Pretérito Imperfecto
El Casco, para otro mandato
Ninguna planificación ambiciosa para un cambio urgente y estructural que además se sabe que es de imperiosa necesidad
Casco, Levante y Norte, los distritos que tiran de la bajada de la población en Córdoba
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Iniciar sesiónAl PP se le acaba el mandato sin haberle hincado el diente al Casco. Muchas promesas, pocos hechos. No es nuevo, y más en asuntos del urbanismo. La reforma del Plan Especial de Protección del Casco Histórico se ha puesto sobre la mesa ... y el micrófono público en numerosas ocasiones estos cuatro años. Se han evidenciado las fallas en las que había que actuar, pero no se ha pasado de pequeños retoques e intervenciones puntuales para proyectos concretos. Cosmética patrimonial elogiable, pero sólo para tapar las grandes asignaturas pendientes.
Ninguna planificación ambiciosa para un cambio urgente y estructural que además se sabe que es de imperiosa necesidad, pero se acaba evitando. Cuando llegue, será tarde. Cuando apenas quede viviendo gente y no haya más alternativa que un negocio turístico para que las casas no terminen okupándose sin remilgos -hace unos días no tuvimos un serio percance con la iglesia de San Agustín de puro milagro- o cayéndose.
La última promesa incumplida ha sido a cuenta de las placas solares y las prisas que ahora vienen metiendo los lobbies comunistas de copete que se sienten dueños de la zona monumental de la ciudad (pero no de su abandono) y levantan la pancarta conforme se acercan las elecciones. Hace pocas semanas conocimos una propuesta de la Gerencia de Urbanismo para encajar la controvertida instalación de fotovoltaica en los tejados. Por zonas, modificando el Plan Especial del Casco, asumiendo las cortapisas del impacto en los centenares de bienes protegidos y sus entornos, abriendo la puerta a ayudas públicas...
Al menos un aliciente para mover los cimientos de una normativa urbanística con más de dos décadas que sigue asfixiando proyectos por segregación o agregación de parcelas, imposibilidad de arbitrar aparcamiento soterrados, alentar la vivienda de protección oficial privada, la implantación de comercios o simplemente cierta movilidad necesaria para no convertirlo en un parque temático.
Hemos conocido, empero, estos días que ya no se va a acometer porque (sic) con las reglas ya existentes se podría contentar a los residentes de las zonas más renovadas del conjunto histórico si quieren poner las placas en la azotea de manera responsable. Es decir, otro parche para evitar problemas a pocos meses de ir a las urnas. Pensando más en clave electoral que en resolver un entuerto de calado (que no es el único). No dar munición al adversario, y el Casco, para otro mandato.
Últimamente en Córdoba sólo se habla de logística, y está bien, porque ahora parece factible multiplicar las potencialidades innatas de la ciudad tanto tiempo obviadas. Pero en todas estas agendas y proyecciones a una década o más tiempo a la vista que se fraguan, se echa en falta un discurso armado sobre el futuro del Casco. Real, preciso y destilado en su operativa, si es que se tiene la determinación de hacerlo. Córdoba está 'emigrando' dentro de Córdoba hacia la periferia, dejando su corazón desprotegido. Es una operación de largo alcance, pero las oportunidades se van perdiendo.
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