Françoise Gilot, la mujer que rompió el corazón a Picasso, se descubre en su Casa Natal de Málaga
La exposición revela la historia de amor y creación compartida que transformó la obra del maestro andaluz
La pintora andaluza premiada por la Academia de Artes de Francia
Málaga
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Iniciar sesiónA lo largo de su vida, Pablo Picasso compartió su destino con siete mujeres, pero solo una lo dejó: Françoise Gilot. A ella dedica el Museo Casa Natal su nueva exposición, «Picasso: vida con Françoise», que puede visitarse en la Sala de Exposiciones ... Temporales hasta abril de 2026. El recorrido, comisariado por Mario Virgilio Montañez, reúne 37 grabados, además de fotografías, libros y recortes de prensa, que documentan una década decisiva en la vida y la obra del genio malagueño.
La muestra parafrasea el célebre libro Vida con Picasso (1964), escrito por Gilot junto al crítico estadounidense Carlton Lake, cuyo testimonio íntimo, lúcido y polémico iluminó aspectos desconocidos del pintor y devolvió el foco a una creadora durante años eclipsada.
«Nunca fui solo su modelo. Fui su compañera, y mucho más que eso. Estuve involucrada en su vida y en su arte y, a mi manera, colaboré en su proceso creativo», escribió la propia Gilot, una declaración que vertebra todo el discurso curatorial.
La inauguración de la exposición ha contado con la presencia de Mariana Pineda, concejala de Cultura y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Málaga; Luis Lafuente, director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Picasso y Otros Equipamientos Museísticos y Culturales; el comisario, Mario Virgilio Montañez; y representantes de Fundación «la Caixa» y CaixaBank, entidades colaboradoras de la muestra.
El arte como espejo de una vida
El itinerario de la exposición permite seguir la evolución estilística de Picasso durante los años centrales de su vínculo con Gilot, entre 1943 y 1953, y abre una lectura que trasciende la fisonomía para explorar la construcción subjetiva del retrato.
La interacción entre líneas, formas y texturas propias del grabado articula un diálogo donde la biografía y la creación se entrelazan. El propio Picasso lo resumió con una frase que sirve de clave de lectura: «El arte es la mentira que nos permite conocer la verdad».
Montañez ha explicado que en los años junto a Gilot Picasso realizó tres cuartas partes de todas las litografías de su vida, dato que dimensiona la radicalidad técnica y el vigor experimental de la etapa. Ha subrayado, además, el redescubrimiento del Mediterráneo y la recuperación de la cerámica en Vallauris, capítulos inseparables de la presencia de su compañera, y ha recordado que el Museo conserva 111 retratos de Françoise, de los cuales 37 se muestran ahora en sala.
Entre los núcleos más singulares, la exposición presenta una serie de seis retratos de la modelo sentada en un sillón, con un trasfondo biográfico que refuerza su potencia simbólica: de regreso de un viaje, Picasso llevó a Gilot una blusa de origen polaco; molesta por la frialdad de las cartas que había recibido, y por una firma inusual, «Picasso» en lugar de «Pablo», ella respondió con una bofetada. El artista la hizo posar con aquella prenda, fijando en litografía la tensión emocional del reencuentro.
En la tercera sala, el relato adquiere un tono más íntimo al evocar a la hija que ambos tuvieron, Paloma Picasso. La obra expone a la joven junto a una muñeca, símbolo de la infancia y del legado compartido entre padre e hija. Esa presencia actúa como un puente afectivo entre generaciones y como recordatorio de que la relación entre Picasso y Gilot trascendió lo sentimental para convertirse también en una herencia artística.
La exposición rescata también la dimensión intelectual y autoral de Gilot: musa, compañera, madre de sus hijos, interlocutora y creadora por derecho propio. Desde la ternura de las primeras imágenes hasta la intensidad de las últimas, los retratos registran la complejidad de un vínculo que, además de aportar una nueva energía al taller, acompañó una inflexión decisiva en la técnica y en el estilo del malagueño.
Una historia nacida entre la guerra y el arte
La relación entre Picasso y Gilot comenzó de forma casi cinematográfica: una noche en un restaurante parisino durante la ocupación nazi, cuando él tenía más de sesenta años y ella apenas superaba los veinte. Cuarenta años de diferencia no impidieron que se estableciera una conexión intelectual y artística inmediata. Gilot, joven pintora de sólida formación, encontró en Picasso un maestro y un desafío; él, por su parte, halló en ella una nueva fuente de vitalidad y equilibrio tras años convulsos.
De esa unión nacieron dos hijos, Claude y Paloma, y una etapa de intensa producción que los estudiosos asocian con la recuperación del color, la alegría mediterránea y la exploración de la cerámica. Su historia, atravesada por la complicidad y por la independencia de carácter de ella, la única mujer que acabaría dejando al genio malagueño, marcó una de las décadas más fecundas y humanas del artista.
En los retratos que Picasso realizó durante aquellos años, el rostro de Françoise aparece siempre de frente, un gesto de confrontación y presencia que rompe con la tradición del modelo pasivo. Las miradas, sin embargo, son múltiples: tiernas, serenas, melancólicas o desafiantes, como si cada una reflejara un estado de su compleja convivencia.
En esas obras, Gilot se convirtió en musa y en espejo, no solo del deseo, sino también del pensamiento del artista. La figura femenina se transforma así en un territorio simbólico donde Picasso explora la identidad, el paso del tiempo y la tensión entre amor y creación.
Con el paso del tiempo, la relación también reflejó el desgaste natural entre dos personalidades tan distintas. Gilot confesó en su libro que, al principio, la diferencia de edad no le llamaba la atención, pero que, tras diez años de convivencia, vio en Picasso «a un anciano», alguien que ya no mantenía aquel frenesí de seducción que había marcado los primeros años.
La institución municipal refuerza con esta muestra su vocación local y su proyección exterior. En paralelo al aniversario, 140 obras de la Casa Natal se exhiben en Macao (China), préstamo que amplía la presencia internacional del museo y consolida su papel en la difusión de la obra picassiana, que este sábado, 25 de octubre, conmemora el 144.º aniversario del nacimiento del artista.
La muestra propone una revisión del canon picassiano desde la perspectiva de Gilot, reconociéndola no solo como modelo, sino como autora y fuerza creativa de una renovación decisiva. En cada obra late la tensión entre vida y arte, entre la verdad íntima y la invención plástica, una verdad revelada por la mentira artística que Picasso defendía como esencia del arte.
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