Mirar y ver
Iguales ante la plancha
Para las que hemos luchado por la igualdad por la vía de los hechos es desconcertante que modelos tan caducos persistan
Averroes tenía razón
A propósito del poder
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Iniciar sesiónLa Junta de Andalucía acaba de lanzar la segunda fase de la 'Ley del ya era hora de ser corresponsables y conciliar de verdad', sugestiva campaña, iniciada en marzo, en favor de la corresponsabilidad de hombres y mujeres en las tareas domésticas y ... familiares.
Una propuesta sencilla, práctica, sin manipulaciones ideológicas, que consciente de que las políticas de igualdad se quedan, en muchas ocasiones, en presuntuosas palabras y medidas de despacho, se centra en logros cotidianos que contribuyen a destrabar desequilibrios y a disfrutar de unas relaciones más felices. Y lo hace con humor, para tratar un tema que, por injusto, suele ser fuente de conflictos.
Esta iniciativa tiene nombre ficticio -porque no es ley-, pero su contenido es tan real como la vida misma y su articulado no tiene desperdicio: «Ninguna tarea será discriminada por razón de edad, sexo, raza, opinión o costumbre», -sobre todo cuando la costumbre ha hecho que recaigan en la mujer la mayoría de ellas-, «Todo andaluz o andaluza es igual ante la plancha y la ropa arrugada» o «Toda casa tiene derecho a estar como los chorros del oro, pero sólo si se hace entre todos», entre una y otro.
Estoy segura de que mis lectoras se alegrarán con el reconocimiento de que «Toda andaluza tiene el deber de compartir la carga mental y el derecho a no escuchar nunca más ¿en qué te puedo ayudar?», porque no se trata de «ayudar», es sentir y asumir la responsabilidad como propia.
Y, aunque no se conozca explicación para cómo la mujer es capaz de pensar y gestionar múltiples tareas simultáneamente, desde lo trivial hasta lo esencial, enumerar algunas de ellas da vértigo y resulta revelador: limpiar, fregar, lavar, tender, planchar, encargarse de compras y supermercado, planificar menús, organizar ropa de cama y toallas, ordenar armarios, recordar citas médicas, llevar y traer a los niños, supervisar tareas, asistir a tutorías, organizar eventos, preparar maletas, arbitrar disputas familiares, cuidar a la familia y sus necesidades, a los mayores y las suyas, a los amigos, a las mascotas... Y todo ello, además de rozar la excelencia profesional, trabajar como el que más y cuidarse, aunque para eso no haya tiempo.
Para las que hemos luchado por la igualdad por la vía de los hechos y dejado a nuestras hijas e hijos en mejor situación que la nuestra, resulta desconcertante que modelos tan caducos persistan.
La mujer siempre ha sido responsable de muchos y de mucho, y lo seguirá siendo y queriendo, -es ser de mujer-, ha escalado peldaños de corresponsabilidad y techos de cristal aún sin romper, pero esto no puede ser unilateral. Así que lleva razón el presidente: ya era hora, porque en una sociedad en la que los cambios sociales amanecen y atardecen en el mismo día, este tema se duerme en los laureles. Ya era hora, aunque no esté en el BOJA.
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