El horizonte de la nueva Cata del Vino Montilla-Moriles empieza a dibujarse

Este martes se ha celebrado la primera reunión de la comisión creada en el seno de la Denominación de Origen Protegida para relanzar el modelo, la ubicación y la financiación de la Cata, suspendida a pocos días de su celebración y metida en una especie de callejón sin salida. Algunos de los asistentes, consultados por ABC, han coincidido en que no ha habido avances apenas, si no una especie de toma de contacto con algunas ideas sobre la mesa que tienen que cristalizar en una sola: el punto de partida. La semana que viene volverán a verse las caras y a traer propuestas con las que ir concretando. «Llevará tiempo, tienen que cambiar muchas cosas», ha señalado a este periódico uno de los participantes.

¿Feria, Fiesta o Cata...? O mirar al enfoque profesional, o volver al sentido popular o mezclar ambas combinaciones. No hay una opinión unánime al respecto, sí la necesidad de variar un modelo que se ha mostrado insostenible en lo puramente económico. Incluso estos participantes consultados por ABC ahondan en que hay que pensar en un formato que no cuente ya con las ayudas a la promoción que están paradas a día de hoy en la Consejería de Agricultura.

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Ayudas para la promoción de la DOP que servían para cubrir costes de proveedores a un evento cuya organización tiene un coste alto y que se nutría de la venta de tickets para entrar y degustar por número limitado en una primera tanda los vinos expuestos. Precisamente esta recaudación ha sido uno de los factores de controversia con la Junta de Andalucía.

«Si recibimos ayudas a la promoción, no podemos vender vinos de marca en el evento que se sufraga, en todo caso tienen que ser vinos de la marca genérica Montilla-Moriles y como mucho degustaciones gratuitas de otros vinos», cuenta uno de los bodegueros que participa en esta comisión de trabajo.

O se busca un formato más barato sin ayudas públicas o uno con gestión privada capaz de hacerlo sostenible. Con las ayudas de 2022 y 2023 paradas en estos momentos (las primeras siguen el trámite de audiencia y las segundas tampoco se han ingresado), las bodegas no pueden percibir esos fondos y son reacias (cooperativas y lagres también) a costear una nueva edición.

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Ha de cambiar pues, según estos interlocutores, el modelo de financiación, pero también la ubicación. El solar de la Diputación de Córdoba lleva inhabilitado dos años por las catas arqueológicas hechas en su día para un nuevo edificio. «Es la mejor opción, aunque ya venía teniendo problemas de espacio y costes añadidos para poder implantar allí todo», significan estas fuentes.

Un modelo de feria comercial no requiere ni un emplazamiento tan céntrico ni tantos metros cuadrados (con 3.000 ó 4.000 metros cuadrados es suficiente). Una Fiesta del Vino, con modalidad profesional pero también popular, sí precisa otro espacio que ahora mismo no existe. El Arenal les parece lejos, el Vial, acotado por el tráfico y el espacio.

El Centro de Ferias y Exposiciones, como propuso el alcalde de Córdoba, además de obligar a los consumidores a coger el coche, requeriría de un potente sistema de transporte público para las cerca de 80.000 visitas que se generan. No hay parada del Cercanías y habría que habilitar un amplio sistema de autobuses y taxis.

Todo está abierto y la intención de las partes es volver a retomar una cita ineludible del calendario festivo cordobés. También la fecha. Parece una coyuntura que requerirá tiempo. La ley del silencio se ha impuesto de manera oficial hasta que no haya un documento base sobre la mesa.