Mirar y ver
Docentes y la corrección lingüística
Se piensa que se ha de llegar a la Universidad con competencia en la lengua escrita. Lejana realidad
Iguales ante la plancha
Averroes tenía razón
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Iniciar sesiónUnos cinco mil cordobeses se han presentado a las oposiciones de acceso a los cuerpos docentes, convocadas por la Junta de Andalucía, el final de un camino, -o no, según los resultados- de mucho trabajo y esfuerzo. Que las oposiciones tienen claras limitaciones ... para valorar si una persona será un buen docente, es cierto.
Pero llama la atención la controversia que ha generado la penalización en las calificaciones, e incluso la consideración de no apto por faltas de ortografía, lo que se ha convertido en centro de debate y crispación de quienes no entienden que la ortografía determine un momento tan decisivo.
La docencia está hecha de palabras; no del todo, pero sí esencialmente: la acción del profesorado, los contenidos que se transmiten, lo enunciado, lo aprendido, cada pregunta, cada argumentación, las relaciones personales que se establecen, el pensamiento que se elabora, los sentimientos que se expresan, todo hecho con palabras.
Y mucho de ello, tanto en la formación inicial como después en el ejercicio profesional, a través de la palabra escrita: lecturas, actividades académicas, manuales y artículos, apuntes, presentaciones, exámenes, correos electrónicos, plataformas educativas...
La palabra escrita es herramienta poderosa, porque permanece y perdura. Se piensa, y con razón, que se ha de llegar a la Universidad con la competencia en lengua escrita adquirida. Lejana realidad. Los jóvenes acceden a ella cargados de errores ortográficos, gramaticales y formales.
Las causas son achacables a carencias formativas anteriores, a no considerar estos saberes relevantes en sus estudios y a la despreocupación, por tanto, por la corrección lingüística. También incide la pérdida del hábito de escritura a mano, que requiere memoria y corrección, a favor de la mediada por ordenador, en la que el procesador de textos hace el trabajo de manera automática.
Por otra parte, poseen un corto vocabulario, leen poco, lo que les priva de la exposición a modelos expertos de escritura, de quienes aprender a escribir bien. Sin embargo, sí que están muy contagiados de los usos de la comunicación digital, en WhatsAps y redes sociales, cuya cercanía a la oralidad, no debiera implicar el empleo de la lengua de una forma descuidada ni, menos aún, trasladarla al contexto académico.
Dadas estas circunstancias, reforzar la corrección escrita en la formación inicial docente es urgente, aunque se considere responsabilidad de etapas educativas previas.
Un maestro es siempre modelo para sus alumnos, también en lo lingüístico. Es quien les enseña a leer y a escribir. Es legítimo exigir que tenga exquisita caligrafía, perfecta ortografía, destreza en el uso de los signos de puntuación, manejo de la corrección gramatical, además de la capacidad de cohesión, coherencia y adecuación en el discurso escrito. No es una cuestión irrelevante. Una sola tilde lo cambia todo. No es lo mismo «me encontré una hiena en la sabana», que «me encontré una hiena en la sábana». Saquen conclusiones. Si Nebrija levantara la cabeza...
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