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Gran Capitán
Montilla, con la exposición permanente que le dedica y que acaba de inaugurar, se honra a sí misma honrando a uno de sus más ilustres hijos
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Iniciar sesiónHace una semana se inauguraba en Montilla la Exposición Permanente sobre el Gran Capitán, nombre con que lo aclamaron sus propios soldados en el campo de batalla de Atella. ABC recogía ampliamente, con la afinada pluma de Luis Miranda el acontecimiento y que ... ha sido magníficamente glosada por Juan José Primo Jurado.
El acto de inauguración presidido por el alcalde de la ciudad, Rafael Llamas, al que asistieron el jefe del Estado Mayor de la Defensa y otras autoridades. La inauguración, como correspondía, se celebró con la solemnidad que merecía el personaje.
La exposición se encuentra en el lugar donde otrora se alzó la fortaleza de los Fernández de Córdoba -está recreada en una espléndida maqueta- que fue arrasada hasta los cimientos por orden de Fernando el Católico.
El monarca decidió escarmentar, en la cabeza de Pedro Fernández de Córdoba, sobrino del Gran Capitán y titular del señorío de los Aguilar que también eran marqueses de Priego desde hacía pocos años, a la nobleza castellana que se había alineado con su yerno Felipe de Habsburgo. Nos ofrece una imagen certera de quien, en palabras del profesor Ruiz Doménec, cabalgó desde Montilla hasta la eternidad.
En los cuadros que se exponen, alguno de ellos original como es el caso del espectacular lienzo de Madrazo, titulado 'El Gran Capitán en el asalto a Montefrío', podemos ver diferentes perfiles del héroe montillano.
También algunos objetos que formando parte de la historia entraron en la leyenda como es el caso del Libro de las cuentas del Gran Capitán -una magnífica reproducción facsímil del original que se encuentra en el archivo general de Simancas- y que dieron lugar a un relato legendario donde el personaje ofrecía su particular rendición de cuentas de los muchos ducados que había recibido para mantener en campaña el ejército que el rey había puesto a sus órdenes.
Gonzalo Fernández de Córdoba que, por ser un segundón estaba llamado a ser un capitán de lanzas o a formar parte de las filas del clero -estuvo, poco tiempo, como aspirante a fraile en el cenobio cordobés de San Jerónimo de Valparaíso- se convirtió por méritos propios en uno de los grandes personajes de nuestra historia.
Lo revela el hecho de que las grandes plumas de nuestro Siglo de Oro, caso de Cervantes, Góngora o Lope de Vega, hicieran referencia a él en alguna de sus obras. Fue un modelo de caballero con la lealtad, como una de sus divisas, hacia su rey que no supo estar a la altura de las circunstancias con él.
Montilla, tierra de distinguidas personalidades en ámbitos muy diferentes, le rinde con esta Exposición Permanente, un merecido tributo, al tiempo que se honra a si misma honrando a uno de sus más ilustres hijos.
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