El astrofísico andaluz que ha hallado un centenar de planetas: «Descubrimos cosas que superan nuestra imaginación»
Francisco José Pozuelos es investigador del Instituto Andaluz de Astrofísica y hace realidad una vocación que le surgió de adolescente al ver el cometa Hale Bopp desde la playa de Punta Umbría
Valora el papel de España y Andalucía en este campo, pero lamenta que la inversión pública sea inferior a la media en los principales países europeos
Científicos de Granada descubren un planeta gigante pero «ligero como un algodón de azúcar»
Guillermo Ortega
Granada
Francisco José Pozuelos Romero (Punta Umbría, Huelva, 1983) tiene una profesión tan interesante como su nombre sugiere: se dedica a encontrar planetas. El equipo del que forma parte en el Instituto Andaluz de Astrofísica, con sede en Granada, ya ha descubierto más ... de un centenar. Del último, bautizado como WASP-193b, llama la atención lo que el propio equipo dijo: es gigante, un 50% más que Júpiter, pero también extremadamente ligero. «Tan etéreo como el algodón de azúcar». Es un científico serio cuando está trabajando, pero no le falta el sentido del humor, ni mucho menos.
-¿Puede contar algo sobre su currículum?
-Estudié Física en la Universidad de Sevilla y estuve de Erasmus un cuatrimestre en el departamento de Física Nuclear de París Sud XI, participando en el proyecto Atlas del CERN, que buscaba el famoso bosón de Higgs. Fue mi primera interacción con la investigación y una experiencia muy enriquecedora. Al Instituto Andaluz de Astrofísica llegué justo después, para hacer el doctorado, que me ocupó entre 2010 y 2014, y continuar como investigador Postdoctoral tanto en el IAA como en la Universidad de Granada entre 2015-2016. En ese momento me dieron una beca Postdoctoral Marie Curie para irme a la Universidad de Liége, en Bruselas, donde he estado 6 años, participando en diferentes proyectos como la misión TESS de la NASA, la misión Chepos de la ESA, y el proyecto Speculoos, que búsca planetas potencialmente habitables en nuestro vecindario solar. En 2023 regresé al IAA para unirme al equipo de exoplanetas que hay aquí.
Los comienzos con el viejo telescopio de su abuelo
-Contó una vez que se aficionó al espacio usando el telescopio de su abuelo. ¿Desde qué edad le gustan las estrellas? ¿Cuándo descubrió que esa era su vocación, si es que es la palabra exacta?
-Pues mi interés por el espacio surgió en las playas de Punta Umbría, cuando era adolescente. Solía ir con mis amigos las noches de verano a tumbarnos en las dunas, simplemente a hablar de nuestras cosas, bajo esa confidencia que te da un cielo estrellado. Allí pasábamos horas. Uno de esos veranos apareció en el cielo el cometa Hale Bopp, brillante, espectacular, que era visible a simple vista. Me parecía increíble, y despertó en mí una fascinación por el universo que ya no tuvo marcha atrás. Allí nació mi vocación, sí, creo que es la palabra exacta. Ese interés fue incrementándose con la serie documental Cosmos, de Carl Sagan, que descubrí en casa de unos primos algo mayores que yo, y con la película Contact (basada, también, en una novela de Carl Sagan). Y luego, ese telescopio de mi abuelo, que estaba allí en un rincón lleno de polvo, y que nadie sabía muy bien de dónde había salido. Las noches de luna llena lo usaba para ver la superficie lunar, abarrotada de cráteres, cicatrices cósmicas que decía mi padre. En realidad poco más se podía hacer, pues era un telescopio pequeño.
-Al frente del equipo en el que está, ¿cuántos planetas ha descubierto? ¿Puede describirlos de manera resumida?
-Pues ya hemos superado la centena. La verdad es que tengo suerte de poder estar trabajando en este campo de investigación en su momento dorado. Tenemos misiones espaciales, telescopios e instrumentos de última generación a pleno rendimiento para poder explorar otros mundos, es realmente emocionante. Por resumir alguno de estos descubrimientos: TOI-270, un sistema de 3 planetas, una súper-Tierra y dos mini-Neptunos; TOI-2096, compuesto por una súper-Tierra y mini-Neptuno bailando de forma sincronizada por sus órbitas; TOI- 2257b, un planeta tipo mini-Neptuno en la zona habitable de su estrella pero con una órbita extremadamente excéntrica o Speculoos-2c, un planeta tipo Tierra al borde de la zona habitable, similar a nuestro Venus.
-Se dice que el último tenía la textura «de un algodón de azúcar», que es una imagen evocadora y también extrañísima. ¿A los científicos también les choca dar con algo así? Porque es que ni me imaginaba que pudiera existir un astro de ese tipo.
