La industria del polo del cobre de Córdoba impulsa el mayor cambio tecnológico del recinto en 106 años

Para entender el procedimiento urbanístico en marcha, hay que empezar por la historia y por un baile de nombres de las distintas mercantiles que han operado en el principal foco de industria metálica de Córdoba. La Secem, creada en la segunda década del siglo XX; era una empresa con tres líneas de trabajo: derivados del cobre y el aluminio, el latón y los transformadores. Durante décadas, todo se realizó bajo una misma empresa. El último propietario único de los cientos de miles cuadrados de la fábrica fueron los finlandeses de Outokumpu Cooper, que a su vez le había comprado las instalaciones al complejo Ibercobre.

Tras la marcha de los finlandeses, el sector se fue dividiendo. Por un lado, está el cobre-aluminio que ahora desarrolla Cunext. En segunda instancia, al sur de las vías está Hitachi Energy (transformadores), heredera de ABB. En el interior de la fábrica, el latón corrresponde a Peninsular del Latón, Latones del Carrión y Electrotrans. La transformación industrial en marcha afecta exclusivamente a la industria cuprífera y, urbanísticamente, al subsector del latón.

Cunext ha lanzado la modificación del plan especial de reforma interior de la zona concluyendo un proceso gradual que arranca en los años noventa. Los finlandeses de Outokumpu ofrecieron en primera instancia los suelos ociosos del oeste de la factoría de lo que luego sería Laminados Oviedo Córdoba (Locsa) al Ayuntamiento de Córdoba, que los declinó amablemente. El entonces alcalde, el popular Rafael Merino, sirvió de puente para que los 130.000 metros cuadrados acabasen en manos de una agrupación de interés económico en lo que hoy es el Parque Joyero y el Centro de Ferias y Convenciones de Córdoba.

Cunext es la heredera de las actividades de Atlantic Cooper que amplió sus instalaciones a la fundición de Locsa, cerrada en 2011. Y ahora ha lanzado cambios urbanísticos en el proceso producto de una necesidad industrial. El cobre, el aluminio, han pasado de ser importantes a estratégicos. La respuesta está en la electrificación y descarbonización de actividades completas como la movilidad producto de las nuevas exigencias del cambio climático. Un coche eléctrico precisa de más hilo de cobre que uno con un motor térmico tradicional, impulsado con gasolina o gasóil.

La respuesta es el cobre verde. Y lo de verde debería ir entre comillas porque el mineral obviamente no es de ese color. El caso se refiere, como el caso del hidrógeno, que las energías que impulsan las operaciones industriales proceden de fuentes renovables, entre otras cuestiones. Y para ello es necesario disponer de una central de producción propia. En este caso, fotovoltaica.

La propuesta urbanística, firmada por el mismo arquitecto que elaboró el plan original, Luis Giménez-Soldevilla, afronta qué hacer con los suelos ociosos orientales del sector del cobre, los más cercanos a la ciudad. No es la primera vez que surge este debate. Prasa, en su día, quiso que una parte de ese triángulo de terreno ubicado junto a las vías del ferrocarril y la carretera de Palma fuese un centro comercial de gran tamaño. Los costes asociados a la descontaminación del terreno y la propia temperatura económica lo impidieron.

La modificación urbanística propuesta es bastante simple. El Parque Joyero se queda como está. El Centro de Ferias se recalifica para reconocer su actual situación: equipamiento privado. En la parte de las fábricas, 150.000 metros cuadrados, se les realizan algunos cambios técnicos para facilitar las inversiones previstas por Cunext como un incremento de la altura máxima permitida.  Por último, los casi 130.000 metros cuadrados del sector oriental, que iban a ser un pequeño polígono industrial, pasan a ser una central fotovoltaica. La empresa cuprífera prevé la ampliación de sus una nave de nueva planta para cubrir las necesidades de sus procesos productivos.

El resto de cambios previstos tienen un carácter técnico. Por ejemplo, se elimina un vial de conexión exterior que estaba previsto realizar sobre la propiedad de Cunext desde los años noventa y que nunca se llegó a llevar a efecto. Las empresas del latón han asegurado que esta decisión les puede llevar al «traslado» mientras que los responsables del plan especial insisten en que se elimina algo que nunca ha existido. Se modifican los viarios interiores para dar servicio a la nueva zona de generación eléctrica y se modifica la ubicación de las zonas verdes con el objetivo de amortiguar la proximidad de las zonas pobladas más cercana.

La reforma interior de Cunext prevé, aparte de la construcción de la nueva nave, la creación de una zona logística y la mejora tecnológica general de sus instalaciones. La previsión es incrementar el empleo en 76 personas de forma directa y en unas 700 de forma indirecta. La Junta consideró este proyecto, que participa en las nuevas tendencias de la industria 5.0 (con un alto grado de robotización y sensorización) como una inversión estratégica para la economía andaluza. Este tipo de inversiones cuentan con una ayuda oficial y es la que de contar con plazos mucho más ceñidos en la consecución de permisos oficiales.

La empresa industrial, que cuenta con centros de producción en Espiel, el País Vasco y Brescia (Italia), ya cuenta con el primer tramo de la financiación necesaria. Son unos 150 millones de euros para todos sus proyectos que han sido firmados con un pool de diez entidades financieras que han sindicado el préstamo. El proyecto de desarrollo se gestiona a la par de que la empresa industrial ha presentado alegaciones contra el proyecto inmobiliario Puerta de Córdoba, de 6.800 viviendas, para evitar que la presencia de vecinos coarte sus posibilidades de ejecución de proyectos en un futuro.