«No me sorprende, porque tenemos estadísticas de cómo ha bajado la práctica religiosa. Eso sí, tampoco me alegra», manifestó el prelado: «La forma de vivir la religión ha cambiado y hay personas que lo viven de forma esporádica, no de manera constante cada domingo, que es cuando celebramos desde el principio del cristianismo el día del Señor».
Pero aunque no vayan a misa los domingos ni reciban los sacramentos, como admiten en el estudio de Instituto de Investigación Concepto, Jesús Fernández ve ahí «un rescoldo de fe, una emoción cuando sacan a su Nazareno o su Dolorosa». «Algo hay, y no podemos menospreciarlo».
El obispo tuvo palabras de cercanía y lanzó el reto de conseguir que estas personas participen de la vida de la Iglesia de forma más activa: «Nuestro deseo es que, ayudados por una formación más eficiente, por la cercanía pastoral, de nuestros sacerdotes, laicos y consagrados, podamos hacer ver la belleza de la liturgia, que es la cima del culto cristiano».
Semilla de fe
Eso, sin embargo, no significa «menospreciar la piedad popular, que también tiene su forma, que ha ido cambiando a lo largo de los tiempos». Lo ha hecho en consonancia con el resto de la sociedad.
Así, como recordó Jesús Fernández, hace unas décadas más del 90 por ciento de los españoles se definían como católicos y practicantes y eso ahora tampoco sucede. Lo que la encuesta ha mostrado de los costaleros tiene una parte de esperanza: «Algo hay. Tenemos que alimentarlo y cultivarlo y dar gracias a Dios por lo que haya de semilla de fe».
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