mirar y ver

Córdoba que suena

La que fue la capital del mundo, luego replegada, ahora se expande deseosa de volver a ser destino global

Regreso del talento

18/09/2025 a las 06:47h.

Cuando el río suena, agua lleva. De eso sabemos mucho aquí, con el Guadalquivir tan cerca, tan seco, tan a menudo. Algo está cambiando en Córdoba. Durante demasiado tiempo, ya casi por costumbre, la percibimos exiliada a un estar continuo, inamovible, perenne, sin mudanza.

Vicente ... Núñez afirmaba que «la lucidez es el único exilio posible», una lucidez que alejará a Córdoba de la complacencia, para poder descubrirse a sí misma audaz y renovadora, porque la transformación, el crecimiento, es condición inevitable para seguir siendo. Córdoba logró salir de su ostracismo gracias a una apuesta decidida por el sector ferroviario, convirtiéndose en nudo estratégico de transportes en España.

Ahora inicia la consolidación del ámbito aéreo. El aeropuerto de Córdoba permitirá volar, con una sola escala en Barcelona, a múltiples destinos internacionales. Una oportunidad y un lujo muy ventajosos para una ciudad que creímos pequeña y provinciana. La que fue la capital del mundo, luego replegada, ahora se expande deseosa de volver a ser destino global. Sin duda, el interés por la ciudad desde fuera es evidente.

No sólo de las empresas vinculadas a la Base Logística, sino también de otras muchas atraídas por ella, como lugar de proyección. También crece el turismo. Hemos dejado ser ciudad de un día. Las tan deseadas pernoctaciones se han cumplido. El boca a boca sobre la excelencia turística de la ciudad lo ha logrado, se recomienda, se saborea y se transmite una nueva forma de vivir el turismo en Córdoba.

El turismo gastronómico y el enoturismo es prueba de ello. Se cuenta qué comer, dónde hacerlo, cómo maridarlo con vinos de Montilla-Moriles. En esta taberna salmorejo, en esa otra rabo de toro; si es temporada, caracoles en la Magdalena o en Los jardines de los Patos junto al Duque de Rivas; aquí flamenquines, allí platos andalusíes, más allá la más alta cocina de vanguardia. El casco antiguo es el receptor primero del turismo, pero ya no en exclusiva.

Las Iglesias Fernandinas, el Palacio de Viana, la Torre de la Calahorra, el centro urbano y la sierra aumentan o se incorporan a las visitas frecuentadas. Esto ha permitido que barrios como San Andrés, San Lorenzo, Santa Marina o San Basilio recuperen protagonismo. Este proceso de descentralización, en múltiples ámbitos, afecta también al rostro humano de la ciudad.

Córdoba ya no es monocromática, comienza a ser crisol de razas, que, según el mito y la utopía que la amparan, convivirán en paz y cordial armonía. Córdoba se mantendrá en la honra de su historia y en el cuidado de las huellas del pasado –el Cabildo Catedral es ejemplo excepcional-, al tiempo que se dirige, con convicción y firmeza hacia un futuro tangible, ya real, de modernidad y desarrollo. Será perfecta si es capaz de sostener el deseo de superar sus límites. Esta vez el río no es metáfora, Córdoba suena y mucho lleva.