Cultura
Julio Romero de Torres, un valor perdurable con cientos de obras en colecciones privadas
Más de la mitad de la obra del pintor permanece en manos de empresas privadas y particulares
Grandes empresarios, instituciones privadas y familias adquieren y conservan cientos de obras del autor
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Córdoba
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Iniciar sesiónA Velázquez y Goya se les busca en el Museo del Prado. A Boticcelli, en la galería de los Uffizi de Florencia, a Leonardo en el Louvre. Se piensa en la obra de los grandes pintores y se habla de museos a los que ... puede acceder todo el mundo. Una buena parte de la obra de Julio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930) está en el museo que lleva su nombre, en la plaza del Potro, y hay obras repartidas por colecciones públicas importantes de toda España, como el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Las conocen todos los que admiren su obra, pero una parte de su trabajo está en colecciones privadas, en manos de personas amantes del arte y de instituciones que las disfrutan para sí y que de vez en cuando las ceden para exposiciones temporales.
Coleccionistas privados son los que han adquirido las obras que han aparecido en las subastas en los últimos años y que muestran que la obra de Romero de Torres se sigue cotizando. No alcanza ya los precios de antes de la crisis económica, pero rara vez quedan desiertas las subastas. Casi todos los cuadros alcanzan comprador. Pero, ¿quiénes son esos coleccionistas?
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Uno de los que más ha adquirido en los últimos años es Blas García, un cirujano cordobés, nacido en Pozoblanco y establecido en Tenerife, que ha adquirido en los últimos meses varias obras no ya importantes sino a veces no demasiado conocidas.
Saltó a la actualidad por el ofrecimiento que hizo al Ayuntamiento de Córdoba para que se expusieran en la ciudad con motivo del 150 aniversario del nacimiento del autor. Entonces eran seis obras de bastante valor, pero en los últimos meses ha adquirido varias más, que hacen que su colección sea una de las más importantes a la hora de analizar el paradero actual de los cuadros del pintor, hasta superar la veintena.
De ellos hay muchos destacados, como 'La familia Casana', un lienzo familiar que muestra cómo el pintor trabajó por encargo en una gran parte de las ocasiones. Estos lienzos familiares, al cabo de las décadas, están en el mercado y salen a las subastas.
Como recordó la exdirectora de los Museos Municipales de Córdoba y máxima experta en la obra del pintor, Mercedes Valverde, rara vez quedan desiertos, de forma que el interés por el autor sigue en todo lo alto. De allí llegan a empresas privadas o particulares. Eso sí, lo que se paga ahora, en el entorno de los 60.000 euros, está lejano del precio que alcanzaban en la época de bonanza económica, antes de la crisis que estalló entre 2007 y 2008.
La Fundación Prasa adquirió en el pasado algunas obras, hoy en otras manos. El caso más emblemático es el de 'Rivalidad', el cuadro que más valoró su autor en vida, y que después de una larga tramitación adquirió el Ayuntamiento de Córdoba como forma de celebrar el 150 aniversario del pintor.
Exportación
Desde las primeras semanas de este 2025 está en la sala del museo Julio Romero de Torres, precisamente con las obras mayores, como 'La Gracia', 'Poema de Córdoba' o 'La Chiquita piconera'. 'Rivalidad' estaba declarado Bien de Interés Cultural para impedir su salida de España, igual que otra obra que ahora está en poder de una empresa.
Es 'La consagración de la copla', un lienzo de gran impacto simbolista que compró el Grupo Consentino, radicado en Almería, y que ahora lo puede disfrutar el público precisamente en esta ciudad andaluza. Se exhibe en el Museo de Arte Realista Español Contemporáneo, depositado por esta entidad privada.
Es una obra de su etapa más madura, con una composición llena de alegorías en la que muestra su pasión por la belleza, la figura femenina y también por el cante, presente en su obra en muchas ocasiones.
'La consagración de la copla' pasó a manos de Cosentino y ahora se exhiben el Museo de Arte Realista de Almería
La empresa cordobesa Unieléctrica es también dueña de algunas obras del autor, como 'La Familia Basabe', otro de los retratos familires que realizó, y que salió al mercado ya a comienzos de este siglo XXI.
