Semana Santa
Desamparados y Rosario, 50 años de las imágenes de la Virgen que abrieron una nueva época en Córdoba
Las Dolorosas de las Penas y la Expiración fueron las primeras de un tiempo en que los autores sevillanos aportaron casi todas las imágenes
Semana Santa de Córdoba 2023: la guía más completa
Córdoba
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Iniciar sesiónLa Semana Santa de Córdoba era todavía de muchos pasos de Cristo y pocos de Virgen en año 1973, cuando las cofradías, la mayoría fundadas en las décadas anteriores, se despertaban del letargo de los años 60. En la Cuaresma de aquel año, la ... cofradía del Santísimo Cristo de las Penas, que llevaba en la calle desde mediados de la década de 1950, bendijo a su primera imagen de la Virgen, con la advocación de Nuestra Señora Madre de los Desamparados que estaba en sus reglas desde el principio.
La cofradía celebra ahora las bodas de oro de aquella Dolorosa y cuando ha pasado medio siglo se ve en perspectiva que abrió una nueva etapa para la imaginería de las cofradías, junto con otra imagen del mismo año, la Virgen del Rosario.
Las cofradías que nacieron en la posguerra habían escogido imágenes antiguas que se veneraban en los templos (Misericordia, Ánimas, Pasión) o habían encargado sus titulares a talleres cordobeses de la época. Juan Martínez Cerrillo sobre todos, pero también Antonio Castillo Ariza y Amadeo Ruiz Olmos. Con una sola excepción: la Buena Muerte, que se había fundado con un paradigma muy concreto, encargó todo su patrimonio en Sevilla, y sus imágenes a Antonio Castillo Lastrucci.
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La cofradía de Santiago venerará a sus imágenes en sus tronos en Semana Santa
Cuando llegó la Virgen de los Desamparados fue la primera imagen nueva en la Semana Santa desde 1961, con Jesús de los Reyes, pero esta vez venía de Sevilla, de Antonio Eslava. Se bendijo el 17 de marzo, con una profunda mirada al cielo y un gesto doloroso y aquel año empezó a salir a las plantas del Cristo de las Penas.
Fray Ricardo
Las cofradías, nuevas o revitalizadas, empezaban a mirar a escultores de Sevilla para sus imágenes, con Fray Ricardo de Córdoba como mediador en muchas ocasiones. Desde aquel 1973 hasta 1991, todas las nuevas imágenes que se incorporaron a la Semana Santa de Córdoba llegaron desde Sevilla, con una única excepción: la Virgen de la Candelaria, obra de Antonio Rubio, en 1974, además de las imágenes antiguas de Gracia y Amparo y las Tristezas.
En diciembre de 1973 llegó a la Expiración la Virgen del Rosario, que impactó por su belleza juvenil y delicadeza. Fue la primera de las cinco Dolorosas que labró Luis Álvarez Duarte para la ciudad, y que siguieron por la Soledad, el Desconsuelo, la Encarnación y la Virgen de los Ángeles, además del Cristo de la Providencia para la Trinidad.
Francisco Buiza, otro de los grandes del siglo XX, realizó en 1976 a la Virgen de la Merced y en 1978 a Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas. Nacía en aquellos años la hermandad del Císter, que recibió a sus primeras imágenes de Antonio Eslava: la Virgen de los Ángeles en sus Misterios Gozosos y el Señor de la Sangre. En los años 80 se sumó la aportación de Antonio Dubé de Luque con la Virgen del Dulce Nombre y el Señor de los Reyes de la Vera-Cruz, el Nazareno de la Santa Faz y la nueva imagen del Señor del Prendimiento, bendecido en 1990. Y también trabajaron para Córdoba Juan Manuel Miñarro con el Señor Resucitado y Juan Ventura con la Estrella y la Concepción.
Eslava, Álvarez Duarte, Dubé de Luque, Buiza, Miñarro y Ventura trabajaron para las cofradías de Córdoba
Con la Virgen de la Trinidad en 1989, obra de Antonio Salto, y luego con la Caridad en 1991, de Miguel Ángel González, y los nuevos misterios, las cofradías miraron a los autores cordobeses y casi todas las nuevas obras llegaban de la ciudad.
Para entonces aquella Virgen de los Desamparados ya tenía una larga historia que contar. La hermandad de las Penas había encargado a Antonio Eslava una imagen de San Juan en 1978. Ambos salieron a los pies del Cristo en aquel año, pero desde el siguiente fueron bajo palio. Aquel conjunto perdió los respiraderos en el incendio que se declaró en la iglesia de Santiago en diciembre de 1979. En 1987 regresaron a los pies del Crucificado tras la incorporación de la Virgen de la Concepción, pero en su cofradía no olvidan su importancia como tampoco en la Expiración, que en 1993 coronó canónicamente a la Virgen del Rosario por primera vez con su autor presente.
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