Los narcos de la Costa del Sol cambian los ajustes de cuentas: menos asesinatos y más secuestros
El año en el que los sicarios se sientan en el banquillos de los acusados, aumentan los secuestros
La Costa del Sol empieza a juzgar sus 'años de plomo'
Málaga
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Iniciar sesiónHace ya un par de años que la guerra de narcos en la Costa del Sol dejó de acumular cadáveres en las calles. Los sicarios se vieron con el tiempo esposados, encarcelados y acusados ante un tribunal. No era seguro matar para ajustar cuentas cobrando ... en sangre. Así el método cambio al secuestro. La guerra por los robos de droga, llamados 'vuelcos' en el argot criminal, desató de 2018 a 2020 una oleada de ataques sin cuartel entre organizaciones.
La costa se llenó de armas automáticas, hubo atentados con bombas y un reguero de cadáveres. Hasta se creó un grupo especializado de Policía Nacional contra los sicarios. Los asesinos fueron cayendo. La presión policial surtió efecto. Finalmente, fueron sentados en el banquillo de los acusados. Unos fueron absueltos y otros confesaron, pero tuvieron que responder. Se acabó la impunidad.
Al margen, las organizaciones apostaron por secuestrar. Tienes sus ventajas, según expertos consultados, ya que las penas por secuestro son más bajas que por asesinato. Hasta 10 años de cárcel de una detención ilegal por los 25 años de un asesinato o la prisión permanente revisable, como se ha llegado a pedir desde la Fiscalía para algún que otro sicario. Además, los muertos no hablan, no dan información y no transmiten mensajes. Ahí los torturados también son más útiles.
Esto recuerda al caso de marroquí al que siguieron tras un robo en un domicilio por una aplicación para localizar unos 'airpod', los auriculares de Apple. El grupo al que había asaltado lo localizó, lo secuestró, le dio una paliza hasta que dijo quien había sido el autor de robo. Buscaron a un argelino en un local de Fuengirola y allí volvieron a hacer lo mismo para vengarse por el robo. El primer secuestro les valió para sacar información sobre la persona que les había robado.
A un gestor de criptomonedas en Benalmádena. Sus raptores exigían a un amigo en Hungría un millón de euros por su liberación de los monederos virtuales que gestionaba. Para exigir el rescate enviaron una foto en la que lo apuntaban con una pistola a la cabeza. Sin embargo, la víctima consiguió enviar desde un móvil un mensaje a un amigo con fotos. Eso permitió su localización. Fue liberado tras un infierno de cinco horas.
Así, la tendencia es clara. Se mata menos y se secuestra más. Tanto que en el último años casi se han duplicado las cifras de 2022. Si el año pasado eran diez las investigaciones por secuestro, este 2023 las cifra ya va por 18 detenciones ilegales. Los métodos son especialmente crueles.
El último resuelto en la Costa del Sol fue el de un supuesto narco holandés de 24 años. Entre los días 8 y 9 de mayo, fue llevado mediante coacciones a Reino Unido para someterse a un detector de mentiras. El objetivo era conocerse si el asalto para el 'vuelco' donde su organización había perdido tres millones de euros en cocaína se perpetró con su colaboración.
Según la investigación, la prueba del polígrafo no fue concluyente, por lo que el perjudicado viajó a continuación a la Costa del Sol para entrevistarse con el líder de la banda. El día 11 de mayo, la víctima permaneció retenida en un inmueble de Fuengirola. Después de horas de cautiverio y una somera paliza, los captores lo llevaron a un descampado, le amputaron los dedos índices de las manos y le practicaron cortes profundos en sendos pies.
Torturas para obtener información
Cuando recuperó al conciencia se acercó a una zona habitada, desde donde algunos vecinos, al verlo malherido, ensangrentado y con una cinta negra en la boca, llamaron a Emergencias. La Policía Nacional detuvo a seis personas por estos hechos.
No es el único caso reciente. El pasado noviembre, un empresario de Marbella no cedió a un chantaje y fue secuestrado dos veces. Un desconocido se presentó en el local que regentaba desde hacía pocos meses. Éste sujeto le propuso una oferta para adquirir el negocio, pero el empresario la rechazó. La respuesta del comprador fue la exigencia de un pago mensual de 5.000 euros por el control del local.
El empresario se negó. Así, pasados unos días, lo contactaron de nuevo para 'negociar'. Esta vez fue citado por varios individuos, que lo maniataron y lo trasladaron en un vehículo hasta una arboleda. Allí asegura que recibió numerosos golpes y amenazas. Luego fue liberado y denunció. Esa misma semana, llegaron a su local con armas y se lo volvieron a llevar. Sufrió otra paliza, amenazas y lo quemaron con cigarrillos. Tras la segunda denuncia por secuestro cinco personas fueron detenidas.
Este empresario puede contarlo, pero otro no tienen la misma suerte. La familia de Abdu Hadi 'Marcos' El Yaqout aseguró a ABC, tras la absolución de los acusados por sus asesinato, que a esta víctima de la mafia la mataron no ceder un chantaje. Su hermana narró a ABC cómo la Mocro Maffia de Holanda había querido entrar en la sociedades de sus discotecas y se negó. «Hay una sospecha de que lo mataron porque no cedió a un chantaje, pero nada más«, afirmó su hermana, en lo que puede ser otro síntoma del cambio de modelo.
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