Mayo festivo
Los Patios de Córdoba preparan el color tras una primavera de clima imprevisible
El calor de febrero y marzo aceleró la floración, después congelada por la caída de las temperaturas en abril
Los propietarios ultiman los preparativos antes de que los 52 recintos puedan admirarse
Cómo llegar a los Patios de Córdoba: mapa y principales calles
Isabel López no tiene reparos a la hora de recibir a un desconocido en su casa que le pregunta por las plantas, el clima y la floración. «Tiene que ser breve, porque ahora salgo para el médico», advierte, pero al asomarse al patio ... y empezar a hablar de las plantas, de los canarios que hacen en sus jaulas la mejor banda sonora posible, parece como que el tiempo se para.
El gesto de abrir las puertas de su casa, enseñar las plantas y hablar de ellas cuando le preguntan tiene que ser ya tan natural como respirar, porque hace 40 años que su patio, el número 9 de la calle Maese Luis, participa en la fiesta de los Patios de Córdoba.
El periodista se adelanta por unas horas a las visitas, que este jueves empezarán a llenar los barrios viejos de la ciudad, y en la quietud de la mañana en la collación de San Francisco el paseante podría confundirlo con un día normal.
No hay cipreses flanqueando la puerta, ni carteles con el número ni el aforo del patio y tampoco un joven con camiseta azul que regula el paso al interior. Dentro, sin embargo, el patio cordobés ya está preparado, porque no es decorado de algunos días ni flor efímera, sino trabajo incansable del verano, del otoño, del invierno, de mirar si la lluvia hace daño o sin calor imprevisto cuando todavía no es primavera puede echar a perder algo.
Este jueves abren a las visitas los 52 patios de Córdoba y llegan tras una primavera extraña y de orden invertido, con días de calor que adelantaron la floración, con la lluvia de la Semana Santa y con el frío de los últimos días de abril, que también condiciona. Las precipitaciones son bienvenidas, pero, como relata Isabel López, también tuvo que proteger algunas plantas especial delicadas.
«Destrozó algunas flores, y yo al menos tengo un toldo que las protege, pero habrá gente que no pueda hacerlo», cuenta mientras habla de cómo la borrasca Nelson, que protagonizó la Semana Santa, también le obligó a proteger sus plantas.
La floración es la segunda ya en algunas especies, y según los propietarios no tiene la misma fuerza que la primera
El suyo es un patio amplio, pero de sombra, y ha notado, como los demás, que la floración se ha adelantado. Señala por eso a unos rosales que tendrían que haber ofrecido sus flores para el momento en que los visitantes cruzasen el umbral, pero se han adelantado demasiado.
La memoria no engaña y Maese Luis, 9 es un patio con canto de canarios en varias jaulas. «Me encantan, igual que las plantas. Tortugas también tenía, que a los niños les encantaban cuando llegaban, pero se salieron y las perdí», dice.
Ahora espera una fiesta que gracias a los controladores es cada vez más segura. Ha puesto una cristalera para proteger la fuente, pero alaba el sistema de regular el aforo que el Ayuntamiento ha desarrollado en los últimos años gracias a los controladores.
La ciudad acaba de despedir las Cruces, otro despliegue de color, y ahora se apresta a vivir la fiesta que le ha dado más personalidad y fama en todo el mundo. En este año son más de medio centenar y, como pasa cada cierto tiempo, con ausencias y presencias, con algunos recintos que antaño fueron muy visitados, como el de la calle Isabel II, que en este año no abrirán sus puertas, y también con otros que regresan después de algunos años. Los visitantes asiduos tendrán que vivir el reencuentro y la despedida con la idea de que no sea durante demasiado tiempo.
Las casas que pronto estarán abiertas ahora están cerradas, pero preparadas y hermosas. En el número 19 de la calle Ocaña, muy cerca de San Agustín, Antonia Lucena da los últimos toques a su patio, un recinto lleno de detalles clásico también en la fiesta. Como los demás cuidadores, ha tenido que ir con cuidado por los vaivenes del tiempo.
Limpieza en el patio de la calle Tinte
Las lluvias de Semana Santa fueron «estupendas, porque aunque fueron muchas no tenían demasiada fuerza, así que no hicieron daño». Su patio es umbrío y tranquilo, y por allí señala lo que algunos visitantes recuerdan: el cartel de que en ese lugar se respeta la hora de la siesta.
Confirma ella misma que no es mal sitio para una de esas siestas de primavera en que el sol acuna sin agobiar y en que la diferencia con la sombra es muy fina. Como los demás, ha notado un cambio en la floración en este tiempo, pero el patio ya es un abanico de colores a punto de abrirse.
Hay clásicos y otros que están camino de serlo, y a esa categoría empieza a pertenecer la iglesia del Juramento de San Rafael, que participa en el concurso desde hace una década y que todos los años incorpora novedades y crece. Patios del Juramento, que se así se llama el conjunto que tiene dos recintos, habitaciones antiguas y hasta un oratorio, está atendido por un grupo de voluntarios, algunos mayores y otros universitarios, y los preparativos han sido intensos.
Aurora Bernete cuenta que este año las brácteas de la buganvilla, uno de los emblemas del primero de los recintos, y que hace de dosel a una imagen del Custodio de Córdoba, han tomado una tonalidad muy intensa, y que los geranios y gitanillas han llegado en buen estado. De camino al segundo de los patios está el oratorio, donde unas macetas de delicadas hortensias esperan el momento de poder salir al exterior.
Este segundo patio, explica, siempre fue más verde, con árboles, pero también serán novedad los amarilis y los pensamientos. Han recibido el agua de la Semana Santa muy bien, porque beneficia, y en las últimas semanas se han dedicado al trabajo de cuidar las plantas, pintar y organizarse, pero también de dejarse ver de forma muy activa en las redes sociales.
El empuje de la juventud se nota en la incorporación de iluminación de placas solares y de nidos para pájaros, porque un patio no deja de ser un ecosistema natural. En el recinto están listas también algunas habitaciones, como la del pozo, que se han consolidado como parte del paisaje de la fiesta, ahora que los del Juramento están en la lista de la reciente categoría de Patios Singulares.
Iluminación con energía solar y nidos de pájaros son novedades en recintos como los de la iglesia del Juramento de San Rafael
El de San Juan de Palomares, 8 es otro recinto en una casa antigua, seguramente del siglo XIX por las vigas de hierro, y allí tiene su casa y trabajo Gabriel Castillo, restaurador de arte. Ha sido un año extraño, concede.
Poco antes de la primavera, el clima fue cálido, lo que aceleró la floración, como está pasando en estos años, pero luego llegaron las lluvias y más tarde, durante gran parte del mes de abril, el frío llegó y retrasó un poco el proceso. «Las lluvias han venido bastante bien, pero en invierno muchas de las plantas tienen que estar en la azotea, porque el patio es umbrío y hace bastante frío», dice el cuidador.
Las gitanillas ya muestran sus colores y han aguantado bien en este año, pero no así los geranios o los geranios chinos, que sí que han sufrido con las idas y venidas del clima durante la primavera. La floración se adelanta y la que muchos ven cuando visitan los Patios de Córdoba es la segunda, que también tiene su belleza, pero que está lejos de la potencia que tiene la primera, según su opinión.
En otras calles brillaba la tranquilidad de los días normales en los barrios de la Ajerquía y las puertas estaban cerradas, pero con la expectación de que en su interior está pasando algo. En forma de preparativos, de flores que se disponen para la belleza, de limpieza hasta los últimos rincones y de detalles que quedarán a la vista cuando se abran las puertas para rozar el millón de visitas.
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