Coronavirus Andalucía
Andalucía, sin médicos en las bolsas contra el Covid tras «exportarlos» al extranjero
El SAS echa en falta a los profesionales que emigraron por falta de estabilidad
Andalucía reduce sus contagios de coronavirus a 366, la cifra más baja desde principios de agosto
En el extranjero les pagan hasta cuatro y cinco veces más y les dan facilidades
La pandemia ha convertido el déficit de médicos en una necesidad imperiosa. «Tenemos un serio problema de falta de médicos», reconocía a ABC el consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, en febrero de 2019, cuando la palabra coronavirus ni siquiera figuraba en el diccionario ... . Un año después, la emergencia hizo saltar las frágiles costuras del sistema sanitario andaluz . El Covid-19 entró como un tsunami en los hospitales y centros de salud y las costuras que se le veían al traje desde hace un decenio acabaron por reventar. Las bolsas públicas de empleo se vaciaron. Médicos hay. Cada año salen cerca de mil graduados de las cinco facultades de la comunidad autónoma. Lo que ocurre es que muchos decidieron marcharse al extranjero y a otras regiones porque Andalucía no les ofrecía un trabajo estable y los sueldos eran hasta hace poco de los más bajos de España.
A falta de datos oficiales sobre cuántos de ellos decidieron hacer las maletas, los certificados de idoneidad profesional que expide cada año el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos dan una idea aproximada del éxodo de batas blancas. Entre 2015 y 2019, en Andalucía se tramitaron 2.219 salvoconductos para buscar empleo en el extranjero, hacer trabajos de cooperación internacional, realizar estudios o conseguir homologaciones. Sólo en 2019 se concedieron 4.100. Una cuarta parte de estos salvoconductos (530) —que se renuevan cada tres meses— fueron tramitados por los colegios de médicos de Andalucía y solicitados por 285 facultativos. El 65% de los certificados se pidieron para trabajar en el extranjero, detalla Emilio García de la Torre , que presidía el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM) hasta hace diez días.
Faltan médicos cuando más se les necesitan. El déficit es más acentuado en algunas de las especialidades más demandadas durante la pandemia, como la Medicina de Familia. Sin embargo, cada año salen graduados de las facultades que se quedan sin plaza de Médico Interno Residente (MIR) y no pueden completar su especialización. Este desajuste entre la oferta y la demanda se nota ahora más que nunca. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) no encuentra repuestos para los más de 118.000 sanitarios, desbordados y exhaustos en su lucha contra el Covid-19, que conforman la plantilla.
Carmen Rey fue una de las licenciadas que hizo las maletas huyendo del «tapón» de las plazas MIR en España. Esta sevillana se marchó a Portugal para cursar la especialidad de Hematología e Inmunoterapia. Si hubiera podido elegir, no se habría ido. Si lo hizo fue porque el país luso le brindaba un billete para escapar de una montaña rusa cargada de curvas y altibajos laborales . La adrenalina de la incertidumbre no tenía, en su caso, nada de estimulante. «Acababas la especialidad y no te contrataban en el hospital donde te habías formado y trabajado. El acceso al MIR era más difícil en España porque se ofertaban menos plazas que licenciados», relata. Desde que tomó la decisión de irse han pasado 18 años. En este tiempo ha echado raíces en Portimao, a sólo 260 kilómetros de Sevilla, donde también trabaja su marido y estudian sus hijos.
Contratos «comodines»
María Ángeles Castaño, médico de familia de 31 años, ejerce desde hace dos en Francia. Tras acabar los cuatro años de residencia en el Hospital Regional de Málaga, habló con su pareja y decidieron marcharse. «A lo mejor firmabas contratos mes a mes. A los compañeros míos que se quedaron los tenían como comodines , cubriendo las necesidades del servicio y sin poder hacer un seguimiento a largo plazo de sus pacientes», se queja. La inestabilidad laboral chocaba con sus planes de formar una familia.
En el país galo, en cambio, todo eran facilidades. «Me ofrecieron una ayuda de 50.000 euros si te quedabas allí cinco años, en los que no se pagan impuestos. Además, me dieron un curso de francés, seis meses de alojamiento gratuito y todo tipo de ayudas para arreglar el papeleo», relata.
