La fuga del «Melillero» de la Policía: «¡Vamos a 200 por hora y no lo cogemos! ¡Corten la autovía!»

Era el momento en el que acaban la travesía por Málaga capital, a la altura del centro comercial Plaza Mayor, en dirección a Torremolinos. «¡No lo cogemos! ¡Va a mucha velocidad! ¡Corten la autovía! ¡Vamos a 200 y no lo cogemos! ¡Unidades que puedan cortar la autovía!» , reclamaban desde el coche patrulla, que indicaba que ellos iban por el centro comercial, pero que el sospechoso debía ir por Torremolinos o a punto de llegar a Benalmádena. «¡Nos lleva mucha ventaja!» , decía el agente, mientras la sala trataba de consignar dotaciones para pararlo.

En el control para pararlo se escabulló. Los agentes dispararon al aire de forma disuasoria, pero fue inútil. El sujeto casi atropella a un agente dándose a la fuga en la A-7. «Nosotros nos pusimos delante en la autovía, pero lo tuvimos que dejar pasar», afirmaba la Guardia Civil por radio, mientras desde los coches patrulla se añadía: «¡Venía a 200 y pico! ¡Nos embestía! ¡Nos llevaba por delante!» , añadía el agente, que resignado espetaba un «lo hemos perdido». «Arroyo de la Miel, Fuengirola… Es imposible. El coche tiene mucha más velocidad que el nuestro», explicaban a la sala de coordinación desde los vehículos oficiales.

El Volkswagen Golf GTI gris oscuro, del que se había bajado en Cártama para rociar con ácido a las dos chicas, llegó a Mijas sobre las 21.00 horas y se salió en dirección al cementerio musulmán , donde el «Melillero» abandonó el vehículo, que fue encontrado tiempo después por las autoridades. Sin embargo, allí no había rastro del sospechoso. Se había esfumado.

Sobre las 22.30 horas, la Guardia Civil llamó a la puerta de Antonio Gamarro, que vive en esta zona, en una de las pocas partes habitadas del lugar donde el «Melillero» dejó el automóvil. Lo hizo para preguntarle si el perro había ladrado o se habían percatado de algo sospechoso durante esa noche. «Han estado aquí casi hasta las siete de la mañana. La Guardia Civil y la Policía Nacional han estado buscando con linternas por toda la zona , pero ya se había ido», aseguró Gamarro a ABC, que dice que si hubiera pasado por allí los perros hubieran ladrado, pero que no oyó nada.

Durante toda la jornada, los investigadores han estado buscándole, estrechando sobre este individuo el cerco para poder detenerlo. Las autoridades creen que  puede haberse refugiado en la casa de algún conocido o familiar en Fuengirola o Mijas , ya que era el lugar donde tenía fijada su residencia. Allí llegó siendo un adolescente y era un viejo conocido de la Policía por su largo historial de fechorías, sobre todo violentas.

El coche fue llevado al puesto de la Guardia Civil de Mijas, donde fue revisado en busca de pistas por la policía científica de la Benemérita. Pese a los esfuerzos, el sospechoso de haber rociado con ácido a su exnovia y a una amiga siguió libre y oculto tras su brutal ataque.