Pretérito Imperfecto
Kilómetro cero
La historia se repite en muchos rincones de la provincia de Córdoba donde los kilómetros prometidos se vuelven ficción, papel mojado o mero bulo
Hubo un tiempo en que viajar a Málaga en coche llevaba consigo el riesgo de una nacional jalonada de ramos de flores secas. Una época en la que esa misma carretera se cortaba para protestar por una situación insoportable que llenaba cada año las ... páginas de sucesos. Salvo la que nos trajo los fastos del 92, Córdoba quería una autovía para huir del calor al Mediterráneo sin tener que lamentar el plácido intento. Entonces alcaldes, partidos, vecinos, empresarios y conductores no tenían reparos en protestar e insistir en lo que a todas luces era un pésimo agravio para los cordobeses (y todos los que la transitaban). La autovía que hoy cruzamos ufanos y nos pone la felicidad en forma de espeto a tiro de piedra costó más de una década de obras que ejecutaron gobiernos del PP y PSOE. La mejora llegó y el primer efecto se notó en las estadísticas de la DGT y en una conexión más fluida y cercana entre comarcas ricas y con la propia Córdoba; y, por supuesto, la salida hacia la Costa del Sol o la A-92.
Hoy, casi quince años después de que se inaugurase el último tramo de la A-45 a Málaga, cuando la imponente falla de Benamejí se despide del viajero desde una balconada natural, la historia se repite en muchos rincones de la provincia de Córdoba donde los kilómetros prometidos se vuelven ficción, papel mojado o mero bulo.
Desde 2021 han muerto 17 personas en la N-432 y los heridos se aproximan a los 180 en esos años. Pero ya nadie protesta, ni se echa al asfalto a cortar una ignominia que ni los gobiernos de Rajoy entre 2011 y 2018, ni los del sin par Sánchez (que ya lleva más tiempo en Moncloa que su antecesor) han sabido o querido resarcir. Y en el mejor de los casos tendrían que pasar décadas para cruzar con garantías desde Granada hasta Badajoz. Eso sí que es una auténtica deuda histórica.
Como la que se va acumulando en la circulación hacia Jaén, tan cerca pero tan lejos. Apenas 60 kilómetros de auténtica tortura por el lógico tránsito de la maquinaria agrícola que cultiva el espeso olivar del arcén y que bien merecían otra solución que no la construcción de un tercer carril para apartar a los tractores y liberar tráfico, como plantea ahora la Junta de Andalucía. Otra autovía baldía pintada en los planes estratégicos que se amontonan en los despachos sin remilgos ni fondos para responder a las necesidades reales de los contribuyentes. Como la Autovía del Olivar, casi 16 años sin noticias de la que estaba llamada a ser vía estratégica para el interior andaluz. Como la nueva reforma de la A-4, a paso de tortuga y dejándose jirones como la Variante Sur de Córdoba.
Los socialistas se quejan ahora de lo que nunca hicieron, como cuando a los populares les toca exigir aquello que no impulsaron. Siempre acaba Córdoba en el mismo kilómetro cero de la nada. Esperando.
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