Pasión en Córdoba

El santuario de la Virgen de los Dolores, la casa de los cordobeses

La hermandad festeja en una misa la declaración oficial que sitúa al templo como uno de los principales referentes marianos de Córdoba por su historia y fervor durante tres siglos

La iglesia de San Jacinto de Córdoba, declarada Santuario de la Virgen de los Dolores

El santuario de los Dolores de Córdoba, preparado para su primer día grande

El santuario de los Dolores, durante la misa de acción de gracias por la declaración, este viernes Álvaro carmona

Momentos extraordinarios los que se vivieron este viernes en torno a la Virgen para la historia y el recuerdo. La Real Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores celebró la declaración de la iglesia hospital de San Jacinto como Santuario de Nuestra Señora de ... los Dolores Coronada.

Este cambio, certificado por el obispo, Demetrio Fernández, el pasado 13 de mayo, refrenda que el templo es uno de los principales referentes marianos de Córdoba por historia y devoción.

Por eso el prelado presidió la misa de acción de gracias, con la presencia del alcalde, José María Bellido, de sacerdotes y religiosas vinculados con la hermandad y el templo, y de personalidades de las cofradías, la empresa y la sociedad.

Y, cómo no, los numerosos devotos asistieron al igual que siempre hacen para arropar a la Madre a la que tanto rezan durante todo el año. Al fin y al cabo, el pueblo de Córdoba es hermano honorario de esta corporación desde los años 60.

La Escolanía de voces blancas de Los Palacios subrayó el carácter solemne y festivo de la eucaristía con su acompañamiento musical. El 'Ave Verum' de Mozart, 'Agnus Dei', la Salve Regina y el Himno de la Virgen de los Dolores, de José de la Vega, fueron algunas piezas interpretadas.

Excepcionalidad

La Virgen lució para esta ocasión única la corona, el manto de las Palomas y la saya del Espíritu Santo, como cuando fue coronada

La iglesia del hospital de San Jacinto, casa de los cordobeses, ya con un nuevo rótulo en la fachada, pasa a tener esta denominación que ya en la práctica era una realidad palpable, al ser mayoría los que se referían a esta iglesia como la de los Dolores.

En el tramo final del Adviento, a las puertas de la Navidad, en el tiempo alegre de preparación para la llegada del Mesías, era inevitable hacer un paralelismo con otro viernes, el Viernes de Dolores, en el comienzo de la Cuaresma, también tiempo espiritual que lleva a la Semana Santa.

Nuestra Señora de los Dolores, en su camarín Álvaro carmona

La Virgen se mostró ayer en su máximo esplendor, ataviada por la hermandad para remarcar el carácter excepcional de la celebración. La Señora de Córdoba lució los elementos que llevó para su coronación en el año 1965.

Llevaba esa misma corona que le fue impuesta, el manto de las Palomas y la saya del Espíritu Santo. Y las mejores joyas posibles: un selecto grupo de alhajas y condecoraciones ofrendadas por sus devotos, como regalo de unos hijos agradecidos a su Madre, a lo largo de estos tres siglos.

El gran broche de Ángel Redel (quien fue capellán de la iglesia de San Jacinto y director del hospital) destacaba sobre el pecho.

El obispo, Demetrio Fernández, presidió la misa Álvaro carmona

Ciriales de gran altura y abundante candelería que aportó mucha luz y varios estandartes de la hermandad se dispusieron en el camarín y el altar. También se colocaron las insignias de bordados del corazón con los siete puñales en los santos fundadores servitas.

Totalmente adornado

Las rosas blancas y un toque navideño de pinsapo y otras plantas típicas de esta época formaron parte de la ornamentación de todo el santuario, incluido el retablo del Cristo de la Clemencia. Una alfombra roja desde la entrada hasta el altar resaltó también para la ceremonia.

Al finalizar la eucaristía, el obispo descubrió una placa conmemorativa para recordar en tiempos venideros esta declaración. El que comenzó siendo un hospital de pobres incurables acabó convirtiéndose en un lugar de peregrinación y veneración a la Virgen, el más querido desde hace 300 años por los cordobeses.

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