos van a maniobrar para conceder a ERC y Junts un grupo parlamentario propio, algo que no les corresponde según el resultado electoral del pasado 23 de julio.
El reglamento de la Cámara Baja es claro al respecto, para tener grupo propio hay que haber obtenido al menos quince escaños, y ERC y Junts lograron siete cada uno. Otra opción es tener cinco diputados y un 15% del voto en cada una de las provincias donde esa formación se ha presentado o un 5% a nivel nacional. En las elecciones de noviembre de 2019, por ejemplo, Ciudadanos se quedó por debajo de los quince representantes, pues apenas logró diez, pero superó con creces el 5% de voto en toda España.
En los comicios de este año formaciones como Bildu y PNV han logrado seis y cinco escaños, pero ambos rebasan el 15% de los sufragios en cada una de las tres circunscripciones vascas. Y en Navarra en el caso de Bildu. Pero los partidos del independentismo se quedan por debajo de ese umbral en dos de las cuatro provincias catalanas.
Ambos en Barcelona, donde fueron superados incluso por el Partido Popular (PP), que fue tercera fuerza tras el PSC y Sumar, y ERC además en Gerona, mientras que Junts tampoco logró ese porcentaje de voto en Tarragona. Por eso ahora el PSOE le cederá dos diputados a Junts y Sumar otros dos a ERC. Los de Carles Puigdemont recibirán la cesión de dos diputados del PSC por Barcelona y Tarragona, las provincias tradicionalmente con menor apoyo al separatismo, y los de Oriol Junqueras recibirán en su seno a sendos diputados de Sumar en Barcelona y Gerona. Los de Yolanda Díaz obtuvieron un único escaño con el 10% de voto en Gerona, la provincia más afecta al separatismo, mientras que ERC se quedó a unas décimas del 15%. En Tarragona el PSC fue el más votado (como en toda Cataluña) y obtuvo dos representantes, por uno de Junts, que se quedó en el 10% de voto, cifra a la que ni siquiera llegó en Barcelona.
Con esta maniobra, y antes de que este viernes se cierre el plazo para que la Mesa, con mayoría de izquierdas, decida quién tiene grupo parlamentario, ERC y Junts podrían constituirse como tal, según la propia previsión de los socialistas y Sumar.
Los precedentes
Hay precedentes de cesiones de diputados entre grupos para obtener grupo propio. En 2011, al inicio de la X Legislatura, Unión Progreso y Democracia (UPyD) obtuvo el préstamo del único parlamentario de Foro Asturias, y en ocasiones anteriores tanto PSOE como PP, en este caso a través de Unión del Pueblo Navarro (UPN), cedieron parlamentarios a Coalición Canaria. Pero siempre sin que fuera en la misma circunscripción, como ahora ocurre. En esta ocasión se da la circunstancia, además, de que Junts tiene un escaño menos que la legislatura pasada, cuando obtuvo ocho, aunque no pudo recibir ninguna cesión para formar grupo propio. Sus votos no eran necesarios entonces para la investidura de Sánchez, como sí ocurre ahora. ERC, por su parte, se hizo con 13 escaños, pero a diferencia del pasado 23 de julio superó con creces el 15% en las cuatro provincias de Cataluña.
Lo previsible, y eso sí lo permite el reglamento, es que los cuatro diputados de prestado, dos de los socialistas catalanes y dos de Sumar, regresen a sus grupos originales en cuanto se inicie un nuevo periodo de sesiones, que si la legislatura tira adelante y no hay repetición electoral será el próximo mes de enero. Es decir, que esos cuatro parlamentarios, votados por electores de la izquierda española en Cataluña, se registrarán con los separatistas ante la Mesa de aquí al viernes, pero como una mera maniobra con la que hacer posible que éstos tengan grupo, para luego volver al redil.
Las normas permiten que eso sea así si el grupo en cuestión mantiene la mitad más uno de sus integrantes originales, los que se registraron. En estos dos casos, se registrarán nueve parlamentarios y luego quedarán los siete originales tanto de ERC como de Junts, cuando la mitad más uno sería cinco. PSOE y Sumar podrían haber optado directamente por prestarles a los independentistas los ocho escaños que les faltan para el mínimo de quince con el que se puede tener grupo propio. Pero en ese caso, dado que la mitad más uno es ocho, al menos uno de los diputados prestados habría tenido que permanecer toda la legislatura bajo la disciplina de un partido distinto (y distante ideológicamente) de aquel por el que fueron elegidos.
«Están mal de pasta»
Las ventajas de tener grupo propio frente a no tenerlo y estar integrado en el Mixto o en otro diverso como el Plural, en el que la pasada legislatura Junts compartió recursos con partidos como Compromís o diputados como Íñigo Errejón, son muchas. Organizativas, políticas y por último, pero obviamente no menos importantes, económicas. Desde hace semanas, y para trasladar su convencimiento de que una investidura de Sánchez será posible, fuentes del PSOE afirman de manera tan coloquial como gráfica que los de Puigdemont «están mal de pasta».
Lo cierto es que su poder institucional ha quedado muy mermado por diversas circunstancias políticas y electorales. En 2022 se salieron del Gobierno de coalición con ERC en la Generalitat, y este año el apoyo del PP al socialista Jaume Collboni les dejó sin la alcaldía de Barcelona que aspiraba a recuperar Carlos Trias, quien ya fuese primer edil de la Ciudad Condal entre 2011 y 2015. Como consecuencia de las elecciones municipales se quedaron también fuera del gobierno de la Diputación de Barcelona, una de las instituciones de mayor presupuesto de toda España. Tener ahora un grupo propio en Madrid alivia algo esas pérdidas. El grupo propio percibe 30.000 euros mensuales, más 1.750 por cada uno de sus diputados.
Por lo demás, los grupos tienen voz y voto propios en la Junta de portavoces, el primer terreno de batalla de la semana parlamentaria, y participación en los plenos con el mismo tiempo de intervención en la tribuna que los partidos con más diputados en el Hemiciclo. ERC y Junts dispondrán también de cupo para presentar iniciativas legislativas, incluidos proyectos de ley. El PNV, por ejemplo, impulsó la pasada legislatura, con solo seis diputados, dos iniciativas de relevancia como la ley de secretos oficiales o la reforma de la llamada 'ley mordaza'. Y aunque en menor medida, tener grupo también garantiza mayor protagonismo en la sesión de control al Ejecutivo de los miércoles, donde portavoces parlamentarios y diputados rasos pueden interpelar de palabra tanto al presidente del Gobierno como a todos y cada uno de los ministros sentados en la bancada azul. Es una oportunidad que nunca ha desaprovechado, sin ir más lejos, Gabriel Rufián, y ahora podrá seguir haciéndolo.