La Graílla
La batuta empática
El director tendría que ser tan enrollado que cuando se escuchen móviles ordene seguir con su simpática melodía
Luis Miranda: Consumación
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Iniciar sesiónLo primero que tendrá que pedir el próximo director o directora de la Orquesta de Córdoba será una máquina para destruir documentos cuando le vayan llegando propuestas de repertorio para las nuevas temporadas. No, no vi la sugerencia de ese consejero de hacer un ... concierto con las bandas sonoras de 'El Padrino', 'Memorias de África' y 'Cinema paradiso'. No me llegó la idea de que el primero de abono se abriese con 'Soy cordobés' y la participación de una coral de barrio que ensaya en un centro cívico con paridad de hombres y mujeres. El correo que hablaba de la música de Bob Esponja para los conciertos didácticos se debió de quedar en la bandeja de spam, ya lo siento.
Si fuera cierto que a Carlos Domínguez-Nieto, para muchos amantes de la música el mejor conductor que ha tenido la formación sinfónica en sus treinta años, lo han destituido de forma sumaria a mitad de temporada usando como pretexto un incidente menor, lo que ha sucedido no sería sólo un ajuste de cuentas en el peor momento posible, sino también el precedente de que el buen desempeño profesional, ratificado por el público, no sería suficiente.
Ni siquiera importante. Antes que la ambición de buscar nuevas obras y repertorios estaría ese concepto jabonoso que es la empatía; más que un músico empeñado en sacar adelante obras que en otra época se habrían entendido como imposibles, el director tendría que ser un relaciones públicas enrollado y gentil que cuando se escuchen muchos móviles en el Gran Teatro ordene a la concertino que siga la simpática melodía para poder así acompañar a la iniciativa del público que tiene derecho a no apagar el cacharrito.
Como dijo la Orquesta en ese comunicado que olía (ya lo dijo mi director) a despido pelotillero de entrenador de fútbol, hay que atender a la diversidad de públicos, que es lo mismo que decir que los conciertos sean a la carta y que hasta se puede abrir un poco la instrumentación. Mejor que los oboes, con su voz de pato, pueden traerse pitos del carnaval de Cádiz; en vez de las trompas a los niños y niñas les harán más gracias unos cuantos matasuegras y en lugar del violín, tan cursi, será mejor un sintetizador reguetonero que lo mismo haga la 'Marcha Turca' que salga por 'Despacito'.
Después del episodio no va a consentir nadie con mando que se diga que la Orquesta de Córdoba es elitista, que no es inclusiva y que no está atenta a lo que le pide la gente. De Carlos Domínguez-Nieto, que ensanchó el repertorio como nadie, muchos recordaremos siempre aquella noche cuaresmal con 'La Pasión según San Mateo' de Bach, aunque visto lo visto quizá le hubieran aplaudido más un medley de marchas revientacornetas. La música le debe un destino mejor donde seguir creciendo aunque, como Bart Simpson, acabe este capítulo copiando cien veces en una pizarra la lección aprendida: «No volveré a exigir un esfuerzo mayor de lo sindicalmente admitido a un grupo de funcionarios».
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