-(Risas). Sí, es extrañísimo también para nosotros. Fíjate si es raro, que nosotros mismos dudábamos de que lo estuviésemos haciendo bien. Achacábamos la densidad tan baja que estábamos obteniendo a algún error en nuestros cálculos. De modo que repetimos varias veces todo el proceso. Y no sólo nosotros, el propio árbitro de la revista científica nos dijo que lo más probable es que estuviéramos equivocados y que lo revisáramos todo otra vez. De modo que nos ha llevado varios años repetir el proceso de análisis tantas veces, con algoritmos diferentes y de forma independiente, hasta que ya no había ninguna duda. La densidad del planeta es tan baja como la del algodón de azúcar. Cómo esto es posible es algo que aún no sabemos, pero estamos ya planeado la siguiente fase precisamente para indagar en esto.
- En ese sentido, ¿sigue llevándose sorpresas, el cielo las aporta de manera infinita?
- Absolutamente, y creo que esa es precisamente la parte más fascinante de la ciencia en general, y de la astrofísica en particular. Se descubren cosas que superan con mucho nuestra imaginación. Por dar algunos ejemplos que se me vienen a la cabeza ahora; la imagen de un agujero negro en 2019, la primera detección de ondas gravitacionales en 2015, cometas y asteroides que nos visitan desde otros sistemas solares en 2017 y 2018, asteroides del sistema solar con anillos en 2014, la extraña estrella Tabby en 2016, Trappist-1 y sus siete planetas tipo Tierra en 2017, y un larguísimo etcétera. ¡El número de descubrimientos que te dejan ojiplático es enorme! ¡Cómo no fascinarse con el Universo!
- Aunque la formulación sea tópica: ¿qué se siente al descubrir un planeta?
- Bueno, es una mezcla entre emoción y entusiasmo con cautela y templanza. La cuestión es que el proceso es relativamente lento. Quiero decir, en primera instancia sólo se tienen indicios de que hay un planeta. Aquí es donde surge la emoción y quieres llamar a todo el mundo. Pero en realidad es sólo el comienzo de un largo proceso de toma de datos, observaciones, cálculos y noches sin dormir hasta que finalmente se confirma. Igualmente, no todos los exoplanetas son igualmente interesantes, los hay más con un carácter más estándar, es decir, que cumplen con lo que esperamos más o menos, y luego los que te dan un quiebro y te aceleran el pulso porque son realmente extraños, como WASP-193b.
- ¿Por qué se les ponen nombres tan complicados? Los del Sistema Solar se pueden memorizar, pero los nuevos…
-(Risas). Bueno, en el Sistema Solar sólo hay ocho planetas, imagina ponerle nombres a los más de 5.600 planetas que ya conocemos. ¡Sería un caos igualmente! Los nombres que se les pone a los exoplanetas suele ser derivados de su estrella, que a su vez se suele llamar según algún catálogo o proyecto, más una letra, empezando por la «b». Por ejemplo, en el caso de WASP-193b: WASP es el acrónimo del proyecto (Wide Angle Search for Planets), 193 refiere a que es la estrella número 193 dentro de este proyecto donde se ha encontrado algún planeta, y la b se usa para indicar que es el primer planeta descubierto en esta estrella. Si se descubriese un segundo planeta en este sistema, se llamaría WASP-193c.
En un gran momento pero faltos de inversión
- ¿Cuál cree que es el momento de la investigación en su terreno en España? ¿Y en Andalucía?
- España es sin duda un actor de mucho prestigio a nivel internacional en Astrofísica, y que tenemos algunos de los mejores observatorios del mundo está fuera de toda discusión. En particular en el campo de los exoplanetas, tenemos algunos de los científicos más reconocidos a nivel mundial y proyectos que están a la más absoluta vanguardia. Si nos centramos en Andalucía, tenemos al Instituto de Astrofísica de Andalucía (el IAA), que pertenece al CSIC, que es un referente de excelencia investigadora reconocido dos veces con el distintivo Severo Ochoa, que precisamente enfatiza que es un centro de reconocido prestigio tanto a nivel nacional como internacional y un robusto motor de innovación. En este centro de investigación nació Cármenes, un instrumento pionero en el mundo dedicado a la búsqueda de exoplanetas que lleva desde 2016 descubriendo nuevos mundos. Su contribución al campo ha sido enorme. De modo que yo diría que es un buen lugar y buen momento.
- ¿Se sigue detectando fuga de talentos por cuestiones económicas? ¿Es evitable? No quiero ponerle en compromisos políticos, pero ¿le parece que las inversiones en el campo científico son mejorables?
- Absolutamente. Que la inversión en ciencia en España está considerablemente por debajo del resto de países europeos es un hecho. No es cuestión de ponerme en un compromiso o no, es que los números están ahí. España, por mucho que me pese, está a la cola en inversión en ciencia. Por supuesto eso tiene un impacto negativo en nuestra capacidad de retener y atraer talento. Me gustaría creer que esto es algo que está en proceso de cambio, pero no sé hasta qué punto la voluntad política está comprometida con esto, mas allá del discurso pre-electoral.
