La hermandad de San Rafael de Córdoba afronta elecciones con dos candidatos a hermano mayor

Será el domingo 16 de junio y para la cita hay en el horizonte dos candidatos, ambos pertenecientes a la Junta de Gobierno que ahora rinde mandato: Antonio López Raya y José Ángel Castro Molina. Ambos han confirmado su intención de presentarse en un proceso que todavía no está abierto de manera formal.

Antonio López Raya es un cofrade de amplia trayectoria en dos cofradías penitenciales: la del Señor de la Caridad y la del Císter, de la que fue hermano mayor y en la que colaboró estrechamente con el fundador, Fray Ricardo de Córdoba.

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Como él mismo explicó a ABC, llegó a la hermandad de San Rafael hace más de una década, con ocasión de la histórica procesión del Custodio en octubre de 2012, y desde entonces no dejó de colaborar con ella hasta formar parte, como ahora de su Junta de Gobierno.

En este tiempo ha formado parte del equipo que ha institucionalizado la procesión y ha buscado recursos para realizar el paso procesional que está tallando José María Higuera.

Sus proyectos pasan por dar más vida a la cofradía y atraer a gente joven que se vaya interesando por la hermandad y trabajando por ella. En lo patrimonial, la cofradía está inmersa en la terminación del paso de San Rafael, que este año presentará los respiraderos tallados y los escudos.

También tiene previsto concurrir a las elecciones José Ángel Castro Molina, que ha sido diputado mayor de gobierno durante este tiempo. Es otro veterano cofrade que pertenece a las hermandades de las Angustias y el Císter.

De la primera ocupó varios puestos en junta de gobierno, entre otros el de vicehermano mayor entre 2004 y 2008. En la corporación del Martes Santo es uno de los hermanos más antiguos, perteneció a la cuadrilla profesional que la hermandad puso en marcha desde su fundación y es costalero del Señor de la Sangre. Fue vocal de Estación de Penitencia en la Agrupación de Cofradías en la etapa de Francisco Alcalde.

Ambos pretenden tomar el testigo de Manuel Laguna, que en los últimos ocho años ha marcado el rumbo de la hermandad con la institucionalización de la procesión, una mayor presencia en la vida social y la realización del paso. También se ha enriquecido el guion procesional.