En Francia el sistema no es totalmente gratuito, salvo para los enfermos crónicos. El paciente paga por adelantado el precio de la consulta con el generalista y después el Gobierno le reembolsa el 70%. El resto lo cubre un seguro privado que prácticamente tiene todo el mundo . Las condiciones son infinitamente mejores: «Yo gano cuatro veces más sin hacer guardias. En España te obligan a echar muchas más horas cobrando mucho menos». «Para que nos quedemos, obviamente, deberían sacar más plazas MIR, pero también tendrían que mejorar mucho las condiciones económicas. Algunos de mis compañeros se han ido a Barcelona, donde pagan más. No es justo que haciendo el mismo trabajo, en Andalucía se gane menos», se lamenta.
Protesta de médicos por sus bajos salarios
Con este sombrío panorama, han sido muchos los profesionales que han dejado Andalucía en busca de un futuro que su tierra no les proporcionaba. No deja de ser contradictorio: de las cinco facultades que hay en la comunidad (Sevilla, Málaga, Granada, Córdoba y Cádiz) salen cada año un millar de profesionales muy cualificados y apreciados fuera de España . Pero no hay capacidad para completar su especialización y darles un empleo, a pesar de que el campo sanitario tiene una de las tasas más bajas de paro. Un reciente estudio de Inserción de los Egresados en Universidades Públicas elaborado por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía revelaba que el 73,84% de los enfermeros y el 73,04% de los médicos se colocaban un año después de terminar el curso 2017/2018.
El problema es que el puesto al que pueden aspirar no cumplía las expectativas. Se exponían a consultas sobresaturadas y jornadas extenuantes con sueldos que, con dos o tres guardias incluidas, podían rozar los 2.500 euros. «En Reino Unido ganan cuatro veces más que en España», destaca Emilio García de la Torre.
Muy apreciados fuera
Formar a un MIR lleva entre diez y doce años (seis años de carrera más la especialización) y cuesta entre 200.000 y 250.000 euros . Pero del dinero invertido por la sociedad y sus familias se acaban aprovechando otros países donde estos profesionales están muy cotizados y tienen más posibilidades de desarrollo profesional, mejores condiciones y salarios.
Buena parte de los profesionales que echa en falta el SAS están ahora ejerciendo en Francia, Alemania o Reino Unido, los destinos favoritos de los egresados andaluces, donde se marcharon huyendo de los denostados «minijobs», trabajos de dos o tres horas al día que rondaban los 400 euros mensuales. La estampida se intensificó a partir de 2012, cuando la crisis esquilmaba los presupuestos de la Junta de Andalucía. «He visto a compañeros que contrataban un viernes por la tarde, le daban de baja el sábado y de alta el domingo para hacer la guardia y luego otra vez de baja. Eso provocó que muchos se fueran. Desde hace dos años ha mejorado la situación y los contratos por horas ya están prohibidos», explica García de la Torre.
Aquellos polvos trajeron los lodos actuales. La bolsa de la que se nutre el SAS para sus contratos eventuales «está a cero», reconoció el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, el 24 de septiembre pasado en el Parlamento autonómico. Por aquella fecha la segunda curva ascendente de la pandemia aún no había mostrado su peor cara, aunque ya se barruntaba, y empezaba a diezmar las insuficientes plantillas de sanitarios con una nueva oleada de contagios.
Las administraciones no están siendo capaces de ofrecer contratos atractivos que les permitan tener un proyecto de vida en España
«El número de médicos que se va siempre es menor que los certificados de idoneidad que se tramitan. Pero las administraciones no están siendo capaces de ofrecer contratos atractivos que les permitan tener un proyecto de vida aquí y evitar que se marchen menos y vuelvan muchos de los que se han ido. En España formamos a excelentes médicos especialistas y es un despilfarro que se vayan, por no ofrecerles buenas condiciones laborales, profesionales y retributivas», alerta Vicente Matas, director del informe publicado por el Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada titulado «Médicos en España ¿faltan o sobran?». Según este estudio, las especialidades que más falta hacen en la sanidad andaluza son las que más demandan Reino Unido, Francia, Irlanda, Italia y Alemania: médicos de familia, anestesistas y pediatras.