- ¿Cómo convencería a un niño de que ser astrofísico es una buena idea? ¿O piensa quizás que es mejor ser influencer?
- Los niños son curiosos por naturaleza, yo creo que mostrándoles más de cerca qué es el Universo y la cantidad de misterios que alberga sería suficiente. Pero no sólo en astrofísica, en la ciencia en su definición más amplia. Algunas de las preguntas más difíciles que me han hecho cuando he dado charlas me las han hecho precisamente niños. Es decir, yo creo que la predisposición está ahí, sólo hay que potenciarla. Ahora bien, esto lleva un compromiso por parte del sistema educativo, donde se aliente este tipo de pensamiento crítico y científico desde temprana edad. En este contexto, existe el programa PIIISA, que precisamente busca el acercar la ciencia y la investigación a los institutos de secundaria granadinos. En mi opinión, más proyectos de este tipo son precisamente los que hacen falta y que tengan un carácter prolongado y estable. Dicho esto, a mi no me gusta satanizar a los Youtubers ni los influencers en general. Hay muchos Youtubers con canales realmente interesantes en donde se puede aprender casi cualquier cosa. Yo, sin ir más lejos, sigo a Javier Santaolalla, Quantum Fracture o Pol Bertran, entre muchos otros. Estas vías permiten una comunicación directa y de amplia influencia cultural. El problema, quizás, es que a menudo se centran más en tendencias cortoplacistas y entretenimiento plano que aporta poco o nada. Y esto, de nuevo, creo que es una cuestión de educación; es necesario un sistema educativo firme y robusto que introduzca estas plataformas como verdaderos puentes hacia el aprendizaje y que a la vez proporcione las herramientas necesarias para discernir el grano de la paja.
«Hay vida más allá de la Tierra, es una cuestión de probabilidades»
- Cree que hay vida extraterrestre, que alguna vez sabremos con certeza si hay planetas, por alejados que sean, donde se dan unas condiciones idénticas (o casi) que en la Tierra?
- A mí no me cabe duda de que hay vida más allá de la Tierra. Es una cuestión de probabilidades, y el Universo es tan sumamente inmenso, que me cuesta creer que no haya nadie más. Y diría que casi toda la comunidad científica está de acuerdo en esto. Ahora bien, si entramos en matices y detalles, ¿hablamos de vida inteligente? ¿O de civilizaciones tecnológicas? Quizás esto, a pesar de lo vasto que es el Universo, no sea tan fácil. En cualquier caso, lo cierto es que no lo sabemos, y este es precisamente el motor que está impulsando la investigación en exoplanetas: la promesa de responder a una de las grandes preguntas de la humanidad: ¿estamos solos en el Universo? Ya existen varias iniciativas que pretenden precisamente explorar la prevalencia de la vida en nuestra galaxia con telescopios e instrumentos de altísima precisión, como son el proyecto LIFE o Habitable World Observatory. Que si todo va bien, empezarán a operar sobre 2040.
- ¿Es posible compaginar un amplio conocimiento con una firme creencia religiosa?
- No me considero una persona religiosa, pero reconozco que dentro de la comunidad científica existe una amplia gama de creencias personales, incluyendo variadas perspectivas religiosas y espirituales. De todas formas, en el fondo, creo que la ciencia y la religión tratan ámbitos diferentes. La ciencia se centra en el estudio del mundo natural a través de la observación y la experimentación, buscando explicaciones basadas en evidencias que puedan ser verificadas de forma independiente. Sin necesidad de invocar fuerzas sobrenaturales para rellenar los huecos en nuestro conocimiento. Por otro lado, la religión y la espiritualidad, en su forma más general, se centran en aspectos más relacionados con la experiencia humana, propósitos, y moralidad. Mientras estos dos aspectos se mantengan separados, creo que pueden coexistir en armonía. Quizás las confrontaciones entre ciencia y religión surgen cuando existe un intrusismo entre estas dos esferas, por ejemplo cuando la religión intentó imponer su versión sobre la evolución rechazando los hallazgos de Darwin o sobre el heliocentrismo, negando (y quemando en la hoguera) a quienes probaban que la Tierra es quien gira al rededor del Sol y no al revés. Ojo, que esta soberbia es bidireccional, la ciencia a menudo también puede padecer de cierta miopía intelectual, afirmando que es el único camino válido, negando que hay aspectos del ser humano que no se pueden someter al método científico, por ejemplo, cuando se pretende responder a aspectos fundamentales como anhelo por entender el significado de la vida o conocerse a uno mismo. En fin, es un debate abierto desde hace 500 años, y sobre el que se han escrito no centenares sino miles de ensayos...
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