Hay varias colecciones con obras importantes del autor y en una de ellas está 'Fuensanta', el cuadro que en octubre de 2007 tocó la cima económica. Fue la obra de Julio Romero de Torres por la que se pagó un precio más alto: 1,2 millones de euros, en los años felices de la bonanza económica, y después de una subasta que se celebró en Londres con mucha expectación.
Era un cuadro singular por muchos motivos: había permanecido mucho tiempo en paradero desconocido, apareció en Argentina y había sido el modelo para el billete de cien pesetas, el famoso billete de los veinte duros, que emitió el Banco de España en 1953. En la obra, además, aparecía María Teresa López, una de las musas emblemáticas de la última etapa del pintor.
La obra reapareció en 2013, en la exposición que el Museo Carmen Thyssen de Málaga dedicó al autor, y de hecho estaba en la portada del catálogo. Su dueño, un importante empresario español, tiene doce obras de Romero de Torres, y en esa muestra estaba también, por ejemplo, 'Joven con jarro'. Después participó en, al menos, otra exposición en Zaragoza.
Mercedes Valverde lo pone como ejemplo, igual que a Blas García, a la hora de gestionar una colección privada y de cuidar sus obras. Ambos se preocupan de restaurarlas, si es necesario, de conservarlas de la mejor forma posible, reparar los marcos o encargar algunos nuevos, puesto que se entienden como una parte de la obra, así que tiene palabras de elogio para su forma de ocuparse de sus obras.
En otros casos simplemente se adquiere la obra como una inversión sin demasiada preocupación. «Es necesario convencer a los coleccionistas de que un cuadro no es un cheque al portador», resume la experta.
Quien compra obras de arte dedica recursos muy grandes y tiene después la responsabilidad de conservarlas, mantenerlas y, llegado el caso, cederlas para exposiciones. Cabe preguntarse por el motivo, y Blas García lo define como algo parecido a «un magnetismo especial». «El motivo es realmente algo que no se sabe», resume.
Para él la adquisición de obras de arte es algo que empieza con el estudio, y conforme se conoce más de la obra del pintor, en este caso Romero de Torres, más interés se toma en las obras que van apareciendo en el mercado, y que no dejan de salir.
En su caso, además, y aunque no son las de Julio Romero de Torres las únicas obras que forman parte de su colección, está el deseo de reivindicar su obra, de descubrir «a uno de los mayores pintores simbolistas» y de conseguir que no se asocie al tipismo y a la mujer morena, sino a un sofisticado programa en el que hay muchos elementos que relatan al espectador una historia más allá de lo que se observa a simple vista.
La presencia de estas obras se suma a las que tienen instituciones privadas. Cajasur posee cuatro, que exhibe de forma habitual en el Palacio de Viana, y entre los que brilla 'La Saeta', adquirido a finales de la década de 1980 por una suma que hoy estaría por debajo de los 75.000 euros, un precio muy bajo para el que podría alcanzar hoy.
Mercedes Valverde ensalza la labor de varios coleccionistas que cuidan y restauran las obras que han aquirido
Los visitantes del Palacio de Viana pueden conocerlo junto a otras obras. Cajacanarias adquirió 'Vividoras del amor', una obra de su primera etapa que llamó la atención en su momento por la polémica de haber plasmado a prostitutas. Era una obra de fuerte contenido social que sigue entre las más llamativas de aquellos años. Privado era también el retrato del diestro Guerrita, cedido por su familia, que conserva la propiedad aunque ahora se pueda admirar en el Museo Taurino. La Fundación Masadeu posee 'La primavera'.
En colecciones privadas quedan muchas otras obras, en España o en Argentina, que era un país de gran actividad económica en la época de Julio Romero de Torres, y los estudiosos están seguros de que existen muchas otras en manos de familias que todavía no las han sacado a la luz.
Las subastas en las que seguirá apareciendo y las exposiciones que se le siguen dedicando en otras partes serán el momento para admirar obras que aparecerán bajo el nombre de Colección Particular y que son el termómetro para comprender que su obra sigue generando interés cuando ha pasado casi un siglo de su muerte.
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