La fuga de batas blancas no es un fenómeno circunscrito a la generación «millennial», de los nacidos en las dos últimas décadas del siglo XX. Eugenio Fernández, a sus 51 años, compagina su actividad en el Instituto Hispalense de Pediatría, con un trabajo durante dos días a la semana en el College Clinic de Gibraltar. En su caso han pesado dos motivos: la investigación clínica, que «en Andalucía tenemos problemas para desarrollar», y las condiciones económicas. «Las compañías aseguradoras acuerdan los precios y obligan a elegir a un número de profesionales. La diferencia es que en Gibraltar te pagan 150 euros por una consulta a un niño, mientras en España te dan 20 euros», destaca.
« Con la pandemia el sistema de salud le ha visto las orejas al lobo . Si no hubiera maltratado en las condiciones laborales a los médicos, no se habrían ido. Mientras no cambie, España va a tener ese problema», pronostica este pediatra.
El CACM calcula que cada año hay 750 médicos menos en Andalucía que en el ejercicio anterior porque las plazas MIR que se ofertan son raquíticas y no cubren las bajas por jubilación. En 2019 se convocaron 6.797 plazas para todo el país, menos de la mitad de los 14.257 opositores que se presentaron.
Extracomunitarios
Con la Atención Primaria desbordada, la Administración ha tenido que contratar a especialistas de otros países de la Europa extracomunitaria o de América del Sur. Desde la organización colegial tienen sus reservas sobre esta solución. «España está sirviendo de coladero para que muchos extranjeros trabajen en Europa. Si a un médico se le homologa su título, debe tener un contrato en España», objeta García de la Torre.
Gabriela Mayorga, de 34 años, emprendió el camino inverso al de los profesionales andaluces que emigraron para hacer la especialidad. Tras preparar el MIR en Madrid, consiguió plaza de residente en el Hospital Virgen de Valme de Sevilla. Es traumatóloga experta en patologías asociadas a la columna vertebral. «Por ser extracomunitaria, no podía entrar en la bolsa del SAS a pesar de que mi especialidad hace falta en Andalucía. Me llamaron de Palma de Mallorca, donde no existía esa restricción, para ofrecerme un contrato de seis meses. En julio empecé a trabajar allí, donde además el sueldo es más alto, sin contar las guardias», narra. Hasta su jefe en el hospital hispalense se sorprendió de que no contaran con ella tras formarse en el sistema andaluz.
«En Andalucía harían falta 1.500 plazas más de las que se convocan», señala García de la Torre
Desde la CACM y el Sindicato Médico Andaluz reconocen que se han dado pasos para enmendar la carencia de facultativos, como incrementar el precio de las guardias para equipararlo a la media de otras comunidades, extender la duración de los contratos y acabar la discriminación salarial entre los facultativos por la exclusividad en su trabajo. Para acabar de una vez con la fuga de médicos, demandan una convocatoria MIR más amplia. «No puede ser que un médico acabe una carrera donde piden mucha nota de corte y luego no puedan entrar al MIR. No se está preparando de forma suficiente para ser especialista. En Andalucía harían falta 1.500 plazas más de las que se convocan», señala García de la Torre.
Cualquier médico podría trabajar ahora en el SAS si lo pidiese. El problema es que muchos de los que se marcharon se han olvidado de regresar. «Lo normal es que un médico de familia tenga que ver a 40 ó 50 pacientes en un turno, eso ya es un exceso. Si encima hay que hacer un seguimiento de los contagios, esto revienta. Ningún sistema de salud está preparado para una pandemia como ésta, pero a un sistema que ya está sobrecargado lo destroza», reflexiona Carmen Rey.
Esta médica ya no tiene pensado volver. Es uno de esos cientos de profesionales formados en Andalucía con mucho esfuerzo y dinero que ahora ofrece sus mejores años y conocimientos fuera de su tierra.
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