El Arenal y el Vial Norte, las dos opciones para acoger la futura Cata del Vino Montilla-Moriles

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Francisco Poyato

El crecimiento de este evento en sus casi 40 años de vida en Córdoba a cotas multitudinarias y de calidad en los vinos se topa con la necesidad de un nuevo modelo que revise fecha, ubicación y formato sin huir de su raigambre popular

Sin embargo, una serie de razones de peso han sustentado la decisión de bodegueros y cooperativistas. Se puede hablar de una combinación de factores: coste, lugar de ubicación y estilo o naturaleza que debe caracterizar a la popularísima cita. Ahora, todo está a la espera de una reunión el martes y de la que surgirá una comisión o grupo de trabajo.

Habrá más noticias hoy, puesto que antes de la reunión de los miembros de la D.O. se producirá una de la Asociación Vino en Rama, como ha confirmado a este periódico el responsable de Bodegas Robles, Francisco Robles, quien adelantó que enviarán un comunicado al respecto. «Queremos tener un poco de reflexión sobre el tema antes de decir algo», explicó.

La primera Cata del Vino tuvo lugar en el año 1983. Desde entonces ha contado con numerosos cambios de ubicación, hasta llegar al último, la Plaza de Toros. Precisamente, la pasada edición fue calificada por la organización de rotundo éxito, ya que se consiguió un incremento del 20% en la facturación. Pero fue, al parecer, de un éxito aparente o al menos con muchos matices. «Nada más que el montaje, alquiler de la Plaza y adaptación a la normativa se iba a 300.000 euros», señaló a ABC Antonio López, de Bodegas El Monte, para el que, en esas condiciones, no resulta rentable el tícket de entrada, que incluye varias consumiciones. «En la plaza además el aforo se reducía a la mitad en comparación con la Diputación, y debíamos tener un guardia jurado en cada callejón», añadió el responsable del departamento comercial de Bodegas del Pino, Marco Arce.

«El evento se desarrolló bien, pero aquello se fue de madre por los costos que generamos en comparación con lo que recaudamos, por lo que nos resulta inviable», añadió el experto en marketing, que recordó que sólo el canon de cada caseta es ya de 3.000 euros.

¿Quiere decir esto que si las bodegas hubieran dispuesto de la explanada del Palacio de la Merced habría Cata este año? «No, porque la Diputación ya tenía graves problemas, sobre todo las colas enormes que se formaban», recordó la directora de marketing de Bodegas Pérez-Barquero, Adela Córdoba, para la que el debate sobre el cambio de modelo ya estaba encima de la mesa desde hace tiempo. «La Cata debe estar a la altura del vino que promocionamos», añadió. ¿Y qué opciones se barajan? De momento han surgido dos lugares para la reflexión, muy distintos entre sí. En primer lugar, El Arenal, ofrecido por el Ayuntamiento pero con mala acogida dentro del sector por derivar el evento hacia el lado más festivo y complicar la asistencia a los más mayores. En segundo lugar, el Vial, puesto en el punto de mira a raíz de convertirse en escenario gastronómico para el concurso de hamburguesas 'The champion burger'.

Este sitio ha sido calificado de idóneo o incluso de maravilloso por algunos de los bodegueros consultados. Todavía no ha habido en este punto un verdadero tratamiento con el Consistorio. Los hándicaps principales son las molestias a los vecinos o lo costoso del cerramiento y cómo hacerlo, aunque por ejemplo Adela Córdoba rememoró las primeras catas, realizadas en la calle y completamente abiertas. En cualquier caso, la ubicación está ahora más que en el aire, aunque las preferencias están en el centro de la ciudad.

Tan difuso está en estos momentos el lugar de celebración como el modelo a seguir, como es lógico a falta de discusiones mucho más profundas en el sector. «Sería bueno observar y aprender de las catas que realicen otras denominaciones de origen, sobre todo de las que tengan más aceptación. Lo cierto es que la de Córdoba parece ya algo pasada de moda», manifestó el responsable de administración de Bodegas Luque, Juan Luque.

«Debemos aportar ideas entre todos para alcanzar una innovación o una Cata más actualizada», señaló en la misma línea el responsable de Bodega San Acacio, Carlos Ortiz.

«Debemos ir hacia un modelo más profesional y, desde nuestra perspectiva, más relacionado con la gastronomía que con la fiesta», indicó el director de Bodegas La Unión, Francisco Fernández: «El consumidor debe relacionar el vino de Montilla-Moriles con la gastronomía». En ese sentido, Antonio López, de El Monte, fue a más, y apostó por unir el vino a la gastronomía, la cultura y cierto aspecto identitario. Recordó López además que en otro tipo de catas donde las bodegas ofrecen el vino gratis, consiguen numerosos clientes compradores, algo que no ha sucedido en la Cata de Córdoba por su indudable carácter festivo y volcado con la degustación.

Si habrá Cata este año en otra fecha es el tercer asunto importante. En suspenso, pero con probabilidades de que se organice el evento en otro mes, lo deja uno de los responsables de Bodegas Cruz Conde, Miguel Cruz Conde, que nombra la posibilidad de octubre, considerado temporada alta en Córdoba, o incluso diciembre. Francisco Fernández, de La Unión, ve precipitada la organización en octubre dadas las circunstancias. Pero sí es cierto que este mes aparece nombrado constantemente por otros bodegueros, de nuevo con la perspectiva de las reuniones por venir, que pueden derivar en multitud de opciones.

Le sigue a esta tesitura la siguiente. ¿Seguirá siendo el mes de abril el de la Cata? Para los consultados, sí es el idóneo por su raigambre y aceptación. De hecho volvió recientemente a él tras formar parte del Mayo Festivo durante un tiempo, compartiendo fechas con demasiados